Aceite de palma, ¿la oportunidad para salir de la pobreza o una condena para la sustentabilidad ambiental?

El aceite de palma es el aceite vegetal más consumido del planeta pero su uso es sumamente controversial. Para cultivarlo, se avanza sobre bosques tropicales y se deforesta sin límites.

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Plantaciones de aceite de palma: son las principales responsables de la deforestación en África y Asia.

La palma aceitera es originaria de África Occidental y si bien su relación con los humanos se remonta a miles de años, la explotación comercial comenzó hacia fines del siglo XVII. Los registros históricos indican que en 1591 un barco anclo en Londres con un cargamento proveniente de África, el cual consistía en una gran partida de colmillos de elefante, bolsones de pimienta y decenas de barriles de aceite de palma.

En la actualidad, este aceite es un producto altamente demandado en el mundo entero porque sirve como ingrediente para fabricar todo lo que se puede untar, desde la pasta de dientes hasta el helado.

Se trata del cultivo que más eficientemente utiliza la tierra y que además sirve de sustento para que millones de pequeños agricultores puedan salir de la pobreza. Esta oleaginosa es por sobre todo, una esperanza para salir de la más absoluta miseria en una región del mundo en la que quedan al descubierto los peores indicadores socioeconómicos del planeta.

Como contrapartida, su producción es la principal causa de deforestación, una amenaza directa para las especies en peligro de extinción y una contribución al cambio climático. Es el producto vegetal más controvertido de todos si excluimos a los vinculados a las drogas.

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La contaminación del aire por los incendios forestales y del agua que escurre de las plantaciones también perjudican la salud humana.

El mayor desarrollo económico del aceite de palta se concretó cuando se establecieron las primeras plantaciones, que luego se expandieron con absoluto libertinaje, provocando daños al medio ambiente en Asia y África. Hoy en día, alrededor del 83 % de todo el aceite de palma proviene de Indonesia y Malasia aunque existen otros 40 países que lo producen en cantidades menores.

Es un cultivo super eficiente, ya que produce de 4 a 10 veces más aceite por hectárea que otras fuentes de aceite vegetal, como la soja o las palmas de coco.

De la palma aceitera africana (Elaeis guineensis), se aprovecha todo. Por un lado el "aceite de palma crudo" se exprime de la fruta roja carnosa, mientras que el "aceite de semilla de palma" se extrae aplastando la semilla dura de la fruta. Otros derivados se adquieren a través de procesos industriales, que en conjunto representan alrededor del 60 % del uso mundial del aceite de palma.

El poder económico del aceite de palma

El aceite de palma esta presente en más del 50 % de los productos envasados que se venden en los supermercados, desde alimentos procesados hasta cosméticos, jabones y detergentes. También se utiliza como aceite de cocina (principalmente en Asia y África), en lubricantes industriales, productos farmacéuticos, piensos para animales y como biocombustible.

Su poder económico es enorme, ya que sólo en Indonesia y Malasia unos 4,5 millones de personas se ganan la vida en esta industria. En Indonesia, más de 20 millones de personas -que representan el 7 % de la población- dependen indirectamente de la producción de aceite de palma para su sustento.

Para que esta economía funcione, se paga un altísimo costo social donde la corrupción, el desalojo forzoso de tierras y las sospechas por trabajo esclavo están a la orden del día.

Uno de los puntos que requiere mayor atención es el daño provocado a los bosques y la biodiversidad. Gran parte de la deforestación se ha producido en Indonesia y Malasia, destruyendo el hábitat de especies raras como los orangutanes, los tigres, los rinocerontes y los elefantes.

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El aceite de palma es el principal aceite producido a nivel mundial, seguido por el derivado de la soja.

Recientemente, un artículo publicado en el New York Times advierte que “la deforestación en cualquier lugar es terrible para el clima y la biodiversidad, pero más aún en los bosques húmedos de los trópicos, porque almacenan una cuarta parte de todo el carbono terrestre del planeta, regulan los patrones de lluvia en todo el mundo y son el hogar de una gran parte de las especies animales y vegetales del planeta”.

La producción de aceite de palma es un negocio tan grande en Indonesia que el país ha ganado el título de "Destructor de la selva tropical más rápido del mundo" en el Libro Guinness de los Récords Mundiales.

Además de causar la pérdida de hábitat y biodiversidad, las plantaciones de aceite de palma son responsables de enormes emisiones de carbono. Se cosechan árboles valiosos y el resto se quema para despejar la tierra para el cultivo de aceite de palma. Quemar los árboles y las turberas debajo de ellos es muy contaminante, aunque la ceniza mejora la fertilidad del suelo antes de plantar.

¿Qué se puede hacer?

Aunque los países productores trabajaron en los últimos años con programas para frenar la deforestación, cada vez que ocurre algún movimiento de precios en el mercado global, crujen los esquemas. Por eso, los grandes importadores que forman parte de la Unión Europea comenzaron a bloquear las compras de productos básicos asociados con la reciente deforestación.

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Indonesia es el mayor productor, exportador y con sumidor de aceite de palma en el mundo.

Algunos países protestaron contra la ley europea porque aseguran que podría afectar la supervivencia de los pequeños agricultores ya que no tendrían los recursos para cumplir con requisitos complejos. Los expertos aseguran que habrá que repensar la forma en que se produce de manera extensiva este tipo de cultivos, por ejemplo incorporando grupos de bosques protegidos conocidos como islas de árboles, o ayudando -como ocurre en Argentina- a los agricultores a evitar la degradación del suelo.

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