El camino hacia una economía circular en órbita espacial

Economía espacial circular y estrategias de reducción, reutilización y reciclaje para combatir los desechos y garantizar un futuro sostenible.

La Agencia Espacial Europea (ESA) estima que actualmente hay alrededor de 6000 toneladas de material desechado flotando en órbita.
La Agencia Espacial Europea (ESA) estima que actualmente hay alrededor de 6000 toneladas de material desechado flotando en órbita.

La fascinación de la humanidad por el espacio crece a un ritmo sin precedentes. Con miles de satélites ya en órbita y planes para lanzar muchos más, estamos presenciando el nacimiento de una verdadera economía espacial.

Sin embargo, este progreso esconde un coste invisible y preocupante: la forma en que exploramos el cosmos todavía sigue un modelo antiguo e insostenible.

Operamos con una lógica lineal de "extraer, fabricar, lanzar y desechar". Los cohetes de alta tecnología se queman en la atmósfera tras un solo uso, y los satélites multimillonarios se convierten en desechos espaciales al finalizar su misión.

Reciclaje de desechos espaciales

Este artículo propone un cambio de paradigma fundamental: la transición hacia una Economía Espacial Circular. La idea central es aplicar los principios que ya conocemos en la Tierra (Reducir, Reutilizar y Reciclar) al entorno hostil y desafiante del espacio.

El objetivo no es sólo la eficiencia económica, sino garantizar que las órbitas de la Tierra sigan siendo utilizables para las generaciones futuras, evitando que se conviertan en un "cementerio" intransitable de desechos.

El primer pilar fundamental es la Reducción. En la industria espacial, esto significa hacer más con menos. Implica el uso de materiales avanzados y ligeros como la fibra de carbono y la aplicación de Inteligencia Artificial para diseñar trayectorias que eviten colisiones, ahorren combustible y eviten la generación de más residuos. Minimizar los residuos comienza desde el diseño: crear satélites que duren más o que puedan repararse, en lugar de reemplazarse.

En la Estación Espacial Internacional (ISS), el reciclaje del agua es fundamental: existen sistemas avanzados diseñados específicamente para el tratamiento de la orina y la destilación en microgravedad, que transforman los residuos líquidos de nuevo en agua potable.
En la Estación Espacial Internacional (ISS), el reciclaje del agua es fundamental: existen sistemas avanzados diseñados específicamente para el tratamiento de la orina y la destilación en microgravedad, que transforman los residuos líquidos de nuevo en agua potable.

El segundo pilar, la reutilización, es donde hemos visto el progreso más publicitado. Empresas como SpaceX han demostrado que recuperar y reutilizar los propulsores de cohetes es viable y económicamente ventajoso.

Pero la visión circular va más allá: imagina un futuro en el que los camiones de remolque espaciales puedan reabastecer satélites en órbita o en el que los módulos de las estaciones espaciales se readapten para nuevas funciones, en lugar de desintegrarse al reingresar.

El tercer pilar, y el más desafiante, es el reciclaje. Curiosamente, mientras que en la Tierra el reciclaje suele considerarse el último recurso (después de la reducción y la reutilización), en el espacio debe convertirse en una prioridad absoluta. Transportar materiales fuera de la gravedad terrestre es astronómicamente costoso.

Por lo tanto, la capacidad de recuperar materiales de los “desechos” en órbita (metales, productos electrónicos o combustible residual) y transformarlos en nuevos recursos es el “santo grial” de la sostenibilidad espacial.

No solo son motivo de preocupación los grandes satélites averiados. Se estima que hay más de 130 millones de partículas de desechos menores de 1 cm. Debido a las velocidades orbitales extremas, incluso un objeto de este tamaño puede causar daños catastróficos en una colisión.
No solo son motivo de preocupación los grandes satélites averiados. Se estima que hay más de 130 millones de partículas de desechos menores de 1 cm. Debido a las velocidades orbitales extremas, incluso un objeto de este tamaño puede causar daños catastróficos en una colisión.

Ya lo hacemos en la Estación Espacial Internacional con agua y aire, pero el desafío ahora es reciclar el hardware.

Los problemas y la atención futura que debe prestarse

Más allá de la tecnología, el documento subraya la urgencia de gestionar materiales críticos. La construcción de naves espaciales depende de elementos raros y difíciles de extraer, como el tungsteno, el titanio y las tierras raras. El desperdicio de estos recursos en misiones de un solo uso no es solo un problema espacial, sino un problema de agotamiento de los recursos terrestres.

En resumen, el mensaje es claro: el espacio no tiene una capacidad infinita para absorber nuestros desechos. Para seguir explorando las estrellas y beneficiarnos de las tecnologías satelitales (como el GPS y el monitoreo climático), debemos abandonar la mentalidad de "usar y tirar". La solución reside en invertir en tecnologías de reparación en órbita, nuevos materiales reciclables y, sobre todo, en regulaciones globales que fomenten la sostenibilidad. Solo cerrando el ciclo de los materiales podremos garantizar un futuro próspero y seguro, tanto en la Tierra como en el espacio.

Referencia de la noticia

Yang, Z., Liu, L., Xing, L., Amara, A., & Xuan, J. (2025). Resource and material efficiency in the circular space economy. Chem Circularity. https://doi.org/10.1016/j.checir.2025.100001