Cantando bajo la lluvia, o cómo la industria de los recitales al aire libre debe adaptarse al cambio climático

Cada vez con más frecuencia, los asistentes a eventos al aire libre se ven afectados por las condiciones meteorológicas, a veces con consecuencias lamentables. Imprevisión, a la orden del día.

Taylor Swift
Taylor Swift ha cantado varias veces bajo la lluvia en sus giras. Pero en la última visita a Argentina, debió posponer una de sus fechas por las intensas lluvias y tormentas. "Nunca voy a poner en peligro a mis fans ni a mis compañeros performers y el staff", aseguró.

En agosto de 2022, fuertes ráfagas de viento hicieron que se desplomara un escenario sobre la multitud que disfrutaba del festival musical Medusa en Cullera, Valencia (España), con el lamentable saldo de un muerto y decenas de heridos.

En junio de 2023, durante un concierto del ex One direction Louis Tomilson en Colorado (Estados Unidos), una violenta granizada dejó más de 100 heridos de distinta consideración.

Durante un recital de Ed Sheeran en Pittsburg (Estados Unidos) en julio de 2023, llevado a cabo en medio de una ola de calor, hubo personas 17 hospitalizadas, de las cuales dos sufrieron un paro cardíaco.

En diciembre de 2023, mientras se llevaba a cabo la fiesta Bresh en Buenos Aires (Argentina) y pese a contar con un pronóstico de tormentas, el festival siguió adelante hasta que cedió parte de la estructura del escenario como consecuencia de las ráfagas de viento. El saldo: 3 heridos, afortunadamente ninguno de gravedad. En otro evento cercano llevado a cabo en el Hipódromo de Palermo, 15 personas resultaron heridas.

Cancelaciones más frecuentes

Este tipo de incidentes se han vuelto frecuentes y es llamativa la falta de previsión en la organización de eventos multitudinarios al aire libre, como también de la supervisión por parte de las autoridades locales.

La industria de los eventos multitudinarios al aire libre enfrenta desafíos importantes relacionados con las regulaciones locales, las costosas primas de seguro y la crisis del costo de vida que afecta de manera directa a la venta de boletos. Y ahora es muy evidente que a estos desafíos se les suman los eventos meteorológicos extremos cada vez más severos e impredecibles.

Según Billboard, la revista especializada en información sobre la industria musical, sólo en 2023 -el año más caluroso en los registros- el clima extremo ha afectado al menos 30 conciertos de relevancia en todo el mundo, con evacuaciones, cancelaciones y aplazamientos. Esta cuenta es sólo de los eventos de relevancia global, mientras que el número total de eventos musicales afectados en todo el mundo debe ser, seguramente, mucho mayor.

Ya sean espectáculos deportivos, festivales o recitales que se llevan a cabo a cielo descubierto, estos son altamente sensibles a las condiciones del tiempo. Es que los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, y este aumento en frecuencia e intensidad está estrechamente vinculado al cambio climático. Y todo indica que es altamente probable que esta tendencia empeore.

Esto deja a la industria de grandes eventos enfrentando a la nueva normalidad climática. Estos eventos pueden ser mortales como hemos visto, y muy costosos en daños. Pero no sólo los eventos severos son una amenaza, ya que incluso eventos meteorológicos de intensidad moderada pueden poner en riesgo todo el futuro de un festival. Así pasó con el festival “Splendour in the Grass” de 2022 en Australlia, donde después de 60 mm de precipitación acumulada durante un fin de semana, el área se anegó y las autoridades impidieron que el evento se realice allí en el futuro.

Mejor prevenir que curar

Los impactos de las condiciones meteorológicas, severas o no en festivales de música y conciertos se han transformado en un desafío creciente para la industria.

Independientemente de la evolución de las condiciones meteorológicas, contar con el asesoramiento de meteorólogos profesionales es esencial, como lo es tomar decisiones informadas en base a esas previsiones.

Burning man 2023
Más de 70.000 asistentes al festival Burning Man en el desierto de Nevada, quedaron varados por las intensas precipitaciones

Evidentemente que el riesgo de pérdidas económicas es un factor significativo en la toma de decisiones, como también la dificultad en la reprogramación del evento, ya sea porque los artistas tienen la agenda comprometida o porque el lugar del evento no tiene disponibilidad para una nueva fecha.

Sin embargo, el riesgo de cancelaciones, daños materiales, lesiones e incluso el riesgo de muertes, es creciente. Por eso es imperioso contar con una serie de estrategias que permitan reducir los riesgos de que la diversión termine en desastre.

En algunos casos la cancelación puede ser la única opción. En otros, establecer estrategias logísticas y de gestión de riesgos pueden ser las que establecerán la diferencia mediante nuevo estándares de seguridad.

Preparación, planes de contingencia… ¡y sentido común!

Si bien la falta de una adecuada gestión de riesgos es una constante en muchos de los eventos multitudinarios al aire libre, lo sucedido en noviembre de 2023 en uno de los conciertos del Eras Tour de Taylor Swift muestra que la imprevisión cuesta vidas.

taylor en Brazil
Decenas de miles de fans de Taylor Swift en la espera bajo el sol y un calor abrasador, aguardando ingresar al Estadio Olímpico Nilton Santos, en Río de Janeiro, Brasil

Al primer concierto del Eras Tour en Río de Janeiro (Brasil), asistieron más de 60.000 personas. Ese 17 de noviembre de 2023, fue uno de los días más calurosos registrados en la ciudad carioca, con una Sensación Térmica de 59 °C y sin viento. Tras horas de espera bajo el sol, los asistentes al recital se deshidrataron y se desmayaron antes y durante el espectáculo. Por razones de seguridad la empresa T4F, organizadora del evento, impidió que los asistentes al concierto lleven su propia agua. Es que en el interior del estadio, T4F vendía los vasos de 300 ml de agua potable a temperatura ambiente y a costos elevados, siendo insuficientes para calmar la sed de los asistentes. En ese contexto, una estudiante de 22 años fue una de las más de 1.000 personas que colapsó en tan difíciles condiciones, aunque luego sufrió un paro cardíaco por estrés térmico y murió en un hospital.

En este caso, no hubo planes de contingencia contra las altas temperaturas. No se disponía de puestos de hidratación, pese a que los pronósticos meteorológicos indicaban que el recital se llevaría a cabo bajo condiciones de calor extremo. Y la prohibición de llevar su propia agua, ha sido una decisión criminal.

Toma de decisiones oportunas

Las autoridades sólo actuaron después de lo sucedido y exigieron que T4F «proporcione nuevos puntos de distribución de agua y más ambulancias, y que el ingreso se adelante una hora». También legisladores presentaron un proyecto de ley que hacer obligatoria la entrega gratuita de agua y bebederos en los conciertos y penalizar a las empresas que nieguen la entrada a los asistentes a los conciertos que lleven agua.

Durante el Primavera Sound Buenos Aires de 2022 y ante los pronósticos de lluvia para la noche, la organización del festival había adelantado el cronograma de shows y logró condensar gran parte de la jornada antes que comenzara la lluvia. Finalmente, y al caer la noche, el diluvio hizo que la productora tome la inevitable decisión de dar por finalizado el último día de festival. En este caso, una toma de decisiones basada en pronósticos, impidió que el evento se viera empañado por la intensa precipitación.

Por eso es importante que tanto la industria de eventos al aire libre como los asistentes, reconozcan los riesgos y estén preparados para tomar acciones que reduzcan la posibilidad de daños. Y que sepan que incluso con planes de contingencia consistentes, la cancelación de eventos al aire libre puede ser más frecuente en el futuro como consecuencia del cambio climático.

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