Los ojos de la Tierra que escuchan al universo: la radioastronomía y su rol clave en Argentina

La radioastronomía transformó nuestra manera de observar el cosmos, revelando fenómenos invisibles para la luz. Argentina ocupa un lugar destacado en esta disciplina con observatorios, proyectos internacionales y planes de expansión hacia el futuro.

Deep Space Antena 3 (DSA 3) – Estación DSA 3 Malargüe
DSA 3 está ubicada 30 km al sur de la ciudad de Malargüe, Provincia de Mendoza. Es una antena de espacio profundo de la Agencia Espacial Europea (ESA). El disco tiene 35 m de diámetro y la estructura completa tiene una altura de 40 metros.

La radioastronomía es una rama de la astronomía que estudia los objetos celestes a través de ondas de radio. Estas ondas, invisibles para el ojo humano, poseen longitudes que van desde un milímetro hasta diez mil kilómetros, lo que las convierte en una herramienta única para penetrar regiones del universo que permanecen ocultas a los telescopios ópticos.

Radioastronomía:
Rama de la astronomía que estudia los objetos celestes a través de ondas de radio.

Gracias a esta técnica se descubrieron fenómenos como los púlsares, los cuásares y la radiación sincrotrón de la Nebulosa del Cangrejo. También permitió trazar la estructura espiral de la Vía Láctea y, más recientemente, capturar la primera imagen del entorno de un agujero negro mediante el Event Horizon Telescope.

El avance de la radioastronomía no solo amplió nuestro conocimiento del cosmos, sino que también puso a prueba teorías fundamentales de la física, como la Relatividad General de Albert Einstein.

De un hallazgo accidental a una disciplina global

El origen de esta ciencia se remonta a la década de 1930, cuando Karl Jansky, ingeniero de los laboratorios Bell, investigaba la estática que interfería en las comunicaciones de radio transatlánticas. Para su sorpresa, descubrió que la señal provenía del centro de la Vía Láctea.

Inspirado por este hallazgo, el radioaficionado Grote Reber construyó en su jardín el primer radiotelescopio parabólico, con el que elaboró el primer mapa de radio del cielo. Ese diseño, pionero en su época, se convirtió en la base de los radiotelescopios modernos.

Karl Jansky
El descubrimiento de la primera fuente radioastronómica fue totalmente casual. Jansky, trabajando como ingeniero para los laboratorios Bell de telefonía, se encontraba investigando la estática que interfería con comunicaciones transatlánticas. Crédito: NRAO/AUI.

Hoy, gigantes como el radiotelescopio FAST en China, el Effelsberg en Alemania o el ALMA en Chile, junto con sofisticados arreglos de antenas distribuidas en distintos continentes, conforman una red global capaz de escuchar al universo con una precisión sin precedentes.

La huella argentina en la radioastronomía

En Argentina, la radioastronomía comenzó en 1958 con un interferómetro solar instalado en la Universidad de Buenos Aires. Cuatro años más tarde, en 1962, se creó el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), en el Parque Pereyra Iraola, en Berazategui.

El IAR cuenta con dos radiotelescopios parabólicos de 30 metros, bautizados Carlos Varsavsky y Esteban Bajaja. Desde allí se han realizado aportes de alcance internacional, como estudios sobre la línea de hidrógeno neutro en la galaxia, observaciones de cometas y nubes de gas interestelar, y hasta búsquedas de señales de inteligencia extraterrestre en colaboración con la Sociedad Planetaria de Estados Unidos.

Montaje de las antenas del IAR
Montaje de las antenas del IAR.

Actualmente, las antenas del IAR se utilizan en investigaciones sobre blázares, núcleos galácticos activos y púlsares, al tiempo que cumplen un rol clave en la formación de nuevas generaciones de astrónomos.

Radiotelescopios estratégicos en el país

Además del IAR, Argentina cuenta con otras instalaciones de relevancia internacional. La Deep Space Antena 3 (DSA 3), ubicada en Malargüe, Mendoza, es parte de la red de estaciones de espacio profundo de la Agencia Espacial Europea. Su antena de 35 metros participa en misiones como Mars Express y BepiColombo.

En Neuquén se encuentra la estación CLTC-CONAE-NEUQUÉN, fruto de la cooperación con China, que también dispone de una antena de 35 metros para misiones de exploración lunar y espacio profundo.

En ambos casos, Argentina tiene derecho a utilizar el 10 % del tiempo de observación para fines científicos propios, lo que representa una oportunidad estratégica para la radioastronomía nacional.

Proyectos que miran al futuro

La expansión de la radioastronomía en el país no se detiene. Entre los proyectos en marcha se destacan:

  • CART (Chinese-Argentine Radio Telescope): un radiotelescopio de 40 metros que será el mayor de Sudamérica, a construirse en San Juan.
  • LLAMA (Long Latin American Millimeter Array): desarrollado junto a Brasil, estará en Salta y operará en la banda milimétrica y submilimétrica.
Futuro emplazamiento de LLAMA
Futuro emplazamiento de LLAMA en San Antonio de los Cobres, Provincia de Salta.
  • QUBIC (Q-U Bolometric Interferometer for Cosmology): un experimento internacional que se instalará en la Puna argentina con el objetivo de estudiar la radiación cósmica de fondo y buscar huellas de los primeros instantes del universo.

Estos proyectos posicionan a Argentina como un polo clave en la investigación radioastronómica del hemisferio sur y en la colaboración científica global.

Una ciencia que seguirá revelando misterios

Desde aquel descubrimiento accidental en los años treinta hasta los sofisticados observatorios actuales, la radioastronomía abrió una ventana única al universo.

Argentina, con sus radiotelescopios y proyectos en desarrollo, se encuentra en un lugar privilegiado para seguir escuchando los secretos del cosmos y aportar al conocimiento científico internacional.

Referencia de la noticia:

¿Qué es la radioastronomía? – Instituto Argentino de Radioastronomía