La “Enfermedad X” no es una amenaza real, pero solo es una cuestión de tiempo

Con una tasa de mortalidad 20 veces mayor que la de COVID-19 y sin vacuna, la Enfermedad X podría poner rápidamente de rodillas a la humanidad. Pero por ahora, y a pesar de las teorías conspirativas, solo es un escenario hipotético.

Enfermedad X pandemia virus salud
La historia de la humanidad ha estado marcada por las epidemias.

Es importante comenzar esta nota por lo más importante: la “enfermedad X” no existe.

La reciente ola de teorías conspirativas a raíz de esta supuesta enfermedad inundó las redes sociales, pese a que no es un patógeno real. La confusión nació a partir de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pusiese el nombre “enfermedad X” a una entidad hipotética, es decir, a la posibilidad de que apareciera un nuevo patógeno “20 veces más letal que el Covid” y capaz de propagarse rápidamente por todo el mundo.

La OMS aprovechó la oportunidad en la reciente reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para pedir a los líderes mundiales que consideren la intimidante posibilidad de tal escenario, con un hipotético patógeno que podría en un futuro desmoronar una vez más los sistemas de salud y colapsar las economías.

La historia de la humanidad ha estado marcada por las epidemias, no es algo nuevo. Y aunque esto es una realidad, también lo es que, hoy por hoy, no existe ninguna amenaza real de una pandemia cercana.

Plan de Acción de Investigación y Desarrollo para Prevenir Epidemias

De acuerdo a la información consignada en Science Alert, Ya en 2015 las organizaciones miembros de la OMS reconocieron la extrema falta de preparación de la comunidad internacional ante brotes importantes de enfermedades. Pronto se inició un plan llamado Plan de Acción de Investigación y Desarrollo para Prevenir Epidemias, que enumeraba patógenos por los que teníamos buenas razones para estar nerviosos.

Tras una reunión en febrero de 2018, el comité añadió un recuadro en blanco a su compendio de posibles causas de muerte: Enfermedad X. Su intención era obligar a las autoridades a permanecer flexibles en sus preparativos y no verse limitadas por el conocimiento de enfermedades conocidas.

Enfermedad X pandemia virus salud
Gestionar una pandemia igual o peor que la de COVID-19 implicaría reforzar planes económicos y de salud mental para hacer frente a posibles cuarentenas, y dotar de mayor flexibilidad a los sistemas educativos.

Dos años más tarde, la rápida propagación de una nueva forma de coronavirus pondría a prueba todos los planes pandémicos. El resultado fueron más de 7 millones de muertes y un compromiso entre la lentitud de las medidas preventivas y el rápido desarrollo de vacunas, una cifra que podría ser a la vez mucho mejor y mucho peor.

La lista de patógenos prioritarios se examinó de nuevo incluso cuando el COVID-19 hacía estragos, con cientos de científicos reunidos en 2022 para considerar las pruebas de 25 familias microbianas conocidas y especular sobre qué amenazas podría plantear un futuro brote.

No hay ninguna enfermedad X

El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que la organización ya estaba poniendo en marcha medidas, como la creación de un fondo para la pandemia y la construcción de un centro de transferencia de tecnología en Sudáfrica para hacer frente a las desigualdades en la distribución de vacunas.

"Por supuesto, hay algunas personas que dicen que esto puede crear pánico", dijo Tedros. "Es mejor anticiparse a algo que puede suceder porque ha ocurrido en nuestra historia muchas veces, y prepararse para ello".

La OMS ha querido poner freno al desconcierto con un vídeo publicado en la red social X con las palabras de una experta explicando en qué consiste el tema y con un mensaje claro: “No hay ninguna enfermedad X”.

Gestionar una pandemia igual o peor que la de COVID-19 implicaría desarrollar estrategias eficaces de comunicación pública para protegerse de la desinformación, reforzar los planes económicos y de salud mental para hacer frente a posibles cuarentenas y dotar de mayor flexibilidad a los sistemas educativos, además de por supuesto apuntalar las infraestructuras sanitarias.

Destacamos