¿A qué huele el pasado? Una base de datos almacena aromas insólitos, incluido el olor a infierno

Un equipo de investigadores europeos, con ayuda de inteligencia artificial, reconstruyó olores que marcaron la historia cultural del continente. Entre ellos aparece el “olor del infierno”, que en la Expo de Osaka dejó fascinados a algunos y horrorizados a otros.

olores
El olor a infierno fue el que abrió el debate

La historia suele contarse con imágenes, sonidos o palabras, pero rara vez con olores. Esa carencia motivó a un grupo de investigadores de varios países europeos a crear ODEUROPA Smell Explorer, una base de datos que recopila más de 2,4 millones de referencias olfativas en sermones, crónicas, registros médicos y obras de arte.

Para sacar a la luz conocimientos históricos e “historias experimentadas con el olfato”, a partir de unas 43.000 imágenes y aproximadamente 167.000 textos históricos en seis idiomas, los investigadores entrenaron modelos de inteligencia artificial (IA) para encontrar referencias a olores y aromas en textos e imágenes desde el siglo XVI hasta principios del XX.

Así surgió un archivo que no solo enumera fragancias perdidas, sino que también las contextualiza culturalmente. Y entre esas menciones apareció la más inquietante de todas: el “olor del infierno”.

Su propósito es ayudar a investigadores del patrimonio y responsables políticos a reconocer y salvaguardar olores y paisajes olfativos significativos, es decir, olores o aromas que caracterizan un lugar, entorno o momento temporal en particular.

El historiador británico William Tullett, especialista en cultura olfativa, lo recreó a partir de descripciones de los siglos XVI y XVII. El azufre estaba presente, claro, pero también comparaciones más gráficas, como “un millón de perros muertos”. El hedor se recreó y se presentó en la Exposición Universal de Osaka 2025, junto a otros olores históricos como el incienso, la mirra y los canales de Ámsterdam en tiempos pasados.

aromas
Los investigadores buscaron referencias históricas sobre cómo olían diferentes épocas

La reacción fue tan subjetiva como previsible: mientras que algunos europeos reconocieron un aroma que les recordaba a humo de asado, los visitantes japoneses lo consideraron “absolutamente repugnante”. El contraste no hizo más que confirmar que el olfato es un sentido profundamente cultural.

Redescubrir un sentido olvidado

La propuesta de ODEUROPA va más allá de la curiosidad. Su meta es preservar el patrimonio olfativo, esos aromas que forman parte de la identidad de un lugar o una época, igual que un paisaje o un edificio histórico. Museos y ciudades ya se sumaron: en Alemania, el Museo de Ulm ofrece recorridos olfativos inmersivos; en Ámsterdam existen mapas para rascar y oler; y hasta se desarrollaron guías prácticas para que curadores de exposiciones trabajen con olores.

Mientras que algunos europeos, extrañamente, consideraban que el olor del infierno era atractivo, ya que ese aroma ahumado les recordaba a la carne asada, los visitantes japoneses en Osaka lo encontraban “absolutamente repugnante”.

La inspiración también vino de Japón, que en 2001 declaró cien paisajes olfativos nacionales, desde la niebla marina de Kushiro hasta los duraznos blancos de Kibi. Allí, los aromas alguna vez fueron un verdadero código social. Hoy, artistas como Maki Ueda buscan recuperar esa sensibilidad, recordando que el olfato puede ser una poderosa herramienta educativa y emocional.

El proyecto europeo abre así una pregunta tan simple como desafiante: ¿qué parte de nuestra memoria colectiva se está perdiendo porque no la olemos? Si un simple perfume puede transportarnos a la infancia, un archivo completo de aromas podría hacernos viajar en el tiempo de una forma mucho más directa que cualquier museo.

En Osaka, la coordinadora Inger Leemans dejó incluso un avatar digital para seguir conversando con los visitantes. Entre Europa y Japón ya se planean nuevas colaboraciones. Y mientras tanto, el “olor del infierno” quedará flotando en la memoria como ejemplo perfecto de lo que un aroma puede contar sobre nosotros.