¿Cohetes que despegan y aterrizan en la Luna? Ingenieros diseñan plataformas de lanzamiento
Un estudio de la Universidad de Purdue propone un método para diseñar plataformas de aterrizaje lunar usando regolito local y datos mínimos. La clave: pruebas in situ, modelos conservadores y robots para una infraestructura segura y duradera.

La ingeniería siempre ha dependido de datos confiables. Incluso los constructores de las pirámides de Egipto sabían, por experiencia, que la piedra caliza resistiría el peso de enormes estructuras. Pero cuando el escenario se traslada a otros mundos, como la Luna, ese conocimiento empírico desaparece casi por completo.
Aun así, si la humanidad quiere establecer una presencia sostenida fuera de la Tierra, deberá aprender a construir con los materiales disponibles en cada entorno. Transportar grandes cantidades de insumos desde nuestro planeta es extremadamente costoso, por lo que el uso de recursos locales no es una opción, sino una necesidad. Esto incluye infraestructuras críticas, como las plataformas de aterrizaje para cohetes de gran porte.
Por qué no se puede aterrizar “en cualquier lado”
En teoría, una nave pesada como Starship podría posarse en cualquier zona relativamente plana de la superficie lunar. En la práctica, ese enfoque implica riesgos serios. El chorro de los motores de descenso levantaría enormes cantidades de polvo y rocas, capaces de dañar instalaciones cercanas, comprometer futuras misiones e incluso afectar a la propia nave.
Por eso, los planificadores de misiones coinciden en la necesidad de construir plataformas de aterrizaje similares a las que se utilizan en la Tierra. Estas estructuras han demostrado durante décadas ser una base confiable para lanzamientos y aterrizajes. El problema es que no pueden reproducirse de la misma manera en la Luna.
Regolito lunar y grandes incógnitas
Un artículo reciente publicado en Acta Astronautica, liderado por la ingeniera Shirley Dyke y su equipo de la Universidad de Purdue, aborda justamente este desafío. El trabajo describe cómo diseñar una plataforma de aterrizaje lunar utilizando regolito local con un conocimiento muy limitado de sus propiedades mecánicas.
Sin embargo, todavía se sabe poco sobre la resistencia real de este material una vez consolidado, especialmente bajo condiciones extremas de temperatura y carga.
Aunque existen simulantes de regolito en la Tierra, Dyke advierte que solo imitan parcialmente al material real. “La única forma de saber cómo se comporta realmente es probarlo en su entorno natural”, sostiene.
Estrés mecánico y térmico extremo
El diseño de una plataforma lunar debe considerar dos factores principales: la resistencia mecánica y el comportamiento térmico. Se espera que el regolito sinterizado sea fuerte a la compresión, pero frágil frente a la tracción. Además, su alta capacidad aislante implica que el calor de los motores afectaría solo los primeros centímetros de la superficie, generando grietas repetidas con cada aterrizaje.

A esto se suma el ciclo lunar de 28 días, con variaciones de temperatura extremas entre el día y la noche. La expansión y contracción del material, frenadas por la fricción con el suelo suelto debajo, podrían inducir deformaciones y fracturas adicionales.
Un diseño contraintuitivo
Tras analizar estos factores, el equipo propone que una plataforma para un módulo de 50 toneladas tenga un espesor cercano a los 33 centímetros.
Algunos daños, como el desprendimiento de fragmentos superficiales, son prácticamente inevitables. El mayor peligro, sin embargo, es la fractura completa de la losa, ya sea por estrés térmico acumulado o por un aterrizaje defectuoso.
Probar, medir y aprender en la Luna
Ante tantas incertidumbres, los autores proponen una estrategia clara: pruebas in situ. Las primeras misiones no deberían construir plataformas definitivas, sino recolectar datos y experimentar bajo la gravedad y el entorno lunar reales.
Una vez instalada una plataforma, instrumentarla para medir deformaciones y temperaturas permitiría mejorar el diseño con el tiempo. Según Dyke, este proceso será posible gracias a robots, ya que construir y mantener estas estructuras con trabajo humano directo resulta inviable.
Aunque la primera plataforma lunar aún parece lejana, el enfoque gradual y experimental podría sentar las bases de una infraestructura segura. Incluso con información limitada, la combinación de pruebas, aprendizaje y diseño iterativo podría abrir un acceso confiable a nuestro vecino más cercano en el espacio.
Referencia de la noticia
Eliza Mount et al, Lunar landing and launching pad design considerations using ISRU materials, Acta Astronautica (2026). DOI: 10.1016/j.actaastro.2025.11.071