El trigo avanza con firmeza, pero preocupan los rindes estancados en soja y maíz en la región núcleo

La campaña fina 2025 avanza con buenos indicadores para el trigo, pero técnicos de la región núcleo advierten sobre rindes estancados en soja y maíz por deterioro de suelos y manejo defensivo.

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Trigo en Macollaje, sembrado en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. Gentileza: Luis Franco Tronco, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

La siembra de trigo avanza con paso firme en gran parte del país. Según el informe del 24 de julio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), ya se cubrió el 95,9 % del área proyectada, que se mantiene en 6,7 millones de hectáreas.

A pesar de los excesos hídricos que obligaron a ajustes regionales, especialmente en zonas anegadas del centro-este y sur de la región pampeana, la intención de siembra se sostuvo gracias al contexto climático y comercial favorable. En provincias como Santa Fe y Córdoba, las condiciones del perfil hídrico alentaron decisiones más agresivas, mientras que zonas del sudeste bonaerense resignaron hectáreas por no llegar a tiempo con la implantación.

En términos de condición del cultivo, el 97,5 % de los lotes implantados se encuentra entre normal y excelente, y el 82,3 % cuenta con humedad adecuada u óptima. Más del 80 % del área transita ya etapas avanzadas, desde expansión foliar en adelante, lo que indica un desarrollo robusto.

En regiones como el centro-norte de Córdoba y el oeste bonaerense, los técnicos destacan una implantación pareja y sin problemas sanitarios de relevancia hasta el momento. El escenario es prometedor, sobre todo considerando que las lluvias otoñales permitieron recargar perfiles y que las temperaturas frías moderan el desarrollo de enfermedades foliares.

Este panorama se refleja también en la cebada, que alcanza el 91,1 % de siembra completada, aunque con ciertas demoras en el sur bonaerense por persistencia de lluvias. En el sudeste, el 74 % del área ya emergió, con un 45 % en diferenciación foliar y un 5 % en inicio de macollaje, mientras que en el sudoeste el avance es más lento debido a las bajas temperaturas, pero con condición general óptima.

¿Qué pasa con el maíz de la campaña 2024/25?

En paralelo, la cosecha de maíz tardío (campaña 2024/25) continúa avanzando. Ya se recolectó el 84 % del total nacional, y la proyección de producción se mantiene en 49 millones de toneladas, con un rinde nacional promedio de 71,6 qq/ha. No obstante, se reportan demoras en sectores del sur de Buenos Aires por excesos hídricos que impiden el ingreso de cosechadoras: en zonas como Azul, Tandil y Bolívar, las máquinas esperan mejoras en los caminos rurales para poder ingresar.

Región núcleo: rindes estancados en soja y maíz

Aunque los números nacionales son estables, un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte sobre un fenómeno que genera inquietud entre técnicos y productores del corazón agrícola argentino: el estancamiento de los rindes de maíz y soja durante la campaña 2024/25, incluso bajo condiciones climáticas favorables.

En su análisis, el GEA-BCR señala que los rendimientos en soja no superaron los niveles promedio esperados, y el maíz mostró una preocupante meseta productiva. Esta situación no se explica por falta de agua, ya que la campaña 2024/25 estuvo acompañada por buenas precipitaciones en la mayor parte de la región núcleo.

El problema radica en un agotamiento progresivo del capital productivo del suelo: la falta de rotaciones, el monocultivo de soja, la compactación de capas superficiales y la escasa reposición de nutrientes están cobrando factura.

En zonas como Pergamino, Colón y Venado Tuerto, donde históricamente se obtenían rendimientos superiores a los 40 qq/ha en soja y a los 100 qq/ha en maíz, los productores ahora enfrentan techos que no superan los promedios históricos, incluso en campañas sin estrés hídrico. La reducción en el uso de fertilizantes como fósforo y azufre, sumada al menor recambio de híbridos y al uso reiterado de los mismos lotes, estaría afectando el potencial productivo de la región.

A pesar de las lluvias que beneficiaron a los cultivos durante buena parte del ciclo, los suelos ya no responden como antes, y los márgenes económicos siguen condicionando las decisiones tecnológicas. Esta tendencia, de no revertirse, podría limitar las proyecciones de rendimiento en futuras campañas.

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Los rindes de soja en la región núcleo muestran una caída sostenida desde 2018. Técnicos atribuyen el descenso a la pérdida de fertilidad y al manejo conservador del suelo.

Los técnicos advierten que se está frente a un punto de inflexión. Sin cambios estructurales en el manejo agronómico y sin una mejora en la rentabilidad, el sistema productivo de la región núcleo comenzará a enfrentar un desgaste irreversible, incluso en años climáticamente favorables.

Una campaña fina que arranca con buen pie

Mientras el trigo y la cebada muestran un arranque prometedor en la campaña 2025/26, con perfiles hídricos recargados y condiciones óptimas en la mayoría de las regiones, el cierre de la campaña gruesa 2024/25 deja un llamado de atención: el corazón productivo del país enfrenta una advertencia estructural que va más allá del clima.

La campaña se jugará, una vez más, no solo en el cielo, sino también en las decisiones agronómicas que definan la productividad de los suelos en el mediano plazo. Lo que ocurra en la región núcleo podría marcar la pauta para el resto del país.