Exclusivo: Meteored dialogó con Celeste Saulo, nueva Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial
Su nombre fue tendencia en las redes el jueves pasado, cuando alcanzó la posición de más relevancia en la meteorología mundial. Quién es y qué piensa esta científica que rompe techos de cristal y lo celebra a viva voz con la hinchada.
El Sol todavía no había salido en Argentina cuando la Organización Meteorológica Mundial publicó el anuncio en sus redes sociales: “Prof. Celeste Saulo es elegida nueva Secretaria General de la OMM”. La votación acababa de terminar en un auditorio en Ginebra, Suiza. Y fue histórica. Los representantes de 193 países acababan de elegir, por primera vez en la historia, a una mujer para ocupar el mayor cargo en la OMM.
Pocos minutos después, "Celeste Saulo", "secretaria general" y "OMM" se convirtieron en tendencia. Y luego aparecieron los videos desde el interior del recinto, donde ella misma celebra, aplaude y arenga cuan gol mundialista. Y no es para menos. Su logro es un logro nacional, latinoamericano, pero más de que nada, de género.
Saulo es doctora en ciencias de la atmósfera, egresada de la Universidad de Buenos Aires, “hija de la educación pública, que le dio las oportunidades”, como ella ha destacado tantas veces. Hoy tiene 59 años, está casada y tiene 2 hijos.
Luego de encabezar el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, de ser profesora titular en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y de investigar en el CONICET, en 2014 hizo historia al convertirse en la primera directora mujer del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), organismo que aún preside.
Allí, en la sede central del SMN, en el barrio porteño de Palermo, Saulo tiene su oficina, equipada como cualquier otra: escritorio, mesa de reuniones, reconocimientos a su trayectoria profesional. Pero un detalle llama la atención en las paredes. Dos mapas. Uno, es Argentina “invertida”, con Ushuaia y Antártida en el "norte" y Chaco al "sur". El otro, un planisferio centrado en nuestro país. Ambas piezas bien pueden ser indicios de su forma de pensar el mundo, y reivindicar la mirada del sur global.
Sí, efectivamente ese planisferio habla de cómo pienso el mundo y cómo pienso las crisis que atraviesa. Para mí la crisis del cambio climático no se puede pensar sin analizar la inequidad, que también sigue aumentando de manera exponencial. Viniendo de un país en desarrollo, el trabajo tiene que ver con la inclusión, con la diversidad, con trabajar con los servicios meteorológicos e hidrológicos de los países en desarrollo, de los pequeños estados insulares, los países menos desarrollados, entendiendo que no solo es necesario ayudarlos a fortalecerse sino que también es importante empoderarlos, construir y codiseñar las soluciones.
En la agenda global hay un tema fundamental que es la alerta temprana para todas las personas. El Congreso (de la OMM) decidió que es un tema prioritario. Yo coincido con esa prioridad, pero luego de la experiencia en el Servicio Meteorológico Nacional, sabemos que una iniciativa así requiere el trabajo codo a codo a nivel de territorio. Que no es simplemente una aplicación o un modelo basado en inteligencia artificial lo que nos va llevar a resolver el problema del alerta temprana, sino entender que es un problema mucho más complejo, que tiene que ver con la percepción del riesgo, con el conocimiento del riesgo, con cómo las culturas y las comunidades reaccionan frente a los alertas. En fin, hay un trabajo enorme y ahí es donde vamos a tratar de hacer fuerza en esta gestión.
Es un llamado a preguntarse qué pasó hasta este momento. La OMM tiene 150 años, con un dominio centrado en Europa, de donde provinieron la mayoría de los secretarios generales, excepto uno. Mi llegada va a traer una mirada más diversa, del sur global, que es una mirada que estaba faltando. No me planteo solo una agenda de género, sino una agenda de inclusión, donde se tengan en cuenta distintas miradas. Por ejemplo, hoy en nuestra disciplina se habla de los saberes ancestrales. Es decir, del valor que hay en esos saberes, que, a mi juicio, hoy están subvalorados. Es mi objetivo ponerlas en valor junto con la mirada de género.
Su paso por el Servicio Meteorológico Nacional
Creo que un desafío grande fue ordenarlo en el sentido administrativo y procedimental. También, empoderar a trabajadores y trabajadoras para que realmente se apropiaran de un proyecto común, de un horizonte compartido. De la importancia que tiene el organismo y del rol de cada uno en ese proyecto. Jerarquizar al SMN fue muy importante también. Y armar equipos más transversales para trabajar en torno a un plan estratégico del que todos se sintieran parte, para saber hacia dónde ir y qué esperar.
El otro gran desafío ha sido articular mejor con la academia, que era un mandato imprescindible. Había buena predisposición para hacerlo pero no estaban los canales adecuados y pienso que lo hemos logrado. Crear una estructura (orgánica) que superara una estructura básica, que en sí misma todavía hoy resulta insuficiente pero que, sin embargo, nos permitió organizar más y mejor al Organismo; que las expectativas estuvieran acordes a algunos cargos directivos que hoy existen.
Mejorar toda la cadena de valor. Como pendiente todavía queda fortalecer la red de observación, pero pudimos ordenar las estaciones meteorológicas, atender las necesidades y las prioridades. Fortalecimos mucho la generación de información, la producción de pronósticos, la coordinación y puesta en marcha de nuevos modelos de pronóstico y del sistema que hay detrás el nuevo Sistema de Alerta Temprana.
También trabajamos muchísimo la comunicación, tanto con el público en general como con distintos sectores usuarios. Todos estos fueron enormes desafíos porque no estaban en la carpeta del SMN que yo encontré, y que sin embargo hoy se han hecho parte de nuestro sentimiento en cuanto a qué SMN queremos.
Creo que lo importante es llevar la pasión y el convencimiento en lo que uno hace a todos los niveles en los que uno trabaja. Toda mi vida trabajé de esa manera y tengo que agradecer tener una familia que bancó ese modo de pensar mi carrera profesional, basada en las convicciones, en las cosas que me gustaban y las cosas en que creía. Eso me dio una fuerza muy grande. Y esa fuerza se nota en la reciprocidad que encontrás cuando la gente ve que trabajas con pasión y con autenticidad, y que realmente querés lo mejor para el conjunto.
Creo que el mensaje es que los principios son muy importantes; que las pasiones son enormes motores; que tenemos que tener proyectos y aferrarnos a ellos. Y trabajar en red, porque es la red la que en definitiva termina dándote la posibilidad de dar los grandes saltos. Saber que todos tenemos tropiezos, pero eso no es un impedimento, sino que implica simplemente un aprendizaje, un reintentar y un nunca darse por vencida. Ese es el mensaje que me gustaría transmitir, que se suma al del compromiso con las pasiones que uno tiene.
Saulo asumirá su cargo el 1 de enero de 2024, y su mandato se extenderá por cuatro años. Encabezará la definición de la estrategia de los próximos años para enfrentar los desafíos del cambio climático a nivel global.