Lago Puelo en emergencia: el incendio ya consumió unas 3.000 hectáreas y el pronóstico no es alentador

El foco activo en la zona de El Turbio avanza sobre bosque nativo en un contexto de sequía, calor y viento. Más de 100 personas y medios aéreos trabajan en el operativo.

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El uso de medios aéreos resulta clave para atacar puntos calientes y reforzar las líneas de control en áreas donde el acceso terrestre es limitado.

El incendio forestal que afecta a Lago Puelo, en la provincia de Chubut, se consolidó como el episodio más grave de la actual temporada en la Patagonia argentina. Las llamas ya arrasaron cerca de 3.000 hectáreas de bosque nativo, en un área de difícil acceso donde las condiciones meteorológicas siguen condicionando las tareas de control.

El fuego se mantiene activo en el sector conocido como El Turbio, dentro del área de influencia del Parque Nacional Lago Puelo. Allí, la combinación de vegetación seca, pendientes pronunciadas y viento variable favorece un comportamiento errático del incendio, que obliga a sostener un operativo intenso y prolongado.

En las últimas horas, se registraron avances parciales en sectores críticos del incendio. Brigadistas y equipos técnicos lograron progresos en la cabeza del fuego y en el flanco izquierdo, donde el ataque directo permitió fortalecer líneas de contención, aunque el siniestro continúa activo y con comportamiento variable.

Desde el punto de vista climático, el escenario es particularmente adverso. Temperaturas elevadas, baja humedad relativa y un prolongado déficit de lluvias generan un ambiente propicio para la propagación del fuego, mientras el humo reduce la visibilidad y limita, en determinados momentos, el uso pleno de aeronaves hidrantes.

Cuando el clima empuja al fuego

De acuerdo con la información técnica, el incendio fue detectado el 1° de diciembre y desde entonces mantiene un comportamiento cambiante, influido tanto por la topografía como por la alta carga de combustible acumulada en el área. Este escenario se ve agravado por tormentas eléctricas con escasa precipitación, un fenómeno cada vez más frecuente en la Patagonia.

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El incendio en la zona de El Turbio, cerca de Lago Puelo, ya consumió casi 3.000 hectáreas de bosque nativo y sigue activo en sectores de difícil acceso.

Durante la jornada del jueves, las condiciones meteorológicas permitieron la intervención aérea, con el uso de un helicóptero para el traslado de brigadistas y equipamiento, además de disparos de agua sobre puntos calientes. La posibilidad de operar desde el aire resultó clave para reforzar las maniobras en sectores de muy difícil acceso terrestre.

El viento continúa siendo una de las variables más sensibles. Cambios en su intensidad o dirección pueden modificar rápidamente el frente del incendio, obligando a ajustar de manera constante la estrategia de combate y la ubicación de los equipos en terreno.

El fuego mantiene en alerta a la Patagonia

El incendio de Lago Puelo vuelve a encender alarmas en una región con antecedentes recientes. En 2021 y 2022, grandes incendios afectaron a Lago Puelo, El Bolsón y áreas cercanas, con pérdidas de viviendas, infraestructura y miles de hectáreas de bosque nativo.

En paralelo, otros focos activos y recientes sostienen la preocupación a escala regional. En Chubut, persisten incendios en sectores del Parque Nacional Los Alerces, en áreas remotas y de acceso complejo.

En Neuquén, se detectaron focos en el Parque Nacional Lanín, varios de ellos vinculados a tormentas eléctricas, que permanecen bajo monitoreo. En Río Negro, la zona de El Bolsón continúa bajo vigilancia permanente por la combinación de vegetación seca, antecedentes recientes y presión turística.

Desde una mirada meteorológica, todos estos focos comparten un denominador común. La Patagonia atraviesa un período de mayor variabilidad climática, con veranos más largos y calurosos, inviernos menos rigurosos y una temporada de incendios que se extiende más allá de los meses tradicionalmente críticos.

Pronóstico adverso y riesgo sostenido de incendios

De cara a las próximas jornadas, no se prevé un cambio significativo en las condiciones meteorológicas que permita un alivio sostenido en la zona de Lago Puelo. Los pronósticos indican temperaturas elevadas, baja humedad relativa y períodos de viento, un escenario que mantiene alto el riesgo de reactivación del fuego.

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Brigadistas trabajan en pendientes pronunciadas y vegetación seca, donde el viento y la baja humedad complican las tareas de contención del fuego.

En este contexto, el operativo continuará con tareas específicas. Está previsto el envío de una cuadrilla a la parte superior del flanco derecho para la construcción de un helipunto, una infraestructura clave que permitirá mejorar la logística aérea y acceder a zonas altas donde el desplazamiento terrestre resulta limitado.

El operativo involucra a brigadistas de Las Golondrinas, Lago Puelo, El Turbio, El Maitén y Epuyén, junto con la Brigada Sur del Servicio Nacional de Manejo del Fuego. También participan el ICE del Parque Nacional Lago Puelo y el SPLIF de Río Negro, además de organismos de apoyo como Prefectura Naval, el Ejército Argentino y áreas provinciales de salud, educación y protección civil.

Desde una perspectiva climática más amplia, el incendio de Lago Puelo no aparece como una anomalía. El clima dejó de ser un telón de fondo y pasó a ser un actor central, en un escenario donde la sequía estructural, el calor y el viento convierten al fuego en una amenaza recurrente para la Patagonia.