El fenómeno de El Niño no le sienta bien al girasol: la extraña causa por la que le fue mejor el año pasado con La Niña

Al comparar las últimas dos campañas se confirmó que la oleaginosa rindió mejor en regiones no tradicionales, donde las condiciones climáticas castigaron al cultivo. ¿Qué pasará en la nueva campaña?

girasol
El girasol se diferencia del resto de los cultivos por poseer un gen que lo hace tolerar con eficacia la falta de agua en suelo.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio por finalizada la cosecha de girasol en la Argentina. Según la entidad bursatil, la campaña 2023/24 concluyó con un rendimiento promedio de 20,2 qq./ha. y una producción nacional de 3,6 millones de toneladas, 21,7 % por debajo de las 4,6 millones de toneladas obtenidas en el ciclo previo.

Pareciera ser que los productores vislumbraban un panorama complejo, puesto que al momento de la siembra en 2023 implantaron 1,85 MHa, un 21,3 % menos que la campaña previa. De hecho, se encontraron con importantes demoras para avanzar con las labores iniciales.

Al comparar los datos relevados, surge una caída del 21,7 % respecto del volumen alcanzado en el ciclo anterior, aunque de todas maneras se ubica dentro del promedio de los últimos cinco años.

Por otra parte, el cierre de la campaña confirmó una variación de producción respecto al escenario inicial de medio millón de toneladas. Esto se debió a “la imposibilidad de concretar los planes de siembra por sequía, al estrés termo-hídrico durante enero y febrero y los temporales de marzo que impactaron negativamente en la performance del cultivo”.

Históricamente el girasol tiene dos regiones bien definidas: una de ellas se ubica en el noreste del país y la otra en la zona sudoeste de Buenos Aires. Lo paradójico en esta campaña es que los rindes del NEA, norte de La Pampa, oeste de Buenos Aires, centro de Buenos Aires, sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa, que suelen ser los más abultados, se ubicaron entre un 9 % y un 11 % por debajo del rinde del ciclo previo, a excepción de los rindes obtenidos en el centro-norte de Santa Fe de 19,1 qq/ha. (+37 % más que en 2022/23).

Como contrapartida, los rindes en zonas no tradicionales para el cultivo, como la Cuenca del Salado, arrojaron una media de 26,1 qq/ha. También se destacaron las regiones sur de la zona pampeana con un rendimiento promedio de 25,5 qq/ha. y el centro-este de Entre Ríos con 25,1 qq/ha.

Mejor con La Niña que con El Niño

El girasol es un cultivo que por diversas cuestiones (de mercado y de rentabilidad) quedó relegado a zonas marginales. Quizá una de sus mayores virtudes sea la que más lo condena: este cultivo que tiene una enorme capacidad para adaptarse a condiciones de estrés hídrico.

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Por su adaptabilidad a la climatología y buenos rendimientos es una opción válida en el esquema de rotación de cultivos en el lote.

Jorge Ingaramo, asesor de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) aseguró a Meteored que “por la profundidad de sus raíces, el girasol sabe buscar el agua más abajo que el resto de sus competidores. Ni el maíz ni la soja tienen la capacidad del girasol, por lo tanto cuando deja de haber agua superficial y el girasol ya esta en desarrollo, comparativamente con los otros cultivos es el que mejor se defiende a la falta de agua. Es capaz de ir a buscarla en lo profundo del suelo. Si ya esta desarrollado sabe sobrevivir muy bien a La Niña”.

En esta misma teoría se basa el gran descubrimiento de la científica Raquel Chan, desarrolladora de la soja y el trigo HB4, que tienen el gen del girasol que los hace resistentes a la falta de agua .

Por estas razones, en la campaña 2022/23 el girasol se destacó por sobre el resto. Mientras la campaña agrícola era un lamento, el girasol sobresalió por sus excelentes resultados productivos. Ahora ocurrió lo contrario, con agua en suelo le fue mucho mejor a la soja y al maíz y no tan bien al girasol, que sufrió los avatares climáticos mencionados anteriormente.

Un pronóstico alentador

Dentro de poco tiempo, los productores de girasol comenzarán a tomar decisiones de cara al nuevo ciclo productivo. Una vez más invertirán cientos de miles de dólares con la esperanza de que las condiciones climáticas acompañen el ciclo del cultivo.

Si bien aún no hay previsiones de las entidades bursátiles, Ingaramo adelantó que “este año la siembra del norte que se hace a fines de julio y agosto, va a encontrar agua en superficie y será muy buena. Hay mucha agua en los suelos y seguramente tendremos una buena intención por parte de los productores ya que si luego lo afecta La Niña en el mes de octubre, el cultivo ya se podrá defender perfectamente”.