Entre el agua y la esperanza: así avanza la campaña agrícola que marca el regreso del optimismo al campo argentino

Trigo con rindes récord, soja con estrategia ofensiva, maíz estable y girasol en expansión. Con el clima a favor y tecnología aplicada, el ciclo 2025/26 genera esperanzas en el agro argentino.

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Sembradoras en marcha en la región núcleo: la soja 2025/26 avanza con buena humedad en los suelos y márgenes más equilibrados que el año anterior.

La campaña agrícola 2025/26 avanza con un escenario general favorable y un nivel de actividad que contrasta con los últimos ciclos marcados por la sequía. Las lluvias de la primavera mejoraron la oferta hídrica en las principales zonas productivas y permitieron encarar la siembra de los cultivos de verano con perfiles recargados y buena condición de piso.

Los primeros datos de avance muestran un desempeño sólido de los cuatro cultivos principales. La soja se perfila nuevamente como eje de la rotación, el trigo confirma rendimientos superiores a los históricos, el maíz mantiene una implantación ordenada y el girasol consolida su expansión en el sur.

A diferencia de las últimas campañas, la disponibilidad de humedad y la estabilidad térmica redujeron los riesgos iniciales. Los técnicos coinciden en que, aunque persisten contrastes entre regiones, la base productiva del país atraviesa un momento de recomposición que devuelve previsibilidad al trabajo a campo.

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El trigo marca el pulso de la recuperación: en el norte del país se registran rendimientos récord que duplican los promedios de la última década.

El avance simultáneo de la cosecha fina y la siembra gruesa marca el inicio de una etapa clave. Con márgenes más equilibrados y un uso de tecnología en crecimiento, el agro argentino se encamina hacia una de las campañas más consistentes de los últimos años.

Soja: la gran apuesta del ciclo 2025/26

La soja de primera ya cubre el 7 % de las 3,2 millones de hectáreas proyectadas en la zona núcleo, según el último reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario. Allí, los productores ajustan el ritmo de siembra en función de las lluvias y las condiciones del suelo.

En Marcos Juárez, el avance alcanza el 30 % del área, con reservas hídricas óptimas y fechas tempranas que prometen alto potencial. “Después de muchos años de arrancar con el tanque vacío, ahora con buenas reservas de agua se pone toda la carne al asador”, resumen los técnicos locales.

En Carlos Pellegrini y María Susana, los rendimientos esperados se ubican en torno a los 50 quintales por hectárea. Allí, los productores definen la campaña como “ofensiva”, apostando a tecnología, fertilización y control intensivo de malezas.

Con un precio a cosecha de 311 dólares por tonelada, los márgenes de la soja mejoran respecto del año anterior: la rentabilidad neta se estima en 385 dólares por hectárea en campo propio, lo que impulsa la inversión y la adopción de prácticas más eficientes. Si el clima acompaña, los técnicos prevén que los rindes promedio podrían superar los 40 quintales por hectárea.

El trigo mantiene rendimientos récord

Este cereal es el cultivo que mejor refleja el nuevo ánimo del agro. En el norte argentino, los primeros lotes cosechados muestran rindes históricos que superan los promedios de la última década.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la trilla cubre el 5,3 % del área apta con un rendimiento nacional de 18,7 quintales por hectárea. En el NEA, los resultados alcanzan 27,3 quintales, casi seis por encima del récord de la campaña 2019/20.

En el NOA, los rendimientos van de 8 a 15 quintales, superando el promedio quinquenal. A nivel país, el 88% del área triguera mantiene una condición Buena a Excelente, y el 84,8% se encuentra en espigazón o llenado de grano.

La proyección de producción se mantiene en 22 millones de toneladas, impulsada por las buenas condiciones del norte y centro argentino. Sin embargo, las zonas trigeras del centro y sudeste bonaerense comienzan a mostrar signos de desecamiento.

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Lote con trigo; en etapa de grano pastoso duro, excelente estado, en el centro oeste del departamento Castellanos, Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

En la región núcleo, los técnicos observan trigos con 500 a 600 espigas por metro cuadrado, aunque advierten que la fertilización limitada puede reducir el potencial. Las lluvias previstas para fin de mes serán claves para sostener el llenado de espigas y evitar daños por heladas.

Girasol: expansión firme y buenas condiciones sanitarias

La oleaginosa sigue consolidando su lugar en el mapa agrícola argentino. A nivel nacional, la siembra cubre el 51,2 % de las 2,7 millones de hectáreas proyectadas, con una mejora intersemanal de casi 11 puntos porcentuales.

Las mejores condiciones de piso en el sur bonaerense y en La Pampa permitieron acelerar las labores. Sin embargo, las lluvias recientes sobre el sudeste bonaerense y la Cuenca del Salado provocaron demoras respecto del promedio histórico.

Avance ordenado pero con contrastes hídricos para el maíz

El maíz temprano cubre el 33,8 % de las 7,8 millones de hectáreas proyectadas, con un avance semanal de cuatro puntos porcentuales. Los productores lograron completar la siembra en el núcleo norte y centro-norte de Córdoba, dos zonas clave en productividad.

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Lote con maíz temprano (de primera); en pleno desarrollo vegetativo, en proceso de fertilización, en el centro del departamento Castellanos, Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

Pese a los contrastes, la condición general del cultivo es buena y las perspectivas se mantienen estables. Los técnicos destacan que la estabilidad del maíz temprano permitirá sostener rendimientos similares o levemente superiores a los de la campaña pasada.

Un campo que vuelve a creer

Con el relevamiento de las entidades bursátiles y tras los resultados de octubre, es posible hablar de una campaña sólida y con bases firmes. El campo argentino vuelve a combinar tecnología, clima y productividad en una ecuación que promete buenos resultados.

Los técnicos de las bolsas coinciden en que habrá que evitar las heladas tardías y hacen especial énfasis en que el clima de noviembre será decisivo. Si las lluvias logran mantener el equilibrio entre exceso y déficit hídrico, el ciclo 2025/26 podría ubicarse entre los más productivos de la última década.