Se cerró el agujero de la capa de ozono récord del 2020

El agujero en la capa de ozono récord del 2020, finalmente se cerró a fines de diciembre. Fue el que persistió por más tiempo, y uno de los más extensos y profundos desde que comenzó el monitoreo de la capa de ozono hace 40 años.

Agujero en la capa de ozono
En el 2020 el agujero de ozono sobre Antártida fue el que persistió por más tiempo, y uno de los más extensos y profundos desde que comenzó el monitoreo de la capa de ozono hace 40 años.

Hace unos días la Organización Meteorológica Mundial (OMM) compartió un resumen con las características récord que tuvo el agujero de la capa de ozono en 2020, y confirmó que logró cerrarse recién a fines de diciembre. El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus de la Unión Europea, expuso que los análisis del ozono indicaban que el agujero se había cerrado el 28 de diciembre.

Durante la primavera del hemisferio sur (de agosto a octubre), el agujero de ozono sobre la Antártida aumenta de tamaño, alcanzando su máxima extensión entre mediados de septiembre y mediados de octubre.

Recordemos que la expresión “agujero de ozono”, no se refiere de manera literal a un hoyo en la atmósfera, sino que es el adelgazamiento de la capa de ese gas. Cuando la concentración del gas ozono (O3) disminuye en la parte alta de la atmósfera (estratósfera), entre los 10 km y 50 km de altitud, esa capa pierde espesor y se habla de un agujero de ozono. Esto significa que en esa parte del planeta el escudo protector contra los rayos UV del Sol se encuentra momentáneamente debilitado.

Récord 2020

Después de una temporada excepcional debido a la existencia de condiciones meteorológicas naturales, y a la presencia continua de sustancias que agotan el O3 en la atmósfera, resultó el agujero de ozono que persistió por más tiempo, y uno de los más extensos y profundos desde que comenzó el monitoreo de la capa de ozono hace 40 años.

El agujero registrado sobre la Antártida en 2020 se produjo como consecuencia de un vórtice polar destacado. Creció rápidamente a partir de mediados de agosto y, el 20 de septiembre de 2020 alcanzó un máximo de unos 24.8 millones de km2, extendiéndose sobre mayor parte del continente blanco.

Durante la primavera del hemisferio sur (de agosto a octubre), el agujero de ozono sobre la Antártida aumenta de tamaño alcanzando su máxima extensión entre mediados de septiembre y mediados de octubre. Cuando las temperaturas en la estratosfera empiezan a aumentar a finales de la primavera del hemisferio sur, el agotamiento del ozono se reduce, el vórtice polar se debilita y finalmente se descompone, y para finales de diciembre los niveles de ozono vuelven a la normalidad.

Sin embargo, en 2020, un vórtice polar fuerte, estable y frío mantuvo la temperatura de la capa de ozono sobre la Antártida constantemente fría, impidiendo que se mezclara el aire pobre en ozono sobre la Antártida con el aire rico en ozono de latitudes más altas.

Durante gran parte de la temporada de 2020, se registraron valores de concentración de ozono estratosférico en torno a los 20 a 25 km de altitud (50-100 hPa) cercanos a cero y la profundidad de la capa de ozono solo alcanzó 94 DU (aproximadamente un tercio de su valor normal). Este hecho contrasta con el agujero de ozono que se produjo sobre la Antártida en 2019, que fue inusualmente pequeño y de corta duración.

Nubes destructoras de ozono

El agotamiento del O3 está directamente relacionado con la temperatura en la estratosfera, y se debe a que las nubes estratosféricas polares (que juegan un importante papel en la destrucción química del ozono), solo se forman a temperaturas inferiores a ‑78 °C.

Estas nubes contienen cristales de hielo que pueden hacer que los compuestos no reactivos se vuelvan reactivos, y así destruir rápidamente el O3 ante la presencia de luz solar que desencadene las reacciones químicas. Esta dependencia de las nubes estratosféricas polares y la radiación solar, es la razón principal por la que el agujero de la capa de ozono solo se ve hacia el final del invierno o a principios de la primavera.

Después del Protocolo de Montreal

El Protocolo de Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono es el principal acuerdo multilateral sobre el medioambiente, que regula la producción y el consumo de casi 100 productos químicos conocidos como sustancias que agotan la capa de ozono.

Cada temporada, la aparición del agujero de la capa de ozono y su evolución se monitorean mediante satélites y varias estaciones terrestres de observación. La gran comunidad de estudio del ozono, a través de los servicios que prestan diversas organizaciones, elaboran y supervisan información sobre las características del agujero de la capa de ozono, mapas interactivos, series temporales, informes sobre el estado actual y pronósticos.

Desde la prohibición de los halocarbonos, la capa de ozono se ha ido recuperando de a poco, y los datos muestran claramente una tendencia a la reducción de la superficie del agujero de la capa de ozono (sujeta a variaciones anuales).

En la última evaluación científica de la OMM y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre el agotamiento del ozono publicada en 2018, se llegó a la conclusión de que la capa de ozono estaba en vías de recuperación y de que los valores del ozono sobre la Antártida podrían volver a los niveles anteriores a los de 1980 para el año 2060. Esto se debe a la prolongada permanencia de los químicos en la atmósfera.

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