Pronóstico crítico para el agro: lluvias abundantes en el centro y noreste del país, con foco en la región núcleo

Los informes privados anticipan precipitaciones intensas que beneficiarán al trigo y al maíz, pero también encenderán alarmas por anegamientos y heladas varias zonas productivas.

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Los excesos hídricos en zonas bajas ya comprometen lotes de maíz temprano, que enfrentan el riesgo de anegamiento en la región núcleo.

La campaña agrícola 2025/26 arranca con un clima que genera expectativa e inquietud en partes iguales. Dos informes climáticos clave, uno del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y otro de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, anticipan lluvias intensas en el centro y noreste del país.

Las proyecciones ubican a la región núcleo como epicentro de las precipitaciones, con acumulados que podrían variar entre 20 y 90 milímetros en apenas 48 horas. Este escenario se presenta como un alivio para los cultivos de invierno, aunque también expone riesgos por la saturación de suelos.

Por qué son "señales de alerta"

El informe semanal del INTA calificó este pronóstico como “particularmente relevante” para el centro-norte bonaerense. La advertencia se basa en que esa zona ya registra excesos hídricos que podrían agravarse con nuevas lluvias.

Según el organismo, los niveles de agua útil en el suelo se encuentran entre 50 y 90 %, con picos cercanos al 100 % en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Este nivel asegura reservas para los cultivos, pero al mismo tiempo aumenta el riesgo de anegamientos en zonas bajas.

En tanto, la Bolsa de Cereales porteña a través de su Perspectiva Agroclimática, sostuvo que a mediados del período avanzará un frente de tormenta sobre el centro y este del área agrícola. Ese frente provocará lluvias de variada intensidad y tormentas severas sobre Uruguay y regiones cercanas.

Ambos informes coinciden en un punto crítico: tras el paso de las tormentas, una masa de aire polar generará un fuerte descenso de temperaturas. Este cambio podría derivar en heladas localizadas en la región pampeana y heladas generales en las áreas serranas y cordilleranas.

Trigo, maíz y girasol bajo la lupa

El trigo, según el INTA, mantiene una buena condición general, con lotes en macollaje y encañazón. Sin embargo, persisten anegamientos en áreas bajas de Buenos Aires y Santa Fe que podrían afectar seriamente el cultivo si las precipitaciones se intensifican.

El girasol presenta un panorama más optimista. La siembra ya cubrió el 90 % del área prevista y se describe un estado sanitario y vegetativo muy favorable.

En el caso del maíz temprano, la implantación progresa de manera irregular. Allí donde el piso lo permite, los lotes emergidos muestran una buena implantación gracias a la humedad acumulada.

El riesgo aparece en sectores de Santa Fe y Entre Ríos, donde el exceso de agua puede frenar las labores de siembra. Esta situación podría alterar el calendario y retrasar la implantación de lotes clave.

Primavera con lluvias: cuáles son las zonas en riesgo

La Bolsa de Cereales destacó que la llegada de la primavera estará acompañada por una oscilación térmica marcada y agregó que en los próximos días se esperan máximas que superarán los 30 °C en gran parte del centro y norte del país. El cambio será brusco, porque tras el ingreso de aire polar, las mínimas descenderán a valores de entre 0 y 5 °C en sectores de la región pampeana.

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El antecedente reciente de las heladas de 2023 recuerda la vulnerabilidad del trigo en etapas críticas frente a oscilaciones térmicas extremas. Gentileza Pablo Ginestet en X

El INTA coincidió con esta proyección. Anticipó que a partir del 21 de septiembre podrían registrarse heladas agronómicas en el centro y sur de Buenos Aires, además de heladas débiles a moderadas en la Patagonia.

Este escenario representa un desafío para los cultivos. El trigo en pleno macollaje y el maíz recién emergido son particularmente sensibles a esas condiciones.

Un detalle provincia por provincia

En Buenos Aires, el centro y norte provincial aparecen como las áreas más comprometidas. Allí la acumulación de agua ya dificulta las tareas de siembra y compromete la circulación de maquinaria.

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En el corazón productivo bonaerense, las lluvias previstas generan expectativas por la mejora de pasturas pero también temores por los excesos hídricos.

En Santa Fe, la zona centro-sur enfrenta riesgos similares y los anegamientos o las heladas podrían comprometer tanto al trigo como al maíz temprano. Por otra parte, el este y noroeste cordobés muestran perfiles de suelo con humedad plena. Esto es una ventaja para los cultivos, aunque cualquier exceso de lluvia podría cambiar esa ecuación.

En Entre Ríos, el informe de la Bolsa advierte por tormentas de variada intensidad que, en algunos casos, podrían estar acompañadas por granizo y ráfagas de viento. Este tipo de eventos suele provocar daños puntuales en lotes localizados.

Los factores globales que condicionan la campaña

El INTA subrayó que este pronóstico no puede leerse sin tener en cuenta el contexto climático internacional. El fenómeno ENSO se mantiene en fase neutral, pero los modelos marcan un 71 % de probabilidad de transición hacia La Niña entre octubre y diciembre.

De confirmarse, se trataría de un evento breve, seguido por un retorno a condiciones neutrales hacia el verano. Sin embargo, el solo anuncio de La Niña ya pone en alerta a los productores por la posible reducción de lluvias en el trimestre clave.

¿A qué deben estar atentos los productores?

Los informes del INTA y de la Bolsa de Cereales trazan un panorama complejo. Las lluvias que se avecinan representan un impulso clave para los cultivos de trigo, maíz y girasol, pero al mismo tiempo exponen a la región núcleo a riesgos de anegamientos y heladas.

El centro de la escena se concentra en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. En esas provincias se definirá gran parte del futuro de la campaña agrícola 2025/26, con un clima que se muestra tan prometedor como impredecible.

La combinación de ambos factores globales genera incertidumbre sobre lo que ocurrirá en los próximos meses. La ventana octubre-diciembre será decisiva para definir la siembra de soja y maíz, dos cultivos que determinan el resultado de la campaña gruesa.