Según los expertos, todavía hay casi 200 pueblos no contactados en el mundo: la mitad podría desaparecer en una década

Un nuevo informe global alerta que casi la mitad de los pueblos indígenas no contactados podrían desaparecer en apenas una década. La deforestación, la minería, el narcotráfico y el turismo amenazan sus territorios y su derecho a vivir en aislamiento.

Pueblos indigenas no conectados mundo
Los yanomami habitan zonas de Brasil y Venezuela.

Al menos 196 pueblos indígenas no contactados siguen existiendo en distintas regiones del planeta, según una evaluación global realizada por Survival International, la primera organización en elaborar un mapa exhaustivo de las comunidades que eligen mantenerse aisladas del resto del mundo.

De ellos, 188 se encuentran en Sudamérica, principalmente en la Amazonia, una de las zonas más amenazadas por la expansión de la frontera extractiva. El informe será presentado en Londres con la participación del actor Richard Gere, defensor de larga trayectoria en las causas indígenas y humanitarias.

Al menos 196 pueblos indígenas no contactados siguen existiendo en distintas regiones del planeta, de los cuales 188 se encuentran en Sudamérica.

Durante la presentación, la directora ejecutiva de la organización, Caroline Pearce, advirtió que “casi la mitad de estos pueblos se enfrenta a amenazas tan graves que, si no se actúa, podrían desaparecer en diez años”. Por eso, Survival International exige la creación de zonas protegidas y un compromiso real por parte de los Estados y las empresas para respetar el derecho de estas comunidades a la autodeterminación y al aislamiento.

Una Amazonia cada vez más cercada

El estudio detalla que más del 95 % de las tribus no contactadas viven en la selva amazónica, con presencia destacada en Brasil, donde sobreviven pueblos como los yanomami, que mantienen un aislamiento parcial. Otras comunidades se ubican en regiones remotas del sur y sudeste asiático o en islas del océano Pacífico, como los sentineleses de la India, considerados “la tribu más aislada del mundo”.

Los riesgos que enfrentan son múltiples y cada vez más intensos. A las amenazas tradicionales —tala, minería, ganadería e incendios forestales— se suman nuevas presiones, muchas veces invisibles:

  • bandas criminales vinculadas al narcotráfico,
  • misioneros financiados por organizaciones evangélicas multimillonarias que intentan forzar conversiones religiosas,
  • e “influencers” que buscan lucrar mostrando “primeros contactos” en redes sociales.

El avance de estas actividades está empujando a las comunidades hacia una situación límite, provocando desplazamientos forzados, brotes de enfermedades y una pérdida irreparable de culturas que han habitado esos territorios durante siglos.

La urgencia de proteger el aislamiento

Aunque el derecho internacional reconoce la soberanía de los pueblos indígenas sobre sus tierras y su derecho a vivir sin contacto, las leyes nacionales suelen aplicarse de manera deficiente, especialmente en zonas donde predomina la impunidad o la presión económica.

Pueblos indigenas no conectados mundo
Una niña yanomami en el Amazonas.

“Queremos que el mundo, y en particular los gobiernos y las empresas industriales, reconozcan esta urgencia mundial y actúen al respecto”, reclamó Pearce durante la presentación del informe.

Survival International subraya que la defensa de estos pueblos no es un gesto simbólico: su desaparición significaría también la pérdida de conocimientos ecológicos esenciales, lenguas, tradiciones y una forma de entender la relación entre humanidad y naturaleza.

En muchos casos, son guardianes involuntarios de los últimos bosques primarios del planeta.

Seis décadas de seguimiento y resistencia

El informe se basa en observaciones de campo, testimonios de investigadores y seis décadas de trabajo de incidencia política y documentación por parte de Survival International. A través de esta larga experiencia, la organización ha identificado patrones de amenaza y estrategias de protección que deberían aplicarse con urgencia.

Entre ellas, se destaca la necesidad de fortalecer las fronteras de los territorios indígenas, detener las concesiones de explotación en zonas habitadas por pueblos aislados y sancionar el contacto no autorizado.

El mensaje del nuevo estudio es contundente: si no se detiene la invasión sobre sus hábitats, decenas de pueblos podrían desaparecer sin siquiera haber tenido la oportunidad de ser escuchados.

En palabras de Pearce, “la supervivencia de estos pueblos no es solo una cuestión de derechos humanos, sino también una cuestión de humanidad”.