El campo en Argentina recibió la mejor noticia (y no es económica)

Con las últimas lluvias se sembró más de la mitad de la soja, terminó la implantación del girasol y avanzaron los planteos de maíz temprano. Buenas perspectivas para la campaña agrícola gracias a las precipitaciones.

lluvias campo
Las lluvias llegaron en abundancia aunque con heterogeneidad a la zona centro del país.

Durante la primera semana de diciembre la implantación de los cultivos de verano pegó un salto enorme. En el caso de la soja se sembraron 8,8 millones de hectáreas, lo que implica más del 50% y en maíz el avance llegó a las 2,8 millones de hectáreas, por encima del 40% del total estimado.

Sin embargo, lo más importante no es sólo la cantidad de superficie sobre la que se pudo avanzar sino que la condición de los cultivos se ubica entre buena y excelente.

Ya se puede intuir que -de mantenerse las condiciones ambientales esperadas- la cosecha 2023/24 se ubicaría por encima de los 131 millones de toneladas, muy por encima de los 78,6 millones que se recolectaron en el ciclo previo.

Durante una recorrida por las zonas productivas, Meteored dialogó con productores de la región centro ubicados en las localidades de Pergamino, Ramallo y Rojas, quienes confirmaron que si bien en varios sectores se pudo avanzar con la siembra gruesa, en otros aún se esperan más precipitaciones para tomar la decisión final de implantación de cultivos.

Es que hace apenas un año la situación era completamente distinta. En aquel entonces, los suelos estaban agotados, las proyecciones climáticas eran desalentadoras y las expectativas en cuanto a productividad eran aún menores a las de la campaña 2008/2009. Fue así que en el ciclo 2022/23 se perdió el 60% de la cosecha nacional de soja y el 36% de la de maíz, con el consecuente impacto económico en el bolsillo de quienes invirtieron sus dólares en los suelos agrícolas.

sequía campaña agrícola
Sequía 2022/23: los productores sufrieron pérdidas del 50 %, en el caso de la soja.

Ahora el panorama es completamente diferente y las lluvias no sólo cambiaron el paisaje sino también el ánimo de los productores. De todas maneras, todavía hay quienes -con el sufrimiento de la campaña pasada a flor de piel- esperan mayores certezas para volver a sembrar. A esta altura del año, en condiciones normales, cualquier agricultor hubiera avanzado sin dudarlo, pero con las pérdidas económicas recientes, las decisiones se toman sólo si existe un alto grado de probabilidad de éxito.

Según la Bolsa de Comercio de Rosario, las condiciones de los suelos mejoraron significativamente, por lo tanto ya existen estimaciones que permiten aventurar una campaña de 50 millones de toneladas en soja y 56 millones de toneladas en maíz. El agro argentino esta en carrera una vez mas y tras la recuperación hídrica, se podría aspirar a obtener “rendimientos superadores”.

Un panorama similar confirman en el centro y norte de la provincia de Santa Fe. La entidad bursátil provincial indicó que las condiciones ambientales de los últimos días fueron “irregulares y variables”, por lo tanto influyeron directamente en la evolución de los sembradíos. A pesar de eso, los lotes de maíz temprano y tardío se desarrollaron sin inconvenientes y mostraron buen estado de conservación; además se pudo avanzar con la siembra de soja tardía (de segunda), con excelente disponibilidad de agua útil en los perfiles de suelos.

Con “El Niño”, el campo se asegura las lluvias

El mes de noviembre dejó una buena cantidad de milímetros acumulados en el suelo y a corto plazo se esperan más lluvias para las zonas productivas. En los últimos 30/40 días se registraron precipitaciones de 125 a 150 mm en varias zonas de Santa Fe, un promedio de 100 mm en La Pampa, picos de 220 mm en Entre Ríos y al menos 75 mm en Córdoba. En Buenos Aires existe un marcado contraste entre los excesos del este y el déficit del oeste.

Las previsiones sobre cómo será finalmente “El Niño” mantienen en vilo a todos los productores. El fenómeno climático pasó de muy fuerte a fuerte, de fuerte a moderado y ahora vuelve a subir en intensidad. Estas condiciones se harían efectivas durante el verano argentino, período en el que se define la campaña agrícola más importante en términos económicos para el país.