Los extraterrestres podrían estar escondidos bajo el hielo de una luna de Júpiter, según la NASA
Europa, una de las lunas de Júpiter, ha capturado especialmente la atención de los científicos, en la fascinante búsqueda de localizar vida fuera del planeta Tierra, mas precisamente bajo su gruesa capa de hielo.

La fascinante búsqueda de vida más allá de la Tierra ha llevado a la comunidad científica a explorar los confines de nuestro propio sistema solar. Durante décadas, la atención se ha centrado en Marte, pero las miradas se dirigen cada vez más hacia destinos más exóticos y prometedores: las lunas heladas de planetas gigantes. Entre ellas, Europa, una de las lunas de Júpiter, ha capturado especialmente la atención de los científicos.
La posibilidad de que un vasto océano de agua salada se esconda bajo su gruesa capa de hielo ha convertido a Europa en un candidato principal para albergar vida extraterrestre.
Pero, ¿cómo podemos buscar vida en un lugar tan remoto y extremo? La respuesta podría estar más cerca de lo que pensamos, en las profundidades de nuestros propios océanos en la Tierra, donde la vida prospera en condiciones que desafían lo conocido.

La astrobiología, la ciencia que estudia el origen, evolución y distribución de la vida en el universo, está utilizando estos oasis submarinos de la Tierra como claves para desentrañar los misterios de la vida alienígena potencial bajo el hielo de Europa.
Las ventanas de vida de la Tierra: claves para otros mundos oceánicos
En las zonas profundas de los océanos de la Tierra, donde la luz solar no penetra y las presiones son inmensas, existen ecosistemas prósperos alrededor de respiraderos volcánicos submarinos, también conocidos como fumarolas hidrotermales. Estos entornos extremos, caracterizados por la emisión de fluidos calientes y ricos en minerales desde el lecho marino, sustentan una asombrosa diversidad de vida que no depende de la fotosíntesis, sino de la quimiosíntesis: un proceso por el cual los organismos obtienen energía de reacciones químicas.

Astrobiólogos de todo el mundo consideran que, si existe vida en otros lugares de nuestro Sistema Solar, es probable que sea de naturaleza microbiana y que prospere en ambientes análogos a estas fumarolas. La vida que conocemos es extraordinariamente adaptable, y la existencia de extremófilos (organismos que prosperan en condiciones extremas) en la Tierra amplía drásticamente nuestras expectativas sobre dónde y cómo podría surgir la vida en otros cuerpos celestes.
La luna de Júpiter, bautizada como Europa, ha sido objeto de fascinación por la comunidad científica desde que las sondas Voyager en 1979 sugirieron la existencia de un océano líquido bajo su superficie helada. Observaciones posteriores, como las realizadas por el telescopio espacial Hubble y la sonda Galileo de la NASA, han reforzado esta hipótesis, incluso detectando actividad de penachos (plumas) que expulsan material desde el subsuelo, similar a fenómenos de criovolcanismo observados en otros "mundos oceánicos".
Europa: un océano salado bajo el hielo
La idea de que Europa podría albergar vida no es nueva. Ya en 1982, el reconocido autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke la mencionaba en su novela "2010, Odisea dos", especulando sobre la posibilidad de vida en su océano oculto. Esta sospecha se ha visto confirmada por datos científicos. Se cree que bajo la corteza helada de Europa se esconde un inmenso océano de agua salada, lo que lo convierte en uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre.
Un avance significativo en esta teoría se produjo en 2015, cuando científicos de la NASA dedujeron que el color amarillento de ciertas zonas de la superficie de Europa se debe a la presencia de cloruro de sodio, es decir, sal común. Experimentos en laboratorio mostraron que esta sal, al ser sometida a las condiciones ambientales de Europa (como la radiación), adquiere una tonalidad amarillenta similar a la observada en esa luna.

Esto no solo confirma la composición salina del posible océano, sino que también sugiere una interacción química entre el agua y la superficie, lo cual es crucial para la existencia de vida. Las observaciones de la sonda Galileo y el telescopio espacial Hubble han corroborado esta sospecha, reforzando la idea de algo líquido y salado bajo la capa de hielo de Europa.
Simulación de la vida extraterrestre en laboratorio
Para comprender mejor cómo podría ser la vida en un entorno como el de Europa, los científicos están replicando estas condiciones extremas en laboratorios terrestres. Un estudio de tres años financiado por la NASA, liderado por el astrobiólogo James Holden, de la Universidad de Massachusetts Amherst, se centra en el estudio de los microbios que prosperan alrededor de las fisuras volcánicas en las profundidades de los océanos terrestres. Esta investigación busca predecir cómo serían las formas de vida microbiana en Europa, si es que existen.

El laboratorio de Holden simula las condiciones de las fumarolas hidrotermales: ausencia total de luz y de oxígeno. En estos ambientes, los extremófilos terrestres prosperan utilizando gases calientes y minerales como fuente de energía. Si bien es probable que la vida en Europa comparta similitudes con estos extremófilos terrestres, es crucial reconocer que las diferencias en la química, el tamaño y la gravedad del entorno de Europa significarían que las formas de vida no serían idénticas.
La investigación también explora cómo los extremófilos terrestres utilizan enzimas llamadas hidrogenasas para descomponer el hidrógeno y obtener energía, y cómo varios procesos químicos contribuyen a la fisiología de un organismo, información vital para guiar la búsqueda de vida en Europa.
Misiones espaciales en búsqueda de respuestas La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene en marcha la misión JUICE (JUpiter ICy moons Explorer), mientras que la NASA está desarrollando la misión Europa Clipper. Ambas misiones están diseñadas para explorar en detalle las lunas heladas de Júpiter, con un enfoque particular en Europa.
Estas misiones llevarán instrumentos avanzados capaces de analizar la composición de la superficie de Europa, estudiar su campo magnético para comprender el océano oculto, y quizás incluso detectar más penachos de vapor de agua que podrían ofrecer muestras del océano profundo sin necesidad de perforar el hielo.
La búsqueda de vida extraterrestre no es solo una cuestión de "si hay", sino también de "dónde" y "cómo". Las pistas de las profundidades oceánicas de la Tierra, combinadas con los datos de las sondas espaciales y las simulaciones de laboratorio, están construyendo una imagen cada vez más clara de los lugares más prometedores para encontrar vida más allá de nuestro planeta.
La posibilidad de que microorganismos, o quizás formas de vida más complejas, se escondan bajo el hielo de una luna distante como Europa, es una de las perspectivas más emocionantes de la ciencia moderna y una que las futuras misiones de la NASA y la ESA buscarán confirmar.
Referencias de la noticia:
James Holden. “Answers to existence of alien life might be found in Earth’s deep-sea volcanoes”. Universidad de Massachusetts Amherst. Julio, 2025.
Matthew Williams. “Deep-Sea Volcanic Vents Could Provide Clues About Alien Life”. Universe Today. Julio 2025.