Video: sorprendente experimento en el Lago Baikal, Rusia

Un video viral mostró llamas saliendo del hielo en Siberia y volvió a poner bajo la lupa al lago más antiguo del planeta, justo cuando Rusia aprobó un proyecto polémico en la zona.
El Lago Baikal, en Siberia, volvió a ocupar titulares globales por una escena tan sorprendente como inquietante. Un video muestra cómo un guía local prende fuego burbujas de gas atrapadas bajo el hielo, generando llamas visibles sobre una superficie congelada que parece inmune a cualquier alteración.
La secuencia, difundida en redes sociales y replicada por portales científicos y climáticos, no responde a un experimento científico formal, pero sí exhibe un fenómeno real que la ciencia conoce desde hace décadas. En invierno, el lago más profundo del planeta libera metano desde sus sedimentos, un gas inflamable que queda encapsulado bajo el hielo.
Qué está pasando realmente bajo el hielo
Durante los meses más fríos, cuando el Baikal queda sellado por una gruesa capa de hielo transparente, la actividad biológica en el fondo no se detiene por completo. En sectores poco profundos, la descomposición de materia orgánica continúa y libera metano, que asciende lentamente y queda atrapado en burbujas perfectamente visibles.
Desde el punto de vista físico y químico, el proceso es sencillo. Desde el punto de vista ambiental, en cambio, abre preguntas más profundas sobre los ciclos naturales del carbono y su posible amplificación en un contexto de cambio climático.
Por qué el metano preocupa a los científicos
El metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono en el corto plazo. Aunque permanece menos tiempo en la atmósfera, su capacidad de atrapar calor es significativamente mayor, lo que lo convierte en un factor clave en la discusión climática global.

En el Lago Baikal, la liberación de metano no es un fenómeno nuevo ni indica, por sí sola, una situación de riesgo inminente. Sin embargo, investigadores advierten que el aumento de temperaturas, la reducción del período de hielo y los cambios en la dinámica del lago podrían alterar estos equilibrios naturales.
Un ecosistema único en el planeta
Con más de 25 millones de años de antigüedad, el Lago Baikal concentra cerca del 20 % del agua dulce superficial no congelada del mundo y alberga miles de especies endémicas que no existen en ningún otro lugar. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad, aunque esa protección no lo mantuvo al margen de las tensiones entre conservación, desarrollo económico y decisiones políticas.
Su antigüedad, profundidad y aislamiento geográfico lo convirtieron en un laboratorio natural para científicos de todo el mundo, pero también en un ecosistema extremadamente sensible. Cambios aparentemente menores pueden tener consecuencias duraderas en su equilibrio ecológico.
La decisión de Putin que reavivó la polémica
La viralización del experimento coincidió con otra noticia clave. Días atrás, el presidente ruso Vladímir Putin aprobó un proyecto de infraestructura y explotación en áreas cercanas al lago, una decisión que generó fuertes críticas de científicos y organizaciones ambientales.

Desde el Kremlin sostienen que la iniciativa tendrá controles estrictos y responde a necesidades estratégicas y económicas. Sin embargo, especialistas advierten que podría aumentar la presión turística, industrial o logística sobre un sistema hídrico que ya muestra señales de estrés.
No es la primera vez que una decisión de este tipo despierta alertas en torno al Baikal. En los últimos años, distintos proyectos generaron resistencias locales e internacionales por su potencial impacto ambiental.
Más que una curiosidad viral
El fuego bajo el hielo no implica una catástrofe ni un fenómeno fuera de control, pero su difusión masiva resignifica el mensaje. Muestra que incluso los paisajes más estables y antiguos esconden procesos dinámicos, sensibles tanto al clima como a la intervención humana.
Para muchos científicos, la coincidencia entre el video viral y la aprobación del proyecto funciona como una advertencia simbólica. Lo que ocurre bajo la superficie no siempre es visible, pero puede emerger de forma abrupta si se alteran los equilibrios.
El Lago Baikal, eterno y frágil a la vez, vuelve así al centro de una pregunta incómoda. ¿Cuánto puede resistir uno de los ecosistemas más antiguos del planeta antes de que las señales bajo el hielo se vuelvan imposibles de ignorar?