Japón verterá al mar aguas radiactivas de la central nuclear Fukushima

El proceso se llevará a cabo en la primavera o verano de este año. El agua contaminada fue usada para refrigerar los reactores de las instalaciones nucleares y el almacenamiento ya no es suficiente. Organizaciones pesqueras locales y paises vecinos alzan la voz de alerta.

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Tanques que contienen agua contaminada por radiación en la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi, febrero de 2016. Imagen: Christopher Furlong / Gettyimages.ru

El Gobierno de Japón anunció el pasado viernes 13 de enero que en esta próxima primavera o verano se verterá al mar el agua contaminada y tratada que se acumula en la central nuclear de Fukushima, a pesar de la oposición de los grupos pescadores locales.

Se trata de más de un millón de toneladas de agua contaminada procedente de la destruida central nuclear de Fukushima. Las aguas han sido tratadas y presentan niveles de radiactividad que están dentro de lo previsto por la legislación nacional, aseguraron las autoridades niponas.

Pese a que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que la medida es segura, los países vecinos han expresado su preocupación. El plan revisado y aprobado para el vertido, incluye compensaciones para la industria pesquera que podría verse afectada por la medida, contra la cual también han protestado países vecinos como Corea del Sur y China.

Buscan contrarrestar rumores negativos acerca del vertimiento

"Antes de proceder al vertido, vamos a esperar a que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) emita su informe general, fortalecer las funciones de supervisión, adoptar medidas para apoyar la venta de productos de la zona afectada y trabajar contra la difusión de rumores negativos", dijo el portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno, tras la reunión de Gabinete donde se aprobó el nuevo plan.

Se espera que la descarga de agua al Pacífico tenga lugar "una vez acaben las obras para el vertido" y "la investigación del regulador nuclear nipón, además del informe de la OIEA", según el portavoz, quien estimó que la fecha concreta se situará entre primavera y verano de 2023.

Las autoridades niponas y la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), habían previsto inicialmente proceder al vertido el próximo mes de abril, aunque esta fecha se ha pospuesto por el retraso en las obras de construcción de un túnel submarino que se empleará para descargar el agua de la planta un kilómetro mar adentro.

El espacio de almacenamiento de aguas contaminadas se agota

La catástrofe de Fukushima en 2011 fue el peor accidente nuclear desde el registrado en la central ucraniana de Chernóbil, en 1986. El desmantelamiento de la planta, la cual fue destruida por el tsunami que provocó el gran terremoto de 2011, ya ha comenzado, pero podría llevar cuatro décadas.

Tras analizar con un panel científico una serie de posibles soluciones de enorme complejidad técnica, entre ellas métodos de evaporación o de inyección subterránea, las autoridades niponas y TEPCO optaron por verter al mar frente a la central todo el líquido acumulado después de someterlo a un tratamiento descontaminante.

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Las autoridades niponas y TEPCO habían previsto inicialmente proceder al vertido en el mes de abril. Imagen: Charlie Triballeau / AFP

Cada día, la central produce 100 metros cúbicos de agua contaminada, que es una mezcla de agua subterránea, agua de mar y agua utilizada para mantener fríos los reactores. El líquido se filtra y se almacena en tanques. Sin embargo, con más de 1,3 millones de metros cúbicos en las instalaciones, el espacio de almacenamiento se está agotando.

La central produce 100 metros cúbicos de agua contaminada por día, una mezcla de agua subterránea, agua de mar y agua utilizada necesaria para mantener fríos los reactores.

La mayoría de los isótopos radiactivos han sido filtrados del agua, pero el nivel de tritio está por encima de la norma nacional, admitieron desde la empresa TEPCO. Los expertos afirman que el tritio es muy difícil de eliminar del agua y sólo es perjudicial para el ser humano en grandes dosis.

El plan se enfrenta a la oposición de las organizaciones pesqueras locales, cuyas actividades apenas se han recuperado tras la catástrofe nuclear de 2011, y que temen que el estigma que afecta al pescado y marisco de la zona empeore debido al vertido.