La sequía afecta a una cuarta parte de la humanidad, alterando vidas en todo el mundo

La demanda creciente de agua causada por el aumento de la población y de los niveles de consumo, sumados a los efectos negativos del cambio climático, convierten a la escasez hídrica en una de las prioridades de las agendas mundiales del siglo XXI.

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Prácticamente todas las actividades económicas dependen de la disponibilidad de agua y las vinculadas al agro o la producción de alimentos son un claro ejemplo de que la falta o abundancia de lluvias puede marcar la diferencia y por lo tanto retraer o impulsar el desarrollo de una sociedad.

Las sequías son consideradas como el fenómeno climático que provoca la mayor cantidad de afectados en el mundo. Según la Real Academia Española, la sequía es simplemente un tiempo seco de larga duración, sin embargo en términos concretos implica no sólo un déficit de lluvias sino también un fuerte desequilibrio que afecta a las plantas, los animales y los seres humanos.

Están asociadas a efectos negativos sobre la salud humana, al incremento de la inequidad de género, al detrimento de la seguridad hídrica, a reducciones del potencial energético global y al surgimiento de conflictos bélicos e inestabilidad política.

Al día de hoy, la Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que 1.840 millones de personas en todo el mundo, o casi una cuarta parte de la humanidad, vivían bajo la sequía en 2022 y 2023, la gran mayoría en países de ingresos bajos y medios.

Las numerosas sequías registradas en todo el mundo se producen en un momento en que las temperaturas mundiales alcanzan máximos históricos y la inflación de los precios de los alimentos aumenta. Si bien esto tiene antecedentes en el mundo, lo que hoy es diferente se centra en que existen niveles récord de hambre por la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus, que se agravó con las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza.

La principal preocupación radica en los altos precios de los cereales y en que caería el rendimiento del arroz en el sudeste asiático, una región donde el arroz es fundamental en todas las comidas. El arroz es muy vulnerable a las condiciones meteorológicas, y los gobiernos son, a su vez, muy vulnerables a las fluctuaciones de los precios del arroz.

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Dado que el agua es el recurso vital que genera y mantiene la vida en el planeta, su carencia tiene un impacto directo sobre los ecosistemas, afectando plantas, animales y cualquier tipo de organismo vivo.

Según la Oficina para Reducción del Riesgo de Desastres de la ONU, la sequía fue el evento climático que más personas afectó en el planeta a lo largo del siglo XX. Esta íntimamente ligada a la pobreza y de acuerdo a un informe de la FAO fue la causa de un tercio de las pérdidas globales de producción agrícola entre 2005-2015 por un monto de 96.000 millones de dólares.

La reducción de la lluvia y humedad del suelo provoca una disminución del crecimiento de las plantas, un aumento del estrés en la vegetación, la generación de materiales combustibles -que sumado a las altas temperaturas- pueden provocar incendios forestales. En el caso de los animales, la sequía puede obligarlos a migrar en busca de alimento y/o hábitats adecuados.

La sequía: causas y consecuencias

Este fenómeno natural ocurre con cierta regularidad en el planeta desde mucho antes de que el ser humano apareciera, aunque eso no significa que el hombre esta libre de culpa y cargo. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que “existe una relación directa entre el cambio climático antropogénico y la intensificación de las sequías”.

Justamente, el informe ‘Droughts in numbers 2022’ elaborado por la ONU, asegura que el número y la duración de las sequías ha aumentado un 29 % desde el año 2000, teniendo como referencia las dos décadas anteriores. Se calcula que 55 millones de personas se ven afectadas por las sequías de forma directa cada año.

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Una de las consecuencias de la sequía es la mayor ocurrencia de migraciones forzosas a lugares con más trabajo o mejores condiciones agrícolas.

Esto no significa que todas las sequías tengan origen en el cambio climático, de hecho la última sequía que sufrió nuestra región esta directamente relacionada con “la Niña”, es decir la fase fría que se da en las aguas superficiales del océano Pacífico.

Como sea, las sequías tienen un impacto directo en la vida humana, con consecuencias de distinta gravedad. De acuerdo con el National Drought Mitigation Center de EE.UU., las secuelas pueden ser: económicas, ambientales y sociales.

  • Económicas: ocurren cuando los agricultores que pierden sus cultivos o los ganaderos que tienen que alimentar a sus animales en ausencia de pastos.
  • Ambientales: destrucción de los hábitats fluviales, pérdida de humedales, aumento de la erosión o pérdida de calidad del suelo.
  • Sociales: aparición de problemas relacionados con la mala calidad del agua o enfermedades respiratorias por el aumento del polvo en suspensión, migraciones forzosas a lugares con más trabajo o mejores condiciones agrícolas.

Derivaciones en la salud pública

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la sequía amenaza los medios de subsistencia de millones de personas y aumenta su riesgo de enfermar y morir.

Entre 1998 y 2017, las sequías causaron pérdidas económicas mundiales de unos 124.000 millones de dólares. Entre 1970 y 2019, provocaron más de 650.000 pérdidas humanas. Más del 90 % de las muertes relacionadas con el clima durante este período ocurrieron en países en vías de desarrollo.