El Ártico está cambiando más rápido de lo previsto

La capa de suelo congelada en el Ártico, el permafrost, se está perdiendo mucho más rápido que lo que las estimaciones más pesimistas indicaban.

Permafrost
El derretimiento del permafrost deforma el suelo y termina destruyendo carreteras y vías férreas.

El permafrost es la capa de suelo que se mantiene permanentemente congelada, y que cubre una importante zona del Ártico cubierta mayormente de tundra. El calentamiento global está haciendo que esta capa vaya desapareciendo, cambiando el hábitat para muchas especies, incluyendo al ser humano. Además, este proceso libera a la atmósfera enormes cantidades de metano, un gas de alto impacto en el efecto invernadero.

Un nuevo informe publicado en la revista Nature indica que este proceso se está acelerando, estimando que para el año 2300 se liberen más de 200 mil millones de toneladas métricas de carbono a la atmósfera. Esto equivale al 15% de todo el carbono almacenado hoy debajo del suelo congelado en las zonas congeladas en el hemisferio norte.

Pero, de acuerdo a lo informado por Global Citizen, alrededor del 20% del permafrost en el Ártico puede descongelarse rápidamente en especial el permafrost compuesto principalmente de hielo. Estas secciones de permafrost podrían emitir entre 60 y 100 mil millones de toneladas métricas de carbono a la atmósfera.

El ecosistema se modifica velozmente

Por su lado, la publicación LiveScience indica que este rápido descongelamiento puede reformular el paisaje del Ártico solo en pocos meses. De hecho son cada vez más frecuentes lagos que aparecen por el descongelamiento del permafrost que inundan y matan bosques enteros. Lo inquietante es que nuevos estudios determinan que este proceso de descongelamiento puede aportar el doble de dióxido de carbono a la atmósfera de lo que previamente se había estimado.

A las claras está que el proceso se está acelerando, y parece retroalimentarse. Los valores de temperaturas alcanzan cada vez récords más altos en la zona y los veranos son año tras año más intensos. El grave problema es que economías y modos de vida enteros están colapsando muy lejos de los centros que generan gran parte de la contaminación global.

El agua congelada ocupa más espacio que el agua líquida, por lo que cuando el permafrost se descongela rápidamente - tanto por el cambio climático como por incendios forestales - transforma un ecosistema anteriormente congelado en un desastre espeso e inundado. Según indica Merritt Turetsky, director del Instituto de Investigación Ártica y Alpina (INSTAAR) en la Universidad de Colorado Boulder, este escenario es más propenso a inundaciones y al colapso del suelo.

Un círculo vicioso

Uno de los procesos más comunes tienen relación con el terreno. A medida que el hielo se derrite en el suelo, la tierra se hunde convirtiéndose en un lago o humedal. Estos humedales, a su vez, pueden producir grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono.

Tundra
Imagen aérea de tundra sobre suelo congelado con los colores típicos del otoño

El proceso de retroalimentación del calentamiento es muy claro en este proceso. El descongelamiento del permafrost libera de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que a su vez acelera el calentamiento global, y a su vez lleva a una mayor descongelación del permafrost. Un círculo que parece no poder volverse atrás.

Este caso ilustra claramente el efecto del cambio climático, que está afectando a las comunidades que ven cómo sus casas corren peligro o las carreteras se deforman y destruyen. Los desastres asociados le costaron al mundo $150 mil millones durante el año pasado y podrían desplazar a cientos de millones de personas para 2050.

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