El misterio del lago mendocino que se "tragó" a dos personas que iban en helicóptero
Dos personas sobrevolaban el embalse Potrerillos en 2015 cuando su helicóptero cayó y se hundió. Nunca encontraron los cuerpos y dejaron de buscarlos.
¿Puede un lago "tragarse" a una persona sin dejar ningún rastro de ella? Más allá de lo retórico de la pregunta, eso es lo que ocurrió en Mendoza (Argentina) en diciembre de 2015. El detalle es que se trató de dos personas, y en 2025 se cumplirán diez años sin rastros de sus cuerpos.
Las víctimas fatales fueron el piloto Carlos Zarlenga y el camarógrafo Luis Barreras. Aquella mañana del sábado 12 de diciembre de 2015, ambos sobrevolaban el lago Potrerillos en un helicóptero Bell 206 B con la misión de conseguir algunas tomas que serían parte un reality show de MTV.
Una riesgosa maniobra, sumada a que el helicóptero volaba a muy poca altura y cerca de la superficie del agua, desencadenaron la tragedia que terminó con los dos ocupantes siendo dados por muertos. Pero, a diez años de la tragedia, nunca se rescataron los cadáveres.
El helicóptero que se hundió en silencio
Pasadas las ocho de la mañana del 12 de diciembre de 2015, Zarlenga y Barreras sobrevolaban a muy baja altura por las aguas del embalse Potrerillos. Estaban rodando algunas imágenes para el reality show The Challenge (El Desafío), una coproducción de MTV y la productora Bunim/Murray.
La silenciosa calma de ese paraje de la Cordillera de los Andes se vio abruptamente interrumpida por una explosión que no tuvo testigos. Los peritajes posteriores confirmaron que la hélice del helicóptero había impactado con el agua, secuencia que desencadenó en la explosión y hundimiento de la aeronave.
También la investigación posterior confirmó que la productora había solicitado una autorización al Gobierno de Mendoza para que autorizar al helicóptero a realizar un vuelo rasante en el lago. Este permiso había sido denegado ante lo riesgoso de la propuesta.
También la investigación posterior confirmó que la productora había solicitado una autorización al Gobierno de Mendoza para que autorizar al helicóptero a realizar un vuelo rasante en el lago. Este permiso había sido denegado ante lo riesgoso de la propuesta.
Rescataron los restos del helicóptero
La tragedia motivó un impactante operativo de búsqueda y rescate, procedimiento que se estiró durante varias semanas. Nueve días después del accidente, a 60 metros de profundidad, se logró recuperar la cabina y parte del fuselaje del helicóptero.
No obstante, y para sorpresa de los rescatistas, en el interior de la cabina no estaban los tripulantes del helicóptero. Ni siquiera había rastros de ellos.
Los días posteriores se continuó con la intensa búsqueda de Zarlenga y Barreras. Participaron más de veinte personas, entre efectivos de Bomberos de la Policía de Mendoza, Bomberos Voluntarios de Luján, la Armada Argentina y personal de la Dirección Provincial de Náutica.
Los dieron por muertos
Durante 30 días, la búsqueda del piloto y del camarógrafo se enfocó en los distintos sectores del embalse Potrerillos. Pero transcurrido ese primer mes, y al no haber dado con indicios de ambas personas, se suspendió la búsqueda y se dio por muertos a Zarlenga y Barreras (tal y como lo establece el protocolo).
Si el caso ya es misterioso en sí mismo, el comunicado posterior emitido por la empresa los días posteriores a la tragedia no hicieron más que aportar más dudas. “Ningún miembro del equipo se encontraba a bordo”, aclararon, sorpresivamente, desde la productora
Diez años de misterio bajo el agua
En diciembre de 2025 se cumplirán diez años desde el accidente en que desaparecieron Carlos Zarlenga y Luis Barreras. La investigación del episodio confirmó que el helicóptero volaba a unos quince metros de la superficie y que, al momento de descender, el rotor principal tocó el agua.
Esta secuencia derivó en la explosión y caída del helicóptero, que poco a poco se fue hundiendo en el espejo de agua. Todo esto ocurrió a menos de 300 metros del punto donde debía aterrizar, al sur del paredón del dique.
En su informe final, la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) concluyó que “los motivos del hundimiento no pudieron ser establecidos con certeza”, aunque consideró que la causa más probable había sido un error del piloto.
Diez años después, los cuerpos de Carlos Zarlenga y Luis Barrera siguen sumergidos en algún sitio de las profundidades del dique Potrerillos.
La montaña y el agua, que guardan secretos desde tiempos inmemoriales, continúan siendo los únicos testigos de aquella mañana en que un vuelo se transformó en tragedia.