Los expertos alucinaron esta semana con la borrasca Agnes por ser de tipo Shapiro-Keyser, ¿qué es eso?

La borrasca Agnes ha dejado esta semana un importante temporal de viento y mar en el Reino Unido e Irlanda, dejando a su paso numerosas incidencias. Se trata de una borrasca anómala para la época, ¿por qué?

Borrasca Agnes
Así lucía desde el satélite la poderosa borrasca Agnes durante la jornada del miércoles 27. Fuente: EUMETSAT.

Mientras España está inmerso en un período de tiempo estable y bastante cálido, con temperaturas extraordinarias y récord en muchas zonas para comenzar el mes de octubre, en otros lugares de Europa la situación es completamente diferente, destacando el nuevo episodio de lluvias torrenciales de Grecia asociado a la borrasca que ha sido denominada Elías.

Sin embargo, las islas británicas también se han visto azotadas en esta semana por una potente y anómala borrasca para estar a finales de septiembre, que fue nombrada como Agnes. En su aproximación ha dejado diversos fenómenos adversos, destacando el gran temporal marítimo y las ráfagas huracanadas, que se han dejado sentir especialmente en la isla de Irlanda.

Una profunda borrasca anómala para las fechas

Todo parece indicar que Agnes ha seguido una evolución tipo Shapyro-Keyser, que presenta varias diferencias importantes respecto a las clásicas del modelo noruego, que son las que suelen verse. Otra de sus singularidades es que ha sufrido un importante proceso de ciclogénesis explosiva, con una presión mínima en su centro que ha rondado los 965 hPa, algo poco habitual para las fechas.

En su proceso de formación se produjo lo que se conoce como seclusión cálida, que básicamente consiste en que la borrasca adquiere una anomalía cálida en su centro, siendo una característica típica de los ciclones tropicales. Las nubes adquieren una forma muy particular cuando empiezan a girar alrededor del núcleo formando una espiral que en algunos casos puede cerrarse dando lugar a una especie de ojo.

El proceso de intensificación de la borrasca ha sido tan potente que ha conseguido desgajar una bolsa de aire cálido e incorporarla a su centro, ocupando niveles preferentemente bajos. Estas intensificaciones tan rápidas de estos ciclones extratropicales suceden en zonas de fuertes gradientes horizontales de temperatura.

Chorros en aguijón que avisan de probables vientos extremos

Eso sí, no se debe confundir estas borrascas con los huracanes que surcan el Atlántico tropical. No obstante, las ráfagas asociadas a Agnes han sido muy intensas, dejando olas de más de 9 metros en algunos sectores costeros del suroeste de Irlanda.

En las aguas del Atlántico Norte e incluso en las inmediaciones de la Península hay constancia de accidentes y naufragios de embarcaciones por vientos extremos asociados a un chorro en aguijón.

En algunos casos, se puede apreciar la formación de un chorro en aguijón o sting–jet. Se trata de un rasgo que suele asociarse a fenómenos violentos o extremos, que consiste en la formación de un canal descendente de la corriente en chorro polar, que discurre muy cerca y al sur del centro de la borrasca, generando vientos muy intensos en superficie, en ocasiones de más de 150 km/h.

Otras diferencias respecto a las borrascas "clásicas"

En su etapa de madurez no se forma ninguna oclusión en las borrascas tipo Shapiro-Keyser, a diferencia del tipo de los ciclones extratropicales "clásicos" de la escuela noruega. Encontramos que un límite de masa de aire delimita el núcleo cálido del aire frío en el norte y el oeste de la superficie baja, mostrando muchas similitudes con un frente cálido. De hecho, donde cabría esperar la oclusión en el cuadro sinóptico, se dibuja un frente cálido doblado hacia atrás.

Con el paso de las horas, el aire frío situado detrás del frente frío comienza a envolver el núcleo cálido del ciclón y acaba aislándolo. Este proceso finaliza cuando se alcanza un equilibrio térmico entre el núcleo caliente y el aire frío circundante.

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