En 2024 podría repetirse un raro evento astronómico: la explosión de la nova más brillante

El estallido de una estrella en la constelación Coronae Borealis podría repetirse en pocos meses. Será la oportunidad de comprender mejor de qué se trata el fenómeno que aparece en un manuscrito de 1217.

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Una nova es una explosión brillante en un sistema estelar binario.

Un particular fenómeno astronómico genera expectativas en los científicos. El 2024 podría ser el año para volver a ver y estudiar la explosión que sucede sólo una vez por siglo en la constelación Coronae Borealis, a 2500 años luz de distancia de la Tierra.

Se trata del estallido de la estrella T Coronae Borealis (T CrB), que está clasificada como una nova recurrente. Es decir que, en realidad, son dos estrellas vecinas: una gigante roja y una enana blanca, que la mayor parte del tiempo son apenas detectables con telescopios comunes.

Pero a veces sucede algo especial: cuando ambos cuerpos se acercan lo suficiente, la gravedad de la enana captura material de su compañera, provoca una reacción de fisión nuclear y una explosión de brillo que la hace mucho más visible.

Una nova es una explosión brillante en un sistema estelar binario, que por unos días o semanas parece dar lugar a una “nueva estrella”. Se produce una transferencia de masa en la que una enana blanca roba material de su compañera. El material se calienta hasta encenderse y ser expulsado a gran velocidad y con mucha luz.

Hay pocos registros formales de esta explosión de luz en T Coronae Borealis a lo largo de la historia. Sólo en 1946 y en 1866, cuando la tecnología de los telescopios aún no estaba tan desarrollada.

Algunos astrónomos piensan que si el período de repetición es más o menos fijo, esta nova tiene una escala de recurrencia de unos 80 años, y por lo tanto nos acercamos a un nuevo evento de la T. Coronea Borealis, que se daría en 2026.

Sin embargo, un estudio reciente, encabezado por el doctor Bradley E. Schaefer, de la Universidad Estatal de Luisiana, investigó registros anteriores de estrellas desconocidas en la constelación Coronae Borealis, y en base a esto calculó que la próxima explosión podría iniciarse antes, en abril de 2024.

Registro medieval de una “estrella que brillaba”

Schaefer encontró dos registros interesantes. Uno data de 1787, en el que el reverendo Francis Wollaston, logró medir la ubicación de estrellas por encima de 7,8 magnitudes.

Tras el análisis de este registro, Schaefer concluye “que la única forma en que Wollaston pudo obtener las coordenadas fue haber medido las coordenadas del propio T CrB durante una erupción”.

La otra referencia es mucho más antigua. Un informe ocular de 1217, de Abbott Burchard de Upsberg, de una estrella en la Corona Boreal que “brillaba con gran luz” durante “muchos días”.

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Ilustración de un sistema de dos estrellas. Crédito: Mark Garlick

“Este evento no puede ser un informe de un cometa, porque Burchard usó el término para una estrella (...) y porque tenía el presagio muy positivo, siendo esto imposible para los cometas que son universalmente el peor de los augurios”, dice el trabajo de Schaefer, que sostiene que lo que Burchard vio fue en realidad la explosión de la T Coronea Borealis.

Dado que algunas novas recurrentes tienen períodos variables entre brillos, Schaefer utilizó el momento de una caída de brillo previa a la erupción, en lugar de la duración del intervalo anterior, para determinar cuándo esperar el próximo evento.

T CrB fue la primera nova estudiada con espectroscopia durante su explosión de 1866. Aunque desde entonces se han observado miles de novas, ninguna de ellas fue tan brillante desde la Tierra como la explosión de 1946 de la TCrB.

Si la estimación de Schaefer resulta cierta, el próximo evento se iniciará en abril del año próximo y será una nueva y valiosa oportunidad para seguir estudiando este descomunal cataclismo astronómico.