Dengue en Argentina: ¿por qué aunque comience el frío el riesgo de contagio podría crecer?

El país transita la peor epidemia de dengue en toda su historia. Ya se produjeron 79 muertes y se superaron los 120.000 casos documentados, aunque se estima que por cada uno de ellos hay otros 6 que no se reportaron.

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Expertos recomiendan usar la vacuna en algunas regiones para bajar la mortalidad.

Uno de los mitos más perjudiciales para la salud en cuanto al dengue implica que con la llegada del frio, la población de mosquitos disminuye. Esta afirmación es cuanto menos apresurada, ya que si bien durante los meses de frío los mosquitos adultos reducen su actividad, si se encuentran en una casa conservan la temperatura de su interior.

Es importante destacar que sólo a muy baja temperatura, los adultos y larvas se mueren. Pero los huevos son capaces de sobrevivir durante el invierno, hasta por un año.

El comienzo de las bajas temperaturas podría impulsar que mosquitos y personas convivan con mayor frecuencia en espacios cerrados y reducidos, una vez que el espacio exterior empieza a volverse hostil para los Aedes aegypti. Por eso es importante recordar que el combate del dengue no es algo que deba ocurrir sólo durante los meses de más calor, sino todo el año.

¡No bajar la guardia!

La idea de que las bajas temperaturas puedan ser un alivio podría generar efectos no deseados, ya que si la población relaja los cuidados creyendo que el mosquito deja de ser una amenaza, la situación sanitaria podría empeorar en el país.

Sin embargo, el desarrollo del mosquito depende de la temperatura, tanto en la parte acuática del huevo y la larva como en la parte aérea del mosquito adulto: cuanto más frío, más tarda en madurar el huevo o se demora la larva en convertirse en pupa para dar vida al mosquito adulto.

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Las tareas de fumigación son determinantes para bajar la población del mosquito.

El frío altera las características del mosquito adulto ya que requiere menos alimento (pica menos) y en caso de tener el virus en su cuerpo, se demora el ciclo para que pueda convertirse en vector. Es decir que la variable de cuánto tarda el mosquito aedes aegypti en desarrollar el virus para luego transmitirlo disminuye cuanto más baja es la temperatura.

Qué dice la Organización Mundial de la Salud

El dengue es una enfermedad vírica que se transmite al ser humano por la picadura de mosquitos infectados, típicamente en climas tropicales y subtropicales de todo el mundo, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas. El principal vector de la enfermedad es el mosquito Aedes aegypti y, en menor medida, Ae. albopictus, aunque en algunas regiones como Europa y América del Norte este último vector está más extendido.

Aunque no hay ningún tratamiento específico para el dengue, el diagnóstico precoz, la detección de los signos de alarma de dengue grave y la atención clínica adecuada y oportuna son fundamentales para reducir el riesgo de que el cuadro se agrave y pueda causar la muerte.

Tal cual indica el reporte de situación mundial de la enfermedad, el virus tiene cuatro serotipos: DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4. La infección por uno de ellos proporciona inmunidad a largo plazo contra el serotipo en cuestión e inmunidad transitoria contra los demás serotipos, y las infecciones secundarias por serotipos distintos aumentan el riesgo de sufrir síntomas graves.

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La atención médica a tiempo es clave para evitar que el cuadro se agrave y pueda causar la muerte.

La mayoría de las infecciones por estos virus solo provocan un cuadro febril leve o ningún síntoma, pero algunas personas presentan un cuadro grave con choque, hemorragias intensas o afectación grave de órganos. Esta fase suele iniciarse tras la desaparición de la fiebre y va precedida de signos de alarma como dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, hemorragia gingival, acumulación de líquidos, letargo o agitación, y hepatomegalia.

Algunos datos que preocupan a nivel global:

  • Entre 2000 y 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó que el número de casos notificados en todo el mundo se había multiplicado por diez, pasando de 500.000 a 5,2 millones.
  • En el año 2019 se alcanzó un pico sin precedentes, con casos notificados en 129 países.
  • En 2023 se observó un repunte en todo el mundo, incluso en regiones anteriormente no afectadas.
  • Desde principios de 2023 se registra un pico inesperado de casos que dio lugar a una cifra cercana al máximo histórico, con más de cinco millones de casos y más de 5.000 muertes relacionadas con el dengue en más de 80 países o territorios.
  • El aumento del riesgo de propagación de la epidemia de dengue se debe en parte a las consecuencias de los fenómenos relacionados con El Niño en 2023 y con el cambio climático.

El “caso argentino”

Los expertos locales aseguran que uno de los principales problemas en el país radica en lo que ocurre en las zonas en las que se produce la acumulación de basura o las zanjas no se limpian.

Esto es independiente a lo que se recomienda a la población en sus domicilios en cuanto a evitar la acumulación de agua en recipientes. En ambos lugares crece el vector y la responsabilidad es mayormente del sector público, donde las tareas de fumigación para bajar la población del mosquito adulto es determinante.