Maíz que rinde, sorgo que sorprende y trigo que toma envión: señales positivas tras un julio inédito

La campaña recibió un giro climático inesperado. Las lluvias transformaron el perfil agronómico del trigo, mientras mejora el cierre del maíz y se eleva la proyección del sorgo.

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Trigo en macollaje sembrado en un lote de Corzuela, Provincia de Chaco. Gentileza: Marcelo Spahn para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

Julio trajo alivio, sorpresa y oportunidades. Lo que parecía un invierno dentro de lo normal, con reservas hídricas heterogéneas y cultivos de invierno bien implantados pero bajo vigilancia, terminó mostrando un giro climático que cambió por completo el tablero productivo.

Las lluvias acumuladas superaron cualquier registro reciente: fue el julio más lluvioso en 40 años en la región núcleo, según la Bolsa de Comercio de Rosario. La intensidad y distribución de las precipitaciones revirtieron el déficit en zonas del norte, consolidaron perfiles en la región pampeana y frenaron los temores de estrés temprano en los cultivos invernales.

Para muchos productores, la lluvia no solo fortaleció la condición hídrica del trigo, sino que también permitió cerrar con rindes estables —y en algunos casos superiores— la campaña de maíz y sorgo. El cambio llegó justo cuando el mercado empezaba a debatir cómo reaccionar ante una nueva suba del dólar y un régimen de retenciones modificado.

Reservas completas y un trigo que recupera potencial

La siembra de trigo 2025/26 prácticamente concluyó. Con el 98,3 % del área objetivo ya implantada, el cereal cubre 6,7 millones de hectáreas, una superficie que se consolidó en medio de la incertidumbre económica gracias a la recomposición hídrica previa a la siembra.

Ahora, con el 78,7 % del cultivo sobre perfiles adecuados a óptimos y un 96,9 % en condición de cultivo de normal a excelente, las chances de una campaña destacada volvieron a escena. Es que desde lo agronómico, las lluvias aportaron lo que el nitrógeno necesita para expresar rendimiento.

La etapa de macollaje se encuentra en pleno desarrollo en la mayoría de las regiones, y las condiciones actuales permiten proyectar una buena relación entre número de macollos por planta y fertilidad de espigas. A su vez, la baja proporción de lotes en encañazón (3,8 %) brinda una ventana útil para ajustes nutricionales y monitoreos sanitarios.

La cobertura densa, el ambiente húmedo y las temperaturas templadas también encienden alertas sanitarias. Las enfermedades foliares como manchas, roya amarilla y roya anaranjada podrían encontrar un entorno ideal para desarrollarse si se prolonga esta humedad.

La anticipación será clave, sobre todo en zonas del sur de Santa Fe, Entre Ríos y norte bonaerense. Las herramientas de agricultura digital y los modelos predictivos ganan relevancia para emitir alertas tempranas y mejorar la eficiencia de las aplicaciones.

En maíz, la campaña superó todas las expectativas

Con el 88 % del área nacional ya cosechada, y un rendimiento promedio de 72,3 qq/Ha, se consolida la estimación de 49 millones de toneladas. Córdoba volvió a ser protagonista con lotes de 80,5 qq/Ha en el centro-norte y 74,3 qq/Ha en el sur, donde aún queda un 14 % por recolectar.

Los datos reflejan una resiliencia productiva notable, especialmente si se considera que esta fue una campaña con elevada presión sanitaria (enfermedades como tizón, mancha blanca, cercospora) y estrés térmico en floración. Las lluvias de julio contribuyeron a mantener la humedad superficial en siembras tardías, extendiendo el llenado y reduciendo los impactos negativos de los picos de temperatura.

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Con el 88% de la cosecha nacional completada, el maíz consolida un rendimiento promedio de 72,3 qq/Ha. Córdoba lidera con cifras por encima de los 80 quintales.

Desde la mirada técnica, estas condiciones dejan margen para anticipar una mejor preparación de suelos para la siembra de maíz temprano 2025/26. Si el régimen de lluvias continúa por encima de lo normal en agosto, muchos productores podrán planificar siembras con mejores condiciones de arranque, clave para evitar pérdidas en emergencia y enraizamiento inicial.

El sorgo granífero, el tapado que sorprendió

Este cereal fue el actor inesperado del cierre de la gruesa. Con el 95 % del área cosechada y un rinde promedio de 35,3 qq/Ha, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ajustó al alza su estimación de producción, llevándola a 3,1 millones de toneladas, un 3,3 % más que el cálculo anterior.

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El sorgo granífero sorprendió con rindes superiores en lotes tardíos del centro del país. La Bolsa de Cereales ajustó al alza su estimación de producción a 3,1 millones de toneladas.

Los lotes tardíos del centro del área agrícola —particularmente en el este de Córdoba y sur de Santa Fe— aportaron rindes superiores a los estimados, pese al golpe de calor y falta de agua que atravesaron en el final del verano. Este comportamiento refuerza la idea de que el sorgo sigue siendo una herramienta válida para diversificar planteos en ambientes marginales o para esquemas de bajo costo, sin resignar volumen.

Un agosto de decisiones estratégicas

Con el perfil hídrico recargado y los pronósticos aún favorables, los asesores coinciden en que el agro se encuentra ante un momento bisagra. El interrogante que se repite en todas las zonas es: ¿más superficie o más tecnología por hectárea?

La presión financiera y la volatilidad cambiaria generan cautela, pero muchos productores están dispuestos a redoblar la apuesta.

El mes de agosto será clave: las lluvias previstas podrían consolidar un inicio ideal para las labores de fertilización en trigo, mejorar la condición de cultivos de cobertura y acelerar la preparación para la gruesa. También aumentan los riesgos sanitarios en cereales de invierno y las dificultades operativas para tareas como barbechos y controles mecánicos.

La estrategia, más que nunca, requiere información en tiempo real, seguimiento técnico y decisiones quirúrgicas. El clima, que hasta hace poco jugaba en contra, ahora da una nueva chance. Resta ver si el sistema productivo puede capitalizarla.