Atentos fanáticos de la pizza: ¡el cambio climático viene por la salsa!

El 9 de febrero se celebra el Día Mundial de la Pizza, la comida más popular del planeta. Uno de sus ingredientes base, la salsa de tomates, puede ser la próxima víctima del cambio climático.

Pizza caliente
El cambio climático puede hacer que las pizzas en el futuro sean diferentes a las de la actualidad.

Se venden unos 5.000 millones de pizzas por año en todo el mundo, 3.000 millones sólo en los Estados Unidos, y esto sin contar las que se elaboran en casa. El 20% de los restaurantes del planeta son pizzerías, y Pizza Hut, la mayor cadena de pizzerías del mundo, hizo una entrega a la Estación Espacial Internacional en 2001.

La pizza ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2017, y es uno de los platos más reconocidos de la gastronomía italiana, aunque no tan popular en ese país como podríamos suponer.

Desde su origen en Nápoles, Italia, hace unos 200 años hasta la actualidad, sus ingredientes base se mantienen inalterables: masa de harina de trigo, sal agua y levadura al horno y cubierta con una salsa hecha a base de tomates. Pero el cambio climático puede cambiar esto… o mejor: nosotros podemos mitigar el cambio climático con pizzas amigables con el planeta.

¡Oye, mi pizza pide salsa!

El aumento de temperaturas como consecuencia del calentamiento global que motoriza el cambio climático actual, afecta no sólo a la seguridad o la salud de las personas, sino también a muchos de los alimentos básicos de los cuales nos nutrimos, como el trigo o el arroz que podrían ser escasos en el futuro, pero no son los únicos: hay infinidad de alimentos que incluimos casi a diario en nuestra dieta que están amenazados. Y como estamos celebrando el día internacional de la pizza, vamos a hablar de los tomates procesados, que se utilizan para la salsa.

Pizza, harina y tomates
El aumento de temperaturas a causa del calentamiento global, afectará la producción de trigo y tomates procesados... ¡la pizza en peligro!

En 2022, un estudio publicado en Nature señala que como los tomates procesados se cultivan a cielo abierto, es imposible controlar el entorno en el que crecen, por lo que están a la merced de olas de calor, sequías, olas de frío extremo y plagas.

Se estima que para 2050, la oferta global de tomates procesados disminuya 6%, especialmente en Estados Unidos, Italia y China, quienes representan el 65% de la producción mundial. Si bien puede parecer una cifra menor, el impacto en las economías locales (la mayoría de los productores son empresas familiares) puede ser terrible.

Por otro lado, el cambio climático afectará a la producción de trigo por partida doble: en zonas más frías aumentará la producción, mientras que en las cálidas disminuirá, a la par que aumentan las enfermedades como la fusariosis de la espiga (FET) en estas últimas, presionando los precios de este cereal.

Pizzas saludables con el ambiente

En 2022, una marca global de alimentos lanzó al mercado una pizza más amigable con el planeta, con ingredientes de origen vegetal que son mejores para las personas y el planeta, desde la masa hasta los aderezos.

Cambiaron el trigo (sensible al cambio climático) por espelta, un grano menos conocido y mucho más antiguo que el trigo moderno, que se cultivaba hace más de 7.000 años. La espelta es más resistente y fácil de cultivar que el trigo, a la vez que es más nutritiva.

Plizza de Knorr
Esta es Plizza, una pizza más respetuosa con el planeta, desde la masa hasta los ingredientes.

En cuanto a la salsa de tomates, promueve reemplazarla por una combinación de frijoles, que naturalmente nutren el suelo donde se cultivan.

Y en lugar de pepperoni, longaniza o salame, propone reemplazarlos con vegetales llenos de nutrientes, como la espinaca o el berro, cultivos dóciles que se pueden plantar durante todo el año.

Si además de ser saludables con el ambiente, estas pizzas son amigables con nuestro paladar... ¡ganamos todos!

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