Maíz y girasol aceleran la siembra, mientras el trigo mantiene expectativas de rindes altos
La campaña avanza con siembras dinámicas y expectativas de rindes altos, pero la incertidumbre climática se convierte en factor decisivo para definir el aporte de divisas y resultados productivos.

La campaña agrícola 2025/26 se desarrolla en un marco de abundante humedad que define tanto los avances de siembra como las perspectivas de rinde. Tras un invierno con lluvias por encima de los promedios históricos, la primavera se inició con perfiles de suelo cargados y con un escenario climático que brinda oportunidades y también plantea riesgos.
Este contraste entre oportunidad y amenaza atraviesa la foto actual del campo argentino. La abundancia de agua sostiene el optimismo sobre los rindes potenciales, aunque la logística de las labores y la sanidad de los cultivos dependen de que los suelos puedan drenar y permitir el ingreso de las máquinas.
El maíz sigue adelante a pesar de las lluvias
El cereal muestra un avance significativo. Hasta el momento se sembró un 12,3 % de la superficie proyectada, lo que representa cerca de un millón de hectáreas, muy por encima de las 700.000 implantadas en esta misma época del ciclo pasado.

Los mayores progresos se registran en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, donde las sembradoras pudieron trabajar sin interrupciones. En Buenos Aires, en cambio, la saturación de suelos frena la dinámica y obliga a muchos productores a considerar esquemas tardíos.
El ritmo de las labores, que venía sostenido, podría encontrar un freno con las lluvias previstas para este fin de semana, cuando un frente frío traerá precipitaciones de oeste a este de la zona núcleo. La ventana de siembra se acorta y cada retraso puede impactar en la fecha de floración y en la exposición del cultivo a riesgos climáticos durante el verano.
El girasol gana protagonismo en la campaña
El girasol también consolida una campaña con fuerte proyección. Ya se cubrió un 31 % de las 2,6 millones de hectáreas estimadas, con adelantos que superan tanto al ciclo previo como al promedio de los últimos cinco años. Tras las últimas precipitaciones, se logró cerrar la implantación en el NEA y avanzar en el centro-norte santafesino, aunque en el sur agrícola persisten demoras.
Seguimiento a campo Girasol 76 CL
— Argenetics Semillas (@Argenetics_OK) September 25, 2025
Desde Quimilí, Santiago del Estero, acompañamos el avance de siembra de nuestros híbridos de girasol. En este caso, una implantación en fecha temprana del 76 CL, con seguimiento continuo a cargo de nuestro RTV Enrique Bustos. pic.twitter.com/cJscakr6Ul
Aun así, el 82,1 % de la superficie sembrada presenta humedad adecuada u óptima y el 100 % de los lotes evaluados está en condiciones de normal a excelente. El cultivo aparece así como una alternativa sólida, respaldado por un escenario internacional que mantiene firme la demanda de aceites vegetales.
Expectativas altas en trigo, pero con riesgos sanitarios
El trigo, en tanto, transita etapas críticas con un panorama muy favorable. De las 6,7 millones de hectáreas implantadas, el 70,9 % ya está desde encañazón en adelante. Más del 80 % de los lotes cuenta con humedad adecuada y casi el 97 % se encuentra en estado de cultivo normal a excelente.
Esa limitación, sumada a la humedad ambiental, favorece el crecimiento de enfermedades fúngicas como roya y mancha amarilla, lo que obliga a extremar el monitoreo sanitario. Con un nuevo frente de lluvias a la vista, la presión de enfermedades podría intensificarse en las próximas semanas.
Lluvias del fin de semana: una bisagra para la campaña
Las precipitaciones previstas para este fin de semana funcionan como una bisagra y de confirmarse los pronósticos, primero impactarán en el oeste y sudoeste de la región núcleo y luego se extenderán a toda el área agrícola durante la madrugada del sábado. La estabilidad retornaría recién en horas de la tarde, con un descenso de temperaturas y vientos del sector sur.
La próxima semana volverían a activarse las probabilidades de lluvias, en un escenario en el que el agua continúa marcando el ritmo de la campaña. En zonas donde la humedad es óptima, se consolidan expectativas de rindes elevados pero donde los suelos ya están saturados, cada milímetro adicional se convierte en una amenaza para la logística de siembra y el manejo sanitario.