Nutrición en maíz: con la dosis correcta Argentina podría duplicar el rendimiento del cultivo

Aumentar las dosis de nitrógeno, fósforo y azufre puede mejorar significativamente el rendimiento del cereal, permitiendo a los productores incrementar la rentabilidad por hectárea.

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En un año con buena humedad, es clave aplicar buenas prácticas agronómicas, como la siembra directa, rotación de cultivos y una nutrición eficiente para maximizar la producción y el uso del agua.

La producción de maíz en Argentina tiene un potencial de crecimiento del 34 % simplemente con una mejor administración de la fertilización, de acuerdo con un informe presentado por Fertilizar Asociación Civil. El documento se dió a conocer esta semana y contiene recomendaciones acerca del uso adecuado de los nutrientes, que podría cerrar las brechas de rendimiento y aumentar la productividad por hectárea.

Según los datos expuestos, el rinde promedio de maíz en Argentina es de 7.600 kilos por hectárea, muy por debajo de su potencial de 14.400 kilos.

La directora ejecutiva de la asociación, María Fernanda González Sanjuan, aclaró que es más realista aspirar a reducir el 80 % de esa brecha, alcanzando un promedio de 11.150 kilos por hectárea. Esto significaría un incremento de 3.900 kilos adicionales con un manejo nutricional adecuado.

El enfoque está en tres nutrientes clave: nitrógeno, fósforo y azufre. La dosis de nitrógeno debería incrementarse de 70 a 140 kilos por hectárea, la de fósforo de 14 a 36, y la de azufre de 3 a 16 kilos.

¿Vale la pena la inversión en fertilización?

Una de las principales preocupaciones de los productores es si el costo adicional de los fertilizantes puede justificarse con el aumento de la rentabilidad. Actualmente, la relación insumo-producto para fertilizar maíz no es del todo favorable, con un maíz que cotiza a U$S 140 por tonelada, sin embargo, Fertilizar AC sostiene que, a pesar de los costos, los beneficios en rendimiento superan la inversión inicial.

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La siembra directa, la rotación y la nutrición son las variables que hacen que cada gota de agua que cae en el campo se transformen en kilos de rendimiento.

González Sanjuan explicó que, históricamente, se necesitaban 5,1 kilos de maíz para adquirir un kilo de fósforo, una cifra que hoy es de 6 kilos, sin embargo, el retorno en términos de rendimiento es significativo. Por cada kilo de nitrógeno aplicado, se obtienen entre 15 y 25 kilos de grano de maíz, en el caso del fósforo, esta relación es de 25 a 65 kilos, y para el azufre, de 45 a 95 kilos por cada kilo aplicado.

Un estudio comparativo de rendimientos mostró que un campo sin fertilización rindió 6.380 kilos por hectárea, mientras que uno con fertilización estándar alcanzó 7.550 kilos.

Con las dosis ajustadas mencionadas anteriormente, el rendimiento ascendió a 9.650 kilos por hectárea. Este incremento en la producción demuestra que la inversión en fertilizantes es rentable a largo plazo.

Ganancia neta: hasta 88 dólares más por hectárea

Si bien el costo adicional de la fertilización puede parecer elevado, los beneficios económicos son claros. Según los cálculos de Fertilizar AC, el costo de la inversión adicional en fertilizantes es de U$S 207 por hectárea, lo que incluye la compra de 433 kilos adicionales de fertilizante.

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La clave para lograr los mejores rendimientos en maíz esta en la fertilización con nitrógeno.

Este costo se ve compensado por un incremento de 2.100 kilos en el rendimiento por hectárea, lo que, a un precio de U$S 140 por tonelada, genera un ingreso adicional de U$S 288. Esto se traduce en una ganancia neta de U$S 81 por hectárea.

Además, González Sanjuan destacó que, por cada 100 dólares adicionales invertidos en fertilización, se obtienen casi 40 dólares en solo seis meses. Si bien cada productor debe evaluar su situación particular, la evidencia muestra que, con un manejo adecuado de la fertilización, es posible obtener un retorno económico positivo incluso en contextos de precios no tan favorables.

Hacer agronomía es clave para mejorar la rentabilidad

Los productores debería tomar decisiones agronómicas basadas en datos y análisis detallados, en lugar de esperar mejoras en factores externos como una reducción de impuestos o cambios en las políticas. “Hay mucho impacto por generar si nos concentramos en las decisiones agronómicas que debemos tomar, poner nuestra energía donde rinde más y enfocarnos en hacer más agronomía", afirmó.

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El análisis de suelo es una herramienta clave al momento de diagnosticar la fertilización de cada lote en particular.

Este enfoque en la optimización nutricional del maíz no solo tiene el potencial de mejorar el rendimiento del cultivo, sino también de incrementar las ganancias de los productores, maximizando los beneficios por hectárea en la campaña actual. Cuanto más maíz se produzca, mejor aprovechamiento se realiza de cada hectárea cultivada y más sustentable se vuelve el cultivo desde el punto de vista medioambiental.