Los expertos alertan: la inestabilidad geológica podría durar décadas en la península islandesa de Reykjanes

En la península de Reykjanes (Islandia) varios enjambres sísmicos y erupciones han acabado con un silencio que ha perdurado durante 800 años, presagiando un periodo de inestabilidad que podría extenderse a lo largo de varias décadas.

Erupción Islandia
Islandia se encuentra en estado de emergencia. La Organización Meteorológica Islandesa (OMI) está realizando un seguimiento a tiempo real de la situación ante una probable erupción inminente en el suroeste de la isla.

En el suroeste de Islandia, concretamente en la península de Reykjanes, un enjambre de terremotos decidió hacer su aparición estelar la tarde del viernes 10 de noviembre. Los sismómetros de la región registraron cientos de temblores, algunos tan intensos que se hicieron notar hasta en Reikiavik, a unos 50 kilómetros de distancia.

Ante esta serie de movimientos sísmicos, las autoridades locales prevén una posible erupción volcánica en la zona y como medida preventiva, se ha ordenado la evacuación masiva de la localidad de Grindavík, la primera de esta escala en 50 años en Islandia.

¿Por qué hay tantos volcanes en Islandia?

Islandia está situada sobre la dorsal mesoatlántica, un lugar donde las placas tectónicas euroasiática y norteamericana se separan unos centímetros de distancia cada año. Como resultado de este juego de separación, la corteza terrestre se resquebraja y tenemos fisuras por las que el magma se cuela, desatando impresionantes erupciones volcánicas.

Volcanes Islandia
Islandia cuenta con 34 sistemas volcánicos que han estado activos durante el Holoceno en los últimos 11500 años.

Pero eso no es todo, Islandia no solo está sobre una fisura tectónica, sino que también se cree que descansa sobre una pluma mantélica, una columna de material que asciende desde el manto hasta alcanzar la base de la litosfera, que se traduce en la aparición de los conocidos como "puntos calientes" en superficie.

La península de Reykjanes despierta tras 800 años

Después de una intensa actividad volcánica en Islandia, excluyendo la península de Reykjanes, nos encontramos con un despertar después de 800 años: las erupciones volcánicas volvieron en 2021 a la península, específicamente en el sistema volcánico de Fragradalsfjall.

Este renacer sísmico ha dejado huella en tres ocasiones impactantes en los últimos años: en 2021, nuevamente en 2022 y, más recientemente, durante el verano de 2023, marcando un nuevo y destacado "ciclo eruptivo" según los expertos.

La última vez que la tierra experimentó una secuencia de grietas y erupciones similar fue hace más de 800 años.

Matthew Roberts, del servicio meteorológico islandés, añade un intrigante matiz: estas erupciones no estarán limitadas a un único sitio, sino que se esperan a lo largo de toda la península, generando una inestabilidad y riesgo sísmico que podría perdurar durante décadas.

¿Una erupción inminente?

En esta fase de fisuración marcada por cientos o miles de terremotos, el magma, ubicado a unos 500-800 metros debajo de la superficie, está buscando su camino hacia el exterior, aumentando la probabilidad de erupciones volcánicas en los próximos días o semanas en la península de Reykjanes.

Los expertos, como el Dr. Roberts, descartan una erupción explosiva, pero advierten sobre los daños significativos a la infraestructura local y la liberación de vapores tóxicos si se produce una erupción de baja intensidad.

Inestabilidad en las siguientes décadas

Tras los recientes fenómenos en la península de Reykjanes, los expertos sugieren que estos eventos volcánicos amenazan con desencadenar décadas de inestabilidad.

La península suroccidental de Islandia se encuentra en el centro de una preocupante situación volcánica que podría extenderse a lo largo de décadas, según advierte la OMI.

El destacado vulcanólogo, el Dr. Magnus Gudmundsson, resalta la probabilidad de que la actividad volcánica persista en los próximos años y refuerza la idea de que, durante la próxima década, la acumulación de tensión podría desencadenar nuevas erupciones. A pesar de ello, la incertidumbre persiste en cuanto a cuándo y dónde se producirán estos eventos geológicos.

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