Campaña agrícola 2025/26: el trigo se luce, la soja arranca con agua y el maíz avanza con fuerza en todo el país

El actual ciclo agrícola se perfila como uno de los mejores de la década. La soja comienza con buenos perfiles de humedad y el trigo mantiene alto potencial de rendimiento.

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Lote de maíz temprano en la localidad de Enrique Carbó, provincia de Entre Ríos. Gentileza: Luis Tronco, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Después de años de sequía y rindes comprometidos, el campo argentino encara la campaña agrícola 2025/26 con una base de humedad inédita. Los informes técnicos coinciden en que los perfiles del suelo están completamente recargados y las labores de siembra avanzan con un optimismo que no se veía desde hace años.

En la región núcleo, el 95 % del área presenta reservas hídricas adecuadas a abundantes. Esa disponibilidad de agua permite que la soja de primera inicie su siembra en condiciones excepcionales, con un objetivo de 3,2 millones de hectáreas, apenas 200 mil menos que el ciclo pasado.

La mejora en la oferta hídrica marca un cambio profundo en la estrategia de los productores. Tras varias campañas de supervivencia, el foco vuelve a la tecnología, la genética y el control de malezas, con fuerte incorporación de variedades resistentes a herbicidas hormonales frente al avance del yuyo colorado.

En este nuevo contexto, los técnicos observan un leve aumento en el uso de fertilizantes arrancadores y una mayor inversión en curasemillas e inoculantes de última generación. Las lluvias, sin embargo, siguen imponiendo un ritmo irregular: en zonas como Junín y Chacabuco, los caminos rurales saturados dificultan el ingreso a los lotes y demoran las aplicaciones de barbecho.

Soja: volver a sembrar con optimismo

Por primera vez en cinco años, la soja no se siembra mirando al cielo en busca de agua, sino al suelo lleno de vida. En los alrededores de Pergamino y Colón, los productores esperan iniciar la siembra generalizada hacia la tercera semana de octubre, siempre que el clima dé tregua.

El entusiasmo también se refleja en el nivel tecnológico que tendrá el cultivo. Se espera un fuerte avance de las variedades con tolerancia a herbicidas específicos y un mayor ajuste en el manejo de densidades y fechas de siembra para aprovechar la disponibilidad hídrica.

En el norte bonaerense, donde las lluvias son más persistentes, los técnicos advierten que entre el 20 % y el 50 % del maíz temprano deberá pasar a fechas tardías, lo que desplazará algunos lotes de soja. Aun así, los productores destacan que las condiciones generales son las mejores en años.

La humedad constante acelera la germinación de malezas y exige barbechos más oportunos y eficientes. Las ventanas de trabajo se achican y los equipos deben aprovechar cada jornada de estabilidad, mientras se monitorean los primeros nacimientos de yuyo colorado.

El maíz apuesta por la fertilización dividida

El cereal se consolida como el cultivo más dinámico del inicio de la campaña. La siembra con destino a grano cubre ya el 25,6 % del área nacional, con un avance interanual de 7,9 puntos porcentuales, el segundo más alto de la última década.

El uso de fertilización dividida se consolida como una práctica clave para aumentar la eficiencia. Fraccionar las aplicaciones de nitrógeno y fósforo ayuda a reducir pérdidas por lavado y mejora la absorción de nutrientes en suelos saturados.

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Lote de maíz en estadío V4 en la localidad de Enrique Carbó, provincia de Entre Ríos. Gentileza: Luis Tronco, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En el sudeste cordobés, los técnicos reportan densidades de hasta 600 espigas por metro cuadrado, muy por encima del promedio histórico de 450. Ese salto refleja la combinación de buen manejo, fertilización ajustada y una disponibilidad de agua ideal para el desarrollo del cultivo.

Altos rendimientos en trigo, pero con alerta sanitaria

El trigo atraviesa su etapa crítica con un panorama que sigue siendo alentador. En la región núcleo, el 85 % del área se encuentra entre excelente y muy buena condición, mientras que el 15 % restante ya está en floración, con rendimientos esperados que superan los 40 quintales por hectárea.

El monitoreo será clave: el calor y la humedad favorecen el desarrollo de chinches, orugas y enfermedades fúngicas, lo que obliga a reforzar los tratamientos sanitarios.

En Colón y Pergamino, los técnicos describen la situación como “inmejorable”. La fertilización, más intensiva que en años anteriores, alcanzó 250 kilos de urea y hasta 130 kilos de fósforo por hectárea, lo que marca una fuerte recuperación del manejo nutricional.

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Lote de trigo en espigazón en la localidad de Enrique Carbó, provincia de Entre Ríos. Gentileza: Luis Tronco, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

A nivel nacional, el 96,4 % del trigo mantiene condición de cultivo normal a excelente. Sin embargo, las lluvias y la humedad creciente provocaron un aumento intersemanal del 6 % en el área con excesos hídricos, sobre todo en el sur bonaerense.

Girasol: avances sólidos en el norte, dificultades en el sur

El girasol muestra una campaña con resultados dispares según la región. A nivel nacional, ya se implantó el 35 % de las 2,7 millones de hectáreas proyectadas, con adelantos de 9,8 puntos frente al ciclo anterior y 22 puntos sobre el promedio de las últimas cinco campañas.

El 77 % del área sembrada presenta condición hídrica adecuada u óptima y el 100% del cultivo se mantiene entre normal y excelente. En el NEA y el norte de Santa Fe, la siembra avanza con gran dinamismo, mientras que en el sur bonaerense las lluvias complican el tránsito y retrasan labores.

Una campaña marcada por la abundancia

El denominador común de todos los informes es el exceso de agua. El semestre frío de 2025 fue uno de los más húmedos de las últimas décadas, con registros acumulados que duplican los promedios históricos en buena parte del país.

En localidades como 9 de Julio, las precipitaciones alcanzaron los 1350 milímetros en lo que va del año, frente a los 710 mm habituales. Este exceso de lluvias limita la operatividad, pero también asegura un piso de producción alto para los cultivos de verano.

Si las lluvias de primavera logran distribuirse de manera equilibrada, Argentina podría encaminarse hacia una de las campañas más exitosas de los últimos años. La combinación de humedad, tecnología y manejo profesional ofrece las condiciones ideales para una cosecha capaz de revertir los efectos económicos de las sequías recientes.

El desafío será sostener este equilibrio entre abundancia y eficiencia. Con el suelo cargado de agua y las expectativas en alza, la campaña 2025/26 se perfila como el punto de inflexión que el agro esperaba para volver a sembrar con esperanza y mirar el horizonte con confianza.