Un nuevo de Science afirma: "un 40 % más de personas viven ahora en zonas vulnerables a los incendios forestales"
Aunque el área quemada en el mundo se redujo en dos décadas, el número de personas expuestas a incendios forestales creció significativamente. África concentra la mayor vulnerabilidad, mientras Europa y América enfrentan episodios cada vez más intensos.

A comienzos de este siglo (2007) se produjo un cambio histórico: por primera vez, la población urbana superó a la rural. Miles de personas se trasladaron desde el campo hacia las ciudades, en busca de oportunidades.
Un estudio publicado en la revista Science reveló que, entre 2002 y 2021, 7,7 millones de personas más quedaron expuestas a incendios forestales en todo el planeta.
“La principal novedad de esta investigación es mostrar que la exposición de las personas a los incendios está aumentando en todo el mundo, y que este incremento se debe sobre todo al crecimiento de la población y a su traslado hacia zonas donde los incendios son más probables”, explica Víctor Fernández-García, profesor de la Universidad de León, citado por Science Media Center.
Europa: menos incendios, más personas en riesgo
El caso europeo refleja bien la complejidad del problema. Aunque la cantidad total de ciudadanos expuestos a incendios cayó un 17 %, la concentración de personas en zonas de riesgo creció un 42 %. Es decir, cada incendio afecta hoy a más individuos que hace dos décadas, porque estos viven más próximos a los bosques.
En España, la exposición humana acumulada se situó entre 150.000 y 400.000 personas, mientras que las áreas quemadas oscilaron entre 5 y 20 kilómetros cuadrados. En términos relativos, representó entre el 0,008 % y el 0,05 % de la población total.
La despoblación del campo y la pérdida de pastores y agricultores que actuaban como “cortafuegos naturales” favorecen la propagación de las llamas hacia zonas urbanas. Y allí, la densidad habitacional convierte cualquier incendio en un riesgo mayor.
África, epicentro global del problema
Aunque los titulares internacionales suelen enfocarse en los incendios de Norteamérica, Europa u Oceanía, el verdadero “punto caliente” está en África.
Allí se concentra el 85 % de todas las personas expuestas en el mundo, debido a la combinación de tres factores: la frecuencia de incendios en sabanas tropicales, el uso extendido del fuego en prácticas agrícolas y la elevada densidad poblacional en áreas de riesgo.

Cinco países africanos reúnen más de la mitad de la exposición global. Y lo llamativo es que no siempre se trata de incendios devastadores por intensidad, sino de la constante interacción entre la población y el fuego.
“África emerge, una vez más, como ‘hotspot’ global; sin embargo, otras regiones densamente pobladas, como la cuenca mediterránea o la costa oeste de Norteamérica, también han experimentado algunos de los episodios más dañinos de las últimas décadas”, sostiene José Valentín Roces, investigador del CSIC y la Universidad de Oviedo.
Cambio climático e incendios más intensos
El estudio advierte que no solo la ubicación de la población explica el riesgo. El cambio climático también está potenciando incendios más severos. Según los investigadores, el número de días anuales con condiciones extremas de fuego se elevó un 54 % en las últimas dos décadas. Esto significa que un foco pequeño puede propagarse como la pólvora en cuestión de horas.
Además, la mayoría de los incendios ya no se originan por rayos o fenómenos naturales, sino por causas humanas: desde colillas de cigarrillo mal apagadas hasta quemas agrícolas descontroladas o fallos eléctricos.
¿Qué hacer ante un riesgo creciente?
Los expertos coinciden en que los incendios más intensos registrados en Norteamérica, Europa y Oceanía son mitigables, siempre que existan políticas de planificación y gestión adecuadas. Para Roces, “en el actual contexto de cambio global y climático, disponer de estimaciones precisas sobre la exposición humana a incendios extremos es fundamental para avanzar hacia políticas capaces de mitigar de forma efectiva sus impactos”.
Críticas al estudio
No todos los especialistas respaldan el trabajo publicado en Science. Cristina Montiel Molina, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, considera que el estudio presenta “deficiencias graves”. Según ella, la investigación define la exposición únicamente en función de la interfaz urbano-forestal, lo que resulta reduccionista y metodológicamente cuestionable.
“El artículo otorga el mismo significado a este concepto en todos los continentes, pese a sus diferencias, y concluye sin fundamento científico ni aportaciones serias”, afirma Montiel.
Una amenaza que no distingue fronteras
Lo cierto es que, más allá de los debates académicos, la evidencia muestra que los incendios forestales afectan cada vez más a la población mundial. Aunque la superficie total quemada sea menor, la cercanía entre humanos y fuego coloca a millones en la primera línea del riesgo.
En tiempos de cambio climático y urbanización acelerada, la convivencia con el fuego dejó de ser un problema rural y se transformó en un desafío global.
Referencia de la noticia
Seyd Teymoor Seydi et al., Increasing global human exposure to wildland fires despite declining burned area. Science 389, 826-829(2025). DOI:10.1126/science.adu6408