Las ballenas jorobadas reaparecen en las costas brasileñas, señalando cambios migratorios e impulsando el turismo
El aumento de avistamientos en São Paulo indica un cambio en el comportamiento migratorio de las ballenas jorobadas, impulsa el turismo y refuerza la importancia de la conservación marina.

En las frías y turbias aguas de una mañana invernal en Ubatuba, São Paulo, la expectación de un barco con fondo transparente se ve interrumpida por un espectáculo inusual: dos ballenas jorobadas jóvenes, de menos de cuatro años, emergen entre chapoteos y zambullidas. La emoción se apodera de los pasajeros, guiados por la bióloga Luciana Brondízio, del Instituto Argonauta. Observar a estos animales, antes simples visitantes de paso, se está convirtiendo en parte de la vida cotidiana en la costa norte de São Paulo.
El cambio de comportamiento de estas ballenas ha transformado incluso los itinerarios educativos de las instituciones ambientales. Las ballenas jorobadas permanecen más tiempo en zonas como la costa de São Paulo —algunas hasta tres meses— en lugar de dirigirse directamente a Bahía, donde tradicionalmente se reproducen. Los avistamientos recurrentes de estos ejemplares jóvenes han intrigado a los investigadores y alertado sobre un posible cambio en el patrón migratorio de la especie.
Según Sérgio Cipolotti, del Instituto de la Ballena Jorobada, esta estancia más prolongada podría indicar un comportamiento alimentario oportunista en la costa. Aún se necesitan estudios para comprender las causas, pero la hipótesis incluye la escasez de kril, el alimento básico de la ballena jorobada en la Antártida.
Migración, preservación y nuevos descubrimientos
Estos mamíferos marinos recorren hasta 9.000 kilómetros entre las gélidas aguas de la Antártida y las cálidas aguas del Archipiélago de Abrolhos (BA). Sin embargo, las observaciones actuales sugieren que antiguos refugios, abandonados por la caza, están siendo reocupados. Esto demuestra la recuperación de la especie, que contaba con menos de mil individuos en la costa brasileña en la década de 1980. Hoy en día, se estima que hay hasta 35.000.

Esta recuperación solo fue posible gracias a medidas como la moratoria internacional de 1965 y el decreto brasileño de 1985 que prohibía la caza. Desde entonces, el monitoreo se ha intensificado. En 2005, el Sistema de Apoyo al Monitoreo de Mamíferos Marinos (Simmam), creado por André Barreto (Univali), comenzó a recopilar datos de avistamientos en tiempo real, revelando nuevas áreas de presencia de estos animales, como el talud continental en el sur y el sureste.
Más allá de la ciencia, el turismo se ha visto impulsado por el regreso de las ballenas jorobadas. En Ubatuba, el Instituto Argonauta ofrece recorridos educativos que cumplen con estrictas normas ambientales, como mantener una distancia mínima de 100 metros con los animales, según las regulaciones del Ibama.
Turismo consciente y un futuro prometedor
A pesar del potencial turístico, los expertos advierten sobre los riesgos de la creciente interacción entre ballenas y humanos. En Santa Catarina, donde los avistamientos también están en aumento, el Ibama (Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables) ha intensificado la vigilancia para prevenir accidentes con redes o embarcaciones de pesca. Paulo Maués, superintendente regional, enfatiza la importancia de regular las actividades para proteger a la especie.
Para los biólogos, el regreso de las ballenas es más que un fenómeno natural. "Es una victoria para la conservación", afirma Cipolotti. "Hemos logrado preservar a estos animales hasta el punto de que han regresado a sus antiguos territorios, y ahora nos corresponde a nosotros asegurarnos de que nunca vuelvan a verse amenazados".
Referencia de la noticia
Metrópoles. Baleias retomam espaços onde quase foram extintas no Brasil. 2025