La rosa que sobrevivió al huracán Katrina y se convirtió en símbolo de resiliencia

La rosa Peggy Martin se convirtió en un símbolo de resiliencia. La planta que sobrevivió semanas bajo el agua salada se expandió por todo Estados Unidos y hoy recuerda que, incluso tras la devastación, la vida puede renacer.

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La rosa Peggy Martin, trepadora casi sin espinas, florece en racimos rosados cada primavera y otoño.

En agosto de 2005, cuando el huracán Katrina arrasó la Costa del Golfo de Estados Unidos, los jardines de Nueva Orleans y sus alrededores quedaron reducidos a un paisaje gris.

Árboles derribados, arbustos ahogados y, en el caso de la jardinera Peggy Martin, una colección de 450 rosales convertidos en ramas muertas. Todo parecía perdido, hasta que entre los escombros apareció una excepción: un rosal que, contra toda lógica, seguía vivo.

Ese arbusto, sin nombre y de origen incierto, fue el único que sobrevivió luego de dos semanas bajo más de seis metros de agua salada. Unos brotes verdes en sus largas ramas trepadoras convencieron a Martin de que no todo estaba destruido.

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Veinte años después, el recuerdo de Katrina sigue vivo en Nueva Orleans y en la historia de la rosa que lleva su nombre.

Con el tiempo, aquella planta pasaría a conocerse en los viveros de todo el país como rosa Peggy Martin, o también como la “rosa Katrina”, y se transformaría en una de las trepadoras más apreciadas del sur de Estados Unidos.

El misterio de sus raíces

La historia de este rosal comienza mucho antes del huracán. En 1989, Martin había recibido dos esquejes de manos de su peluquero, quien a su vez los había tomado del jardín de su suegra.

La planta resultó ser vigorosa, de floración abundante y con un detalle curioso: casi sin espinas. En primavera y otoño cubría cercas y pérgolas con racimos de flores rosadas, sin exigir demasiados cuidados.

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Hoy, la rosa que sobrevivió al huracán Katrina adorna pérgolas y cercas como símbolo de resiliencia.

Todavía se desconoce su procedencia exacta. Como sucede con otras variedades sin linaje definido, se la considera una “rosa encontrada”, un término usado para designar a rosales antiguos preservados gracias a la transmisión de esquejes entre jardineros.

Una supervivencia inesperada

Desde el punto de vista botánico, su resistencia resulta sorprendente. Las plantas necesitan oxígeno en sus raíces, y la exposición prolongada a aguas estancadas suele asfixiarlas. Si a eso se añade la salinidad del agua que inundó la zona tras el paso del huracán, la supervivencia de una rosa resulta aún más improbable.

El experto en rosas William C. Welch, de la Universidad Texas, ya conocía la planta antes de Katrina y había tomado esquejes en visitas anteriores. Tras la tormenta, entendió que la resistencia de este rosal lo hacía único. Fue él quien decidió bautizarlo oficialmente con el nombre de su dueña y promover su distribución.

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Mientras cientos de variedades desaparecieron en el jardín de Martin, esta trepadora permaneció en pie.

La difusión de la rosa tuvo también un componente solidario. Parte de las ventas de esquejes se destinó a un fondo creado por el Garden Club of America para restaurar jardines destruidos por la tormenta. Así, la historia de una planta que sobrevivió contra todo pronóstico se convirtió en vehículo de reconstrucción y esperanza en comunidades devastadas.

La rosa Peggy Martin también fue reconocida como "superplanta de Luisiana", una distinción que premia a las especies ornamentales de gran adaptabilidad. Hoy, numerosos viveros en el sur de Estados Unidos la ofrecen como trepadora ideal para cubrir muros y estructuras, gracias a su resistencia a enfermedades, la facilidad de cultivo y la espectacularidad de su floración.

Más allá del reconocimiento hortícola, para Peggy Martin esta rosa tiene un valor profundamente personal. En la catástrofe del Katrina no solo perdió su jardín, sino también a sus padres, que no lograron evacuar a tiempo. Encontrar aquel rosal vivo en medio de la devastación se transformó para ella en un signo íntimo de consuelo.

Con los años, la rosa se convirtió en emblema de resiliencia. En miles de jardines, cada brote de flores rosadas recuerda que incluso después de la destrucción puede renacer la vida.