Efecto Fujiwhara: cómo la danza entre dos sistemas tropicales salvó a la costa de Estados Unidos de daños mayores

Imelda y Humberto, dos ciclones que se desarrollan en simultáneo en el Atlántico, están protagonizando un inusual encuentro atmosférico. El fenómeno, conocido como efecto Fujiwhara, puede alterar por completo sus trayectorias y cambiar el destino de millones de personas en las costas.

Imelda y Humberto
La imagen satelital corrresponde al pasado 28 de septiembre. La tormenta tropical, luego convertida en huracán, es captada en la circulación por Humberto y se aleja de la costa de los Estados Unidos. Imagen: NASA

Hace pocos días, los pronósticos indicaban que Imelda podría impactar con fuerza en la Costa Este de Estados Unidos. Sin embargo, la aparición de Humberto, un huracán de gran magnitud, comenzó a modificar los modelos gracias a una interacción inesperada. Esta danza ciclónica arrastra ahora a Imelda mar adentro (ya convertida también en huracán), reduciendo los riesgos directos en tierra.

Cuando dos huracanes “bailan” bajo el efecto Fujiwhara, el resultado puede ser tan fascinante como devastador: un giro del destino que cambia las costas amenazadas en cuestión de horas.

El efecto Fujiwhara ocurre cuando dos tormentas tropicales se acercan lo suficiente para empezar a girar alrededor de un punto común. Esta dinámica convierte el océano en un escenario impredecible, donde los ciclones dejan de actuar de manera independiente y pasan a comportarse como parte de un sistema mayor, algo que relata Live Science.

Aunque este extraño baile podría ser visto como una salvación para ciertas zonas de la costa estadounidense, los expertos advierten que el peligro no desaparece. Las lluvias intensas, las marejadas y las corrientes marinas continuarán afectando a áreas vulnerables, especialmente en el Caribe y las Bahamas.

El efecto Fujiwhara: ciencia detrás del fenómeno

El meteorólogo japonés Sakuhei Fujiwhara describió este proceso hace más de un siglo. Se trata de una interacción rara, pero posible, entre dos ciclones que se encuentran a menos de 1.000 kilómetros de distancia. En esa franja, la rotación de ambos vórtices se sincroniza y los hace orbitar como si fueran parte de una misma danza.

En algunos casos, los huracanes simplemente se desvían mutuamente. En otros, uno absorbe al otro y gana fuerza. Incluso, de manera excepcional, pueden fusionarse en una tormenta más poderosa. Cada escenario depende de la intensidad de los sistemas, de la distancia que los separa y de las condiciones atmosféricas en niveles altos.

En esta ocasión, Humberto se fortaleció rápidamente y comenzó a “tirar” de Imelda hacia mar abierto. Esta desviación es lo que evitó que el ciclón impacte de lleno en Estados Unidos, aunque los riesgos indirectos, especialmente las fuertes marejadas han persistido.

Riesgos actuales y desafíos futuros

Las últimas proyecciones muestran que, aunque la Costa Este puede librarse del impacto más severo, se esperan oleajes extremos, inundaciones costeras y lluvias torrenciales en sectores del Caribe. Cuba, las Bahamas y otras islas ya reportan crecidas de ríos y daños en infraestructuras costeras.

Este evento también deja una lección crucial: en un clima cada vez más cálido, las tormentas tropicales tienden a ser más intensas y a interactuar de formas inesperadas. Estudios recientes indican que la temperatura elevada del océano Atlántico aumenta las probabilidades de que fenómenos como el Fujiwhara se repitan en el futuro.

Para la comunidad científica y los servicios meteorológicos, esto representa un reto enorme. No se trata solo de pronosticar la ruta de un huracán aislado, sino de anticipar la interacción de múltiples sistemas que pueden alterar sus trayectorias en cuestión de horas. La precisión de los modelos y la rapidez en la comunicación a la población serán factores decisivos para mitigar los riesgos.