Trigo récord y maíz en su mejor momento: el agro argentino cierra 2025 con señales muy positivas

Lluvias oportunas, alivio térmico y un patrón climático menos extremo sostienen rindes históricos en trigo y un excelente estado del maíz temprano en gran parte del país.

maiz
Lote con maíz temprano en etapa de estado reproductivo, en el centro del departamento San Martín, Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

El cierre de 2025 deja una señal clara para el agro argentino: cuando el clima acompaña, la respuesta productiva es inmediata. Tras varios ciclos marcados por sequías y extremos térmicos, diciembre mostró un cambio en el patrón atmosférico que permitió consolidar una supercosecha de trigo y sostener al maíz temprano en pleno período crítico con muy buen estado general.

Los últimos relevamientos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y de la Bolsa de Comercio de Rosario coinciden en un diagnóstico central: las lluvias, aunque erráticas, llegaron en el momento justo, mientras que el alivio térmico redujo el estrés sobre los cultivos. El resultado es un escenario productivo que mejora expectativas y cambia el ánimo del sector en el tramo final del año.

Un trigo que rompe todos los registros

A nivel nacional, la campaña de trigo 2025/26 ya cubre más del 73 % del área apta y se consolida como una de las más destacadas de la historia reciente. La Bolsa de Cereales elevó la proyección de producción a 27,1 millones de toneladas, impulsada por rindes que superaron ampliamente los rangos estimados en el centro y sur del área agrícola.

En las principales zonas productivas, los rindes relevados se ubican entre 6 y 11 quintales por hectárea por encima de los máximos históricos zonales, e incluso hasta 13 qq/ha por encima de las estimaciones previas. En el sudeste bonaerense aún resta un volumen importante por trillar, por lo que no se descartan ajustes adicionales.

Desde la región núcleo, el cierre confirma la magnitud del salto productivo. Con el 98 % del área cosechada, la producción triguera se afirma en torno a 10,4 millones de toneladas, con un rinde promedio cercano a los 60 qq/ha.

Técnicos y productores coinciden en que se trató de una campaña inédita, que permitió dimensionar el verdadero potencial del cultivo bajo condiciones hídricas y térmicas favorables. Como contracara, la proteína aparece más ajustada en algunos lotes, una consecuencia habitual de campañas de rindes muy elevados.

Maíz temprano: lluvias erráticas pero decisivas

Mientras el trigo baja el telón, el foco productivo se traslada al maíz, que atraviesa semanas decisivas. A escala nacional, la siembra cubre el 69,5 % del área proyectada, con el 88 % del cultivo en condición Buena a Excelente.

Un dato central es que el 21,8 % del maíz temprano ya transita el período crítico (VT–R1), y en el 93 % de los casos lo hace con humedad del suelo Adecuada u Óptima.

En la región núcleo, la situación es incluso más favorable: según la Bolsa de Comercio de Rosario, el 90 % del maíz temprano se encuentra en floración con estado muy bueno a excelente, en un diciembre que mostró un cambio claro en el patrón de lluvias. Las precipitaciones fueron desparejas en su distribución, pero altamente oportunas, justo cuando el cultivo comenzaba a mostrar los primeros síntomas de estrés hídrico.

Las tormentas del último fin de semana dejaron más de 20 milímetros en el 75 % de la región, con registros destacados en localidades como Hernando, Rosario y Santa Teresa, donde los acumulados oscilaron entre 40 y 68 mm. Aunque en sectores del noroeste bonaerense y sudeste cordobés los milímetros fueron menores, el aporte resultó clave para sostener la floración.

maiz
Lote con maíz temprano con muy buena disponibilidad de agua útil, excelente estado, con daños por aves, en el centro del departamento Castellanos, Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

A este escenario se sumó un factor determinante: el descenso de las temperaturas. Luego de jornadas con máximas superiores a los 35 °C, el ingreso de un sistema frontal frío moderó el ambiente, con mínimas que llegaron a ubicarse entre 8 y 11 °C, reduciendo el estrés térmico en una etapa clave del ciclo del cultivo.

El panorama positivo no es completamente homogéneo ya que persisten sectores con señales de alerta, principalmente en el sudeste y sudoeste de Córdoba y en áreas del centro-oeste santafesino. Allí, algunos maíces sembrados a comienzos de septiembre muestran floraciones desparejas y fallas de polinización, lo que obliga a seguir de cerca la evolución del clima en las próximas semanas.

La campaña gruesa toma forma con soja y maíz tardío

La soja avanza sin sobresaltos mayores ya que a nivel nacional, la siembra alcanza el 67,3 % del área, con más del 92 % del cultivo bajo condición hídrica Adecuada u Óptima. La soja de primera comienza a transitar etapas reproductivas en el centro y sur del país, mientras que la soja de segunda muestra un ritmo particularmente dinámico.

soja
Lote con soja temprana; en pleno proceso de desarrollo vegetativo, en el centro del departamento Castellanos, Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

En la región núcleo, la implantación de soja de segunda llega al 86 % del área prevista, ubicándose 11 puntos porcentuales por delante del promedio de las últimas cinco campañas. En paralelo, comenzó a ganar ritmo la siembra de maíces tardíos de diciembre, que ya cubre el 40 % de las 180.000 hectáreas previstas, con productores atentos a la persistencia del actual patrón climático.

Un cierre de año condicionado por el clima

Con un trigo que deja números históricos, un maíz que llega fortalecido a su período más sensible y una soja que avanza con buen ritmo de implantación, el agro argentino despide 2025 con un escenario productivo claramente más sólido que el de años recientes. El clima seguirá siendo la variable decisiva, pero los datos muestran que, al menos por ahora, la atmósfera volvió a jugar a favor del campo.

A este balance se suma una mayor estabilidad hídrica de los perfiles, resultado de acumulados anuales que en muchas zonas oscilaron entre 800 y 1.600 milímetros, favoreciendo la recuperación de napas y cuerpos de agua. Un dato clave que no solo mejora el potencial inmediato, sino que también reduce la vulnerabilidad frente a nuevos pulsos de calor o sequías breves, en un contexto climático cada vez más variable.