Filematología, la ciencia que estudia los besos

En San Valentín el amor está en el aire. Se viene el día de los enamorados y la ciencia tiene mucho que decir sobre los besos. Estas son las razones de por qué besar es saludable.

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Los besos tienen muchos más beneficios de los que pensabas.

Aunque no lo creas, hay una rama de la ciencia que estudia los besos: la filematología. Los investigadores de besos se encargan de estudiar los significados y el origen de los besos, así como sus técnicas y tipos. El beso es una práctica milenaria que evolucionó a partir de otro saludo más común entre nuestros antepasados, que consistía en aproximar sus narices y olisquearse para averiguar la salud y el estatus social de la persona que tenían delante. Algo muy similar al saludo actual de los esquimales.

Además de expresar amor, un beso puede ayudarte a reducir tu presión arterial, acabar con tus dolores de cabeza y quemar algunas calorías. Según los especialistas, existen tantos tipos de besos distintos, como beneficios que se obtienen al darlo o recibirlo. Y acá te contamos algunos de ellos.

Reduce la presión arterial

    Besarse apasionadamente aumenta el ritmo cardíaco de tal forma que ayuda a disminuir la presión sanguínea. Dilata los vasos sanguíneos, la sangre fluye de mejor manera y llega de manera más eficiente a todos los órganos vitales.

    Elimina los calambres y dolores de cabeza

    Besar es muy bueno si estás con dolor de cabeza o calambres menstruales, dicen los especialistas. Aunque a veces podés sentirte inclinado a rechazar los besos cuando estás dolorido, la realidad es que la dilatación de los vasos sanguíneos que proporciona una buena sesión de besos realmente pueden ayudarte a aliviar el dolor.

    Combate las caries y protege nuestra salud

    Una sesión de besos hace que generemos mucha más saliva, y este mecanismo ayuda a protegernos de las caries. ¿Por qué? La saliva es capaz de diluir los azúcares presentes en ciertos alimentos, por lo que ralentiza el proceso de formación de caries dentales. Contribuye, además, a la mineralización de los dientes y refuerza el esmalte. Esto, unido a su acción antibacteriana, protege las piezas dentales del efecto corrosivo de las caries.

    El beso es una práctica milenaria que evolucionó a partir de otro saludo más común entre nuestros antepasados, que consistía en aproximar sus narices y olisquearse para averiguar la salud y el estatus social de la persona que tenían delante.

    La saliva también es antimicótica -elimina hongos-, sana tejidos, reduce la acidez del ambiente de la boca, facilita la digestión, lubrica y protege, además de ser antiviral y antibacteriana.

    Nos hace más felices

    Esto se debe a la liberación de ciertas hormonas cuando besamos. La dopamina y la oxitocina aumentan. Ambas están relacionadas con sensaciones de amor y de cariño. Por otra parte, parece ser que cuando besamos, las terminaciones nerviosas de los labios se sensibilizan. De esta manera, todo el gesto se rodea de placer y somos más felices.

    Se queman calorías

    Según la filematología, al besar ponemos en marcha alrededor de 34 músculos de la cara, y unos 112 de todo el cuerpo por la postura. En un beso apasionado, se pueden quemar hasta 20 calorías, algo así como caminar unas 4 o 5 cuadras.

    Te mantiene joven

    Todo ese movimiento de músculos, también ayuda a tonificar el rostro y reducir las arrugas. Según los estudios, un beso profundo puede ayudar a modelar el cuello y la línea de la mandíbula, los cuales a menudo son zonas problemáticas para aquellos a quienes les preocupa verse más viejos.

    Y lo mejor de todo, es que muchos de estos beneficios se obtienen también con un beso en la mano, en el cachete o en la frente. Así que aprovechá San Valentín para ser más feliz, estar más saludable y verte más joven.

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