Maíz 2025/26: la región núcleo arranca con fuerza y el agro proyecta una campaña histórica para los granos en Argentina

Con perfiles hídricos abundantes y un impulso inusual de siembra temprana, el maíz sueña con el mayor rendimiento en 15 años; el trigo y el girasol refuerzan el escenario agrícola.

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Lotes de maíz temprano: la campaña 2025/26 arranca con perfiles de humedad óptimos y expectativas de rindes históricos en la región núcleo.

La campaña 2025/26 comenzó con señales que entusiasman al sector agrícola y ponen al maíz en el centro de la escena. En la región núcleo, el cereal ya cubre un 3 % del área prevista y la Bolsa de Comercio de Rosario proyecta una producción de 15,5 millones de toneladas, el mayor volumen en más de 15 años.

Se trata de un inicio inédito que combina reservas de agua abundantes en el perfil del suelo y una ventana de siembra que permite avanzar con confianza en la implantación temprana.

El reporte de la BCR destaca que el 95 % de los suelos de la región núcleo mantiene condiciones hídricas entre adecuadas y abundantes y agrega que la primera década de septiembre ofreció temperaturas mínimas y máximas por encima de los promedios estacionales, lo que aceleró la evapotranspiración y equilibró las reservas en los lotes. Esa combinación generó un contexto ideal para el arranque del maíz temprano, al punto que la siembra podría alcanzar un 52 % del área total, superando el promedio de los últimos cinco ciclos (46 %).

¿Cuál es el panorama a nivel nacional?

El optimismo en torno al maíz no se sostiene sólo en las estadísticas. Productores y técnicos de la región núcleo coinciden en que las lluvias de julio y agosto, aunque dejaron anegamientos en varias áreas, también aportaron el agua necesaria para encarar el nuevo ciclo con perfiles cargados.

Por eso, Argentina se prepara para una super campaña de maíz que podría superar los 60 millones de toneladas, una cifra que consolidaría al país entre los principales proveedores mundiales del cereal. El arranque de la siembra temprana muestra condiciones inéditas en la región núcleo y un escenario hídrico que, si se sostiene durante la primavera, abre la puerta a un ciclo histórico para la agricultura argentina.

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Lote agrícola con excesos hídricos en la zona de Daireaux, Buenos Aires. Gentileza Pablo Ginestet, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

En el campo, la expectativa es clara: si el clima mantiene la regularidad durante la primavera, el maíz temprano podría registrar rindes récord que compensen los años de sequías y pérdidas recientes. La BCR advierte, sin embargo, que las chances de lluvias aisladas previstas para el domingo 14 y la madrugada del lunes 15 marcarán un primer test para sostener esta proyección optimista.

Las perspectivas económicas también empiezan a ganar espacio en el análisis. Un volumen de cosecha superior al de campañas anteriores implicaría una inyección de divisas clave para la economía argentina, en un año donde la balanza comercial depende en gran medida del aporte del agro.

En este sentido, los analistas destacan que el maíz no sólo es fundamental para el comercio exterior, sino también para la industria de proteína animal, la producción de etanol y el consumo interno. Cada tonelada adicional consolidaría la posición del país en un mercado global que sigue con atención la competencia entre Brasil, Estados Unidos y Argentina.

Trigo y girasol refuerzan el escenario agrícola

Mientras el maíz concentra los reflectores, el girasol y el trigo también aportan noticias alentadoras que completan un cuadro productivo robusto. La oleaginosa avanza con un ritmo inusual y ya cubre un 24,4 por ciento de las 2,6 millones de hectáreas proyectadas para la campaña 2025/26 mientras que el cereal, por su parte, consolidó su recuperación después de semanas complicadas por los excesos de agua.

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Lote de trigo en pleno macollaje, en la zona de Saladillo, Buenos Aires. Gentileza: Martin Tenca, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

Pero la buena noticia la traen los trigos: el cereal, implantado sobre 6,7 millones de hectáreas, presenta un 97,5 % del área en condición Normal/Excelente y un 80,2 % con humedad adecuada a óptima. La última semana, caracterizada por la ausencia de lluvias y temperaturas templadas, permitió reducir en 17,1 puntos porcentuales la superficie bajo excesos hídricos y elevó en 7,5 puntos el área calificada como Buena/Excelente.

El clima de la primavera: ¿bendición o amenazaa

Lo que ocurra en la primavera será determinante para consolidar las expectativas de toda la campaña gruesa. Tras un invierno con lluvias extraordinarias que dejaron más de dos millones de hectáreas bajo el agua en Buenos Aires, la normalidad climática no tiene el mismo efecto en todas las regiones.

En zonas con perfiles recargados pero transitables, una primavera con lluvias normales será una bendición. En cambio, en áreas donde el agua no se fue, como el centro-oeste bonaerense, la cuenca del Salado o el sur de Santa Fe, esas mismas precipitaciones pueden convertirse en una amenaza.

Los modelos climáticos proyectan un escenario de neutralidad, sin la influencia marcada de un Niño o una Niña, aunque la variabilidad sigue presente. Esto significa que aún en un contexto normal pueden darse períodos secos de hasta un mes, seguidos de recomposición de lluvias.

El arranque de la campaña gruesa, entonces, se mueve entre la esperanza y la incertidumbre. El maíz y la soja cuentan con una base hídrica inédita en la última década, pero también con la amenaza latente de los anegamientos.

Si las lluvias de la primavera se mantienen en niveles moderados y el calor acelera la evapotranspiración, la Argentina podría encarar un ciclo agrícola de rendimiento excepcional. De lo contrario, la paradoja se hará evidente: el agua que garantiza el éxito en unas regiones podría transformarse en castigo en otras, dividiendo al país entre quienes logran sembrar a tiempo y quienes quedan atrapados en el barro.