Imágenes desoladoras de los incendios en el mediterráneo

El ministro de Agricultura turco, Bekir Pekdemirli, indicó el viernes que 74 de los 85 incendios forestales registrados desde el miércoles “están bajo control" gracias al trabajo de 4.000 efectivos, 6 aviones, 45 helicópteros y 55 vehículos pesados. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró este sábado el estado de desastre en las regiones del país afectadas por los incendios forestales, que ya provocaron al menos cuatro muertos y cerca de 200 heridos, según el último balance oficial.

Tres de las víctimas murieron en Manavgat, a 75 kilómetros al este de Antalya, una de las zonas más turísticas del país, donde hubo que evacuar 27 zonas residenciales. La cuarta apareció 290 kilómetros al este de Manavgat, en Marmaris, provincia de Mugla. Se trata, según la agencia Efe, de un vecino que trataba de ayudar a los bomberos en las tareas de extinción.

En España, el panorama es similar. Esta semana, en Cataluña se vivió el incendio forestal más devastador de los dos últimos años. Más de 1.300 hectáreas de terreno resultaron calcinadas entre la Conca de Barberà y el Anoia, y cerca de 200 personas fueron evacuadas ante el peligro de que las llamas devoren sus hogares.

Los focos de incendios continúan activos y los pronósticos para los próximos 10 días en la región del Mediterráneo no son alentadores. El índice de riesgo ante el peligro de incendio continúa en valores “muy extremos”, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales.

Conforme avance la crisis climática se esperan temperaturas más altas, más olas de calor y, en definitiva, más condiciones favorables para que broten incendios. Las predicciones y estudios sobre incendios a largo plazo indican que los países mediterráneos destacarían entre los más afectados del mundo por este fenómeno.

En estos momentos, según corroboran varios estudios, el Mediterráneo ya destaca como uno de los territorios más expuestos al cambio climático. En países como España, el calentamiento global avanza un 20% más rápido que en el resto del planeta. De seguir así, el calor extremo y las sequías podrían convertirse en un polvorín que se prenda cada vez con más frecuencia e intensidad.