Qué hacer si encontrás un meteorito: una guía simple para reconocerlo y actuar sin perder información científica
Los meteoritos guardan claves sobre el origen del sistema solar. Si alguna vez encontrás uno, estos consejos pueden ayudarte a protegerlo y a preservar su valor científico.

A veces el cosmos nos envía pistas de su propia historia. Una estela luminosa que cruza la noche o un trueno seco que sacude el cielo pueden ser señales de un meteorito aterrizando en nuestro planeta.
Aunque suene extraordinario, no es un fenómeno tan raro. Se calcula que la Tierra recibe más de cien toneladas de polvo cósmico cada día. Muchos de esos fragmentos caen en el mar o en zonas remotas, por lo que rara vez son vistos. De hecho, solo una ínfima parte –apenas una docena– de los meteoritos avistados en el cielo terminan recuperados en la tierra.
Según la Meteoritical Society, hay más de 78.000 meteoritos identificados alrededor del mundo. Estos fragmentos provienen mayoritariamente de asteroides. Para los científicos, cada meteorito funciona como una cápsula de tiempo: conserva minerales, estructuras y compuestos que ofrecen pistas invaluables sobre el origen y la evolución del sistema solar.

Muchas de las rocas espaciales más estudiadas se encontraron en entornos favorables para su conservación. Por ejemplo, los desiertos australianos, con baja vegetación y clima árido, son excelentes para detectar meteoritos y preservarlos.
Pero no es solo allí: en Argentina también hay antecedentes relevantes. Los catálogos de investigadores locales reportan más de 70 meteoritos caídos y recuperados en distintas provincias, incluyendo los del Campo del Cielo, un paraje que se extiende entre Chaco y Santiago del Estero, cerca de Gancedo.
Allí, hace unos cuatro mil años, cayó una lluvia de fragmentos metálicos que abrió decenas de cráteres en el suelo. Ese episodio dejó uno de los conjuntos de meteoritos más imponentes del planeta y piezas de enorme tamaño, entre ellas “El Chaco”, considerado el segundo meteorito más grande conocido.

Estas rocas son fundamentales para la ciencia. Muchas contienen minerales que se formaron antes del Sol; otras guardan moléculas orgánicas primitivas que ayudan a estudiar cómo pudo arrancar la química de la vida. Por eso, cada fragmento importa, y por eso también es clave que quien los encuentre actúe con cuidado.
Cómo reconocer un meteorito y qué hacer
Estos son algunos rasgos habituales: color oscuro, una superficie lisa o apenas brillante, y a veces pequeños hoyos (la llamada “corteza de fusión”), que se forman cuando la roca se calienta al entrar a la atmósfera. No todos son pesados: algunos pueden sorprender por lo livianos que son, así que no descartes una pieza solo por su peso.
Si te topás con una roca que es diferente a todo el entorno, estos pasos pueden ayudar a preservar su valor científico:
Fotografialo sin moverlo. Tomá imágenes amplias del entorno y también primeros planos del objeto. Agregá a la foto un objeto común –como un billete– para tener una referencia de tamaño.

Registrá dónde y cuándo lo encontraste. El GPS del celular funciona muy bien para anotar las coordenadas. También anotá la fecha y la hora.
No lo limpies. No uses agua, cepillos ni químicos: esos métodos pueden destruir rastros valiosos.
Manipulalo con cuidado. En lo posible, usá guantes y envolvelo en papel aluminio limpio para minimizar el contacto. Evitá bolsas plásticas, ya que pueden retener humedad.
Describí el entorno. Anotá cómo es el terreno, si hay otras rocas alrededor y cualquier rasgo que parezca relevante.
Consultá con expertos. Contactá a un museo, un centro de investigación o una universidad cercana para que evalúen la muestra.

En Argentina, la Ley Nacional 26.306 declara que los meteoritos y otros cuerpos celestes que se encuentren o ingresen al territorio nacional se consideran bienes culturales. Esto implica que su comercialización y traslado requieren autorización estatal, y que no pueden exportarse sin control. La ley además adhiere a convenios internacionales, como la Convención de la UNESCO y la Convención de UNIDROIT, que buscan evitar su tráfico ilegal.
Por lo tanto, si encontrás un meteorito, tu deber no solo es preservar su valor científico, sino también reportarlo a las autoridades correspondientes.
Cuando un meteorito sufre manipulaciones poco cuidadosas, se pierde información irrecuperable: mineralogía, rastros de su paso por la atmósfera o incluso su contexto de caída. Hubo casos de coleccionistas que usaron ácidos para limpiar sus rocas, o que golpearon las piezas para abrirlas, lo que complica la rigurosa investigación científica sobre ellos.
Así que si un día encontrás algo que podría venir del espacio, considerá que puede tratarse de un pedacito de la historia del universo, frágil y valioso para entender un poco mejor nuestro origen. Tratala con cuidado.