El Gobierno permite ampliar cultivos sin límites, ¿es el fin de la yerba mate para pequeños productores?

La eliminación de límites para nuevas plantaciones de yerba mate reactiva el conflicto, que generó protestas de productores en la provincia de Misiones.

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Cosecha de hoja verde en riesgo. El precio cayó de 70 a 00 por kilo tras la desregulación, lo que hace inviable la actividad para los pequeños productores.

La decisión del Gobierno nacional de eliminar las restricciones que existian para nuevas plantaciones de yerba mate reactivó un conflicto histórico en el sector productivo de Misiones. Yerbateros de todo el país, especialmente los más pequeños, advierten que la medida podría llevar al colapso del sistema productivo, arrastrando consigo la rentabilidad de quienes más dependen del cultivo.

Hasta diciembre de 2023, existía un límite regulado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) que fijaba un máximo de cinco hectáreas por año para nuevas plantaciones.

Pero esa protección fue desarticulada. Amparado en el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, el Gobierno nacional dispuso la eliminación de esa norma, bajo la lógica de avanzar hacia una “modernización productiva” sin “intervenciones estatales arbitrarias”. La nueva política permite cultivar yerba mate sin límites, lo que fue interpretado por los grandes grupos económicos como una habilitación para expandir sus campos sin restricciones, aunque los pequeños productores lo consideran una amenaza directa a su supervivencia.

Productores buscan controlar la siembra indiscriminada

A comienzos de mayo, miles de pequeños y medianos productores de yerba mate marcharon con sus tractores en Misiones y realizaron cortes de rutas en distintos puntos de la provincia. La protesta incluyó una movilización frente al INYM, donde entregaron un petitorio para exigir la restitución urgente del sistema de regulación previa.

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El cultivo yerba mate, en disputa. La entrada masiva de yerba importada desde Paraguay y Brasil profundiza la crisis del sector en plena cosecha 2025.

“Queremos manejar cuánta yerba plantamos, cuándo venderla y que se controle la siembra indiscriminada”, señalaron desde la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones. Advirtieron que, sin controles, los grandes grupos económicos podrán inundar el mercado con volumen barato, destruir el equilibrio del sistema y provocar la desaparición de los pequeños productores.

El reclamo central es recuperar la capacidad del sector de autorregularse, evitando los vaivenes de precios que, en contextos de sobreoferta, hunden los ingresos por debajo del costo de producción.

En paralelo, exigen que el INYM vuelva a fijar precios mínimos obligatorios para la hoja verde y la yerba canchada, como sucedía antes de la desregulación. Hoy, la falta de controles ha provocado que el kilo de hoja verde baje de $370 a menos de $200, en un contexto donde los insumos, el combustible y la mano de obra no han dejado de aumentar.

Una historia de luchas y avances truncos

El sistema de control de plantaciones no es nuevo. Fue producto de una crisis profunda que vivió el sector en los años 90, cuando la liberalización total del mercado yerbatero generó una caída masiva de precios, una ola de cierres de secaderos y un aumento de la pobreza rural.

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Los productores reclaman autonomía para decidir cuándo vender y frenar la siembra sin control de grandes grupos económicos.

En respuesta a ese desastre, en 2002 se creó el INYM como órgano mixto para ordenar la actividad. Desde entonces, el instituto se convirtió en una referencia clave para el sector: impulsó planes de renovación de yerbales, protegió los precios de referencia, y sobre todo, permitió una participación directa de los productores en las decisiones estratégicas del cultivo.

Importaciones e industria concentrada

A la crisis interna por la expansión sin límites, se suma otro fenómeno: el ingreso récord de yerba mate importada desde Brasil y Paraguay, que aumentó un 80% en 2024. Esta situación genera una competencia desleal para el producto nacional, que además de los costos locales debe enfrentar un mercado desbalanceado por la falta de planificación.

Cristian Klingbeil, dirigente de la Asociación de Productores Agropecuarios, advirtió que “sin reglas, sin precios y sin control, la yerba va camino a desaparecer de manos misioneras”

Los pequeños productores acusan que el actual contexto favorece a los grandes molinos, que pueden almacenar stock, negociar precios a la baja y abastecerse con yerba extranjera más barata. En cambio, el productor independiente tiene poco margen de maniobra: debe vender lo que cosecha al precio que el mercado impone, o perder la cosecha.

La eliminación de los límites para plantar yerba mate pone en riesgo no solo la rentabilidad del sector, sino también la sostenibilidad de miles de familias que dependen de este cultivo. Los productores exigen recuperar la posibilidad de decidir cuándo vender, cómo sembrar y bajo qué reglas competir, ante el temor de que un mercado sin regulaciones concentre el negocio en pocas manos y borre del mapa a los productores que hoy mantienen vivo el corazón yerbatero del país.