Soja 2025/26: la siembra avanza con suelos recargados y un clima que también impulsa al trigo y al maíz
El 4,4 % del área nacional de soja ya está implantada y las lluvias mantienen los suelos con excelente humedad. La Niña débil y el clima templado favorecen también al trigo, el maíz y el girasol.

La campaña agrícola 2025/26 avanza con un panorama muy distinto al de los últimos años. Tras cuatro ciclos marcados por la sequía, el campo argentino inicia la siembra gruesa con suelos cargados de humedad, temperaturas templadas y una Niña débil que, hasta ahora, no muestra señales de provocar un déficit hídrico generalizado.
Según el relevamiento nacional más reciente, la siembra de soja cubre el 4,4 % del área proyectada, sobre un total estimado de 17,6 millones de hectáreas. El dato más alentador es la calidad de los perfiles: el 85 % del área agrícola presenta humedad adecuada a abundante, una situación que no se veía desde hace casi una década.
En algunas zonas del centro y oeste bonaerense, el exceso de agua demoró el ingreso de sembradoras, pero en la mayor parte del país la situación es positiva. Las lluvias intermitentes también contribuyen a mantener la temperatura del suelo dentro de un rango óptimo para la germinación y el desarrollo inicial de los cultivos.
¡Largamos!
— Fadisol (@FADISOL) November 5, 2025
Siembra de soja de primera. pic.twitter.com/evB62mVLyc
Los especialistas coinciden en que el país enfrenta una Niña corta y leve, muy distinta a las de 2020 a 2023, que estuvieron asociadas a sequías prolongadas. Este año, las temperaturas oceánicas del Pacífico se mantienen cerca del promedio y la circulación atmosférica favorece la continuidad de lluvias regulares.
La región núcleo marca el pulso productivo
En la región núcleo, el corazón agrícola de la Argentina, la siembra avanza a ritmo firme. Ya se implantó una de cada cuatro hectáreas de soja de primera, lo que equivale a 800.000 hectáreas sobre las 4,8 millones previstas.
Las buenas condiciones hídricas permiten que los productores ajusten sus estrategias. La prioridad es ubicar la fecha de siembra para proteger el período crítico del cultivo —floración y llenado de granos— en febrero, cuando las lluvias suelen ser más estables.
El trigo confirma un cierre excepcional
Mientras la soja gana superficie, el trigo se prepara para una cosecha que podría ser una de las mejores de los últimos años. La trilla cubre el 11,6 % del área apta y mantiene una proyección nacional de 22 millones de toneladas, con un rinde promedio de 24,3 quintales por hectárea.
Las lluvias de octubre y noviembre impulsaron el llenado de granos, y los rendimientos superan las expectativas iniciales. En el centro y sur de Córdoba, y en el norte bonaerense, los técnicos reportan campos con 50 quintales por hectárea en promedio, y casos puntuales que superan los 100 qq/ha.

El único factor que genera preocupación es la logística. Los caminos rurales anegados y la escasez de camiones podrían demorar el traslado del grano durante el pico de cosecha, por lo que muchos productores optarán por embolsar parte de la producción.
Maíz, girasol y sorgo: cultivos que también se benefician
El maíz temprano muestra un panorama muy alentador. A nivel nacional, ya se sembró el 36 % del total estimado y los lotes implantados reportan condiciones de Buena a Excelente en el 79 % de los casos, muy por encima del 29 % que se registraba a igual fecha del año pasado.

El sorgo granífero, por su parte, registra un avance de siembra del 12,6 % sobre las 900.000 hectáreas previstas, con mejores condiciones en el centro-norte de Santa Fe y Entre Ríos. La superficie total del cereal se reduce un 10 % interanual, debido al repunte de la intención de siembra de maíz tras el fuerte impacto de la chicharrita en la campaña pasada.
Un año de revancha para el campo
El 2025 cerraría con un panorama completamente diferente al de los últimos años. Lluvias sostenidas, buena humedad y una Niña benigna marcan el inicio de una campaña con gran potencial productivo.
La soja, el maíz, el trigo y el girasol avanzan bajo un clima que, por primera vez en mucho tiempo, trabaja a favor del agro argentino. Si las precipitaciones de diciembre y enero acompañan, la campaña 2025/26 podría ser recordada como la del regreso de la abundancia.