Un frigorífico argentino logró producir carne vacuna con huella negativa de carbono
Un frigorífico ubicado en Córdoba comenzó en 2021 a medir la huella de carbono en su cadena productiva. Ahora, un establecimiento de su propiedad en Entre Ríos acaba de ser reconocido como el primero con huella ambiental negativa.
La huella de carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero que aportan al calentamiento global forman parte del cuestionamiento constante que acecha al sector agroindustrial. Por ese motivo, la implementación de todo tipo de medidas en pos de la mitigación no sólo preocupa sino que fundamentalmente ocupa e impulsa a productores, empresas, consumidores y gobiernos a encontrar las respuestas que la sociedad moderna exige.
Ante esta realidad, el frigorífico cordobés Logros SA, comenzó en 2021 a medir de manera exhaustiva la huela de carbono de toda su cadena productiva. Desde una mirada técnica, se aplicó el método “análisis del ciclo de vida de la carne de exportación” desde que sale de su planta hasta que llega a los destinos internacionales.
El trabajo de investigación comenzó gracias a un convenio entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) junto con la empresa privada. El objetivo era “mostrar los indicadores” a partir de la apelación constante de consumidores y compradores en el viajo continente.
Es decir que una EPD es una declaración medioambiental con estándares internacionales, basada en el análisis del ciclo de vida de un producto e integrada por dos documentos clave. En primer lugar, un informe técnico y privado sobre el análisis de ciclo de vida del producto aprobado por un verificador externo y luego un documento de carácter público que proporciona los resultados de la evaluación.
Carne "amigable" con el medio ambiente
Para el caso del Frigorífico Logros, se estudiaron las diferentes etapas productivas, desde la generación de materias primas, la elaboración de la carne bovina, el consumo de agua y también el trasporte y la logística en todas las etapas. En cada una de estas instancias, se consideraron las emisiones de metano y óxido nitroso por las excretas y orinas de los animales, tomando como referencia la carne argentina puesta en Estados Unidos (por vía aérea), Alemania y Santiago de Chile (con flete marítimo y terrestre).
En cuanto a la cría de hacienda, se tuvo en cuenta el sistema silvo pastoril a base de gatton panic con la posterior terminación en feedlot a cielo abierto, con agregado de poroto en la dieta. La cadena sigue con la faena, el enfriado y el envasado de diferentes piezas sin hueso en un packaging primario con colocación en cajas de 23 kilos (para el caso de envío por avión se computó un packaging secundario con manta térmica).
Los expertos precisaron que la huella de carbono de dicho frigorífico resultó un 47 % inferior a la de la industria brasileña (22,31 kilos de CO2 equivalente), pero 23 por ciento superior a la de la cadena sudafricana (9,72 kilos). Cuanto más intensivo y eficiente es el proceso productivo, menor es el impacto de las emisiones.
El objetivo: ser negativo de carbono
Para lograr este objetivo se utiliza el sistema silvopastoril en un monte nativo, donde se incorpora forraje para la hacienda. Las pasturas (al igual que ocurre con los árboles) son instrumentos de la naturaleza que secuestran carbono y compensan la emisión que luego generan los propios bovinos.
Según documentación de dominio público aportada por el frigorífico Logros, el producto incluido en este EPD es un kilogramo de carne de vacuno deshuesada fresca y envasada, raza Angus, desde la cuna hasta la puerta de la granja. Los bovinos (novino o novilla) son destetados y engordados en sistemas de pastoreo de bosque de ciclo completo en la zona de Paso Gallo, en el noreste de Entre Ríos, Argentina, y se venden cuando alcanzan el estado fisiológico óptimo, a la edad de 20 meses.