Día Mundial del Corazón: cómo se relacionan estrechamente los cambios en el ambiente con nuestra salud cardiovascular
Este 29 de septiembre celebramos el 25º aniversario del Día Mundial del Corazón. Creado para concientizar sobre la importancia del cuidado cardíaco. Repasamos cómo se relacionan estrechamente el factor ambiental con las distintas afecciones cardiovasculares.

Desde el año 2000, la Federación Mundial del Corazón (WHF), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (WHO) designaron el 29 de septiembre como el "Día Mundial del Corazón", con el objetivo de concientizar sobre las enfermedades cardiovasculares (ECV), su prevención, control y tratamiento, incluyendo la importancia de abordar los riesgos ambientales.
Para introducirnos en el tema, es importante saber que las ECV son la primera causa de muerte en todo el mundo, y de allí la importancia de prevenirlas y/o tratarlas adecuadamente en lo inmediato. Los infartos de miocardio y los accidentes cerebro vasculares (ACV), se cobran 17.9 millones de vidas al año, las estimaciones de los especialistas explican que ese número ascendería a 23 millones para el año 2030.
El aire que respiramos y las condiciones ambientales que nos rodean modulan el riesgo de infarto, arritmias, accidente cerebrovascular y muerte cardiovascular, demostrado por múltiples estudios científicos. Desde el calor extremo y la variabilidad térmica hasta el material particulado y el ozono, el ambiente incide en mecanismos inflamatorios, hemodinámicos y eléctricos del corazón.
Today is #WorldHeartDay! ️
— World Heart Federation (@worldheartfed) September 29, 2025
For 25 years, we have come together on 29 September to make heart health a global priority.
This year, we tell the world #DontMissABeat: every heartbeat counts, and our mission remains as urgent as ever. Join us: https://t.co/vFUQepMiv3 pic.twitter.com/YyBtL93n8e
Entender estos vínculos permite planificar la prevención clínica, diseñar políticas públicas y adaptar conductas cotidianas, especialmente en poblaciones vulnerables (personas mayores, con cardiopatía, diabetes o bajos recursos).
Contaminación del aire (PM2.5/ O₃/ NO₂): importante factor de riesgo cardiovascular
La contaminación del aire es un importante factor de riesgo en las ECV. La exposición a partículas finas (material particulado, PM) en suspensión, y de otros contaminantes aumenta significativamente el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, un ACV, insuficiencia cardíaca y arritmias. Los contaminantes pueden dañar los vasos sanguíneos, elevar la presión arterial y contribuir a la formación de coágulos.
La exposición crónica a PM2.5 incrementa el riesgo de infarto de miocardio y mortalidad cardiovascular en estudios de cohortes y metaanálisis. Cada aumento de 10 µg/m³ se asocia con más eventos y muertes. La carga global atribuible es sustancial, según los investigadores.

El humo de incendios también aporta PM2.5 más tóxico por su composición. Se han documentado aumentos de eventos cardiovasculares y de mortalidad durante episodios intensos de humo.
El riesgo se potencia cuando coinciden varios factores negativos: calor extremo y humo, los “eventos compuestos” elevan hospitalizaciones por causas cardiovasculares, apoyando respuestas coordinadas de salud pública. La evidencia reciente sugiere heterogeneidad espacial y poblacional; aun así, la recomendación operativa es clara: monitorear calidad de aire y temperatura para ajustar actividad, hidratación y medicación en pacientes con ECV.

Episodios de alta concentración de contaminantes en el aire precipitan las descompensaciones, aumentan las internaciones y muertes con causas cardiovasculares. Esto apoya a los umbrales de alerta y a las recomendaciones a la hora de evitar esfuerzos al aire libre, cuando crece el número de PM2.5/O₃/ NO₂ en el aire.
El ozono (O₃) troposférico, un poderoso oxidante, se vincula a mayor mortalidad por enfermedad cardiovascular y coronaria, incluso tras ajustes por contaminantes. El riesgo crece con incrementos modestos de ozono a largo plazo.
Organizaciones como la WHF utilizan esta fecha del 29 de septiembre para destacar que el cambio climático y la contaminación del aire son amenazas para la salud cardiovascular, pidiendo a los gobiernos que implementen directrices de calidad del aire y reduzcan las emisiones de gases contaminantes.
Relación entre las ECV y la temperatura ambiental
Los cambios meteorológicos extremos, (derivados, o no, del cambio climático), ejercen una fuerte presión sobre el sistema cardiovascular:
- Calor extremo: las olas de calor obligan al corazón a trabajar más para enfriar el cuerpo (aumentando la frecuencia cardíaca y la circulación sanguínea), lo que puede provocar deshidratación e incrementar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, especialmente en personas con condiciones cardíacas preexistentes.
- Frío extremo: las bajas temperaturas causan vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos), para conservar el calor corporal. Esto eleva la presión arterial y aumenta la demanda de oxígeno del músculo cardíaco, incrementando el riesgo de infarto e insuficiencia cardíaca.
- No solo importan los extremos: cambios bruscos de temperatura en horas o días pueden gatillar un infarto. La “variabilidad térmica” a corto plazo se relaciona con picos de infarto el mismo día o a 48–72 horas, según investigaciones.
El Día Mundial del Corazón refuerza la necesidad de que los grupos vulnerables tomen precauciones específicas básicas como: mantenerse hidratados en verano o abrigarse bien en invierno; y es fundamental que los sistemas de salud emitan alertas tempranas ante estos eventos extremos.
Implicancias clínicas, urbanas y de conducta
A nivel clínico, incorporar la meteorología y el análisis de la contaminación del aire al estratificado de riesgo permite anticipar descompensaciones, ajustar diuréticos en olas de calor, reforzar control de presión y evitar ejercicio extenuante en días con alto PM2.5/O₃.
En políticas públicas, reducir las emisiones de PM2.5 y NO₂ salva vidas cardiovasculares, las regiones que endurecieron estándares ambientales observaron descensos de mortalidad por cardiopatía y ACV.

Las ciudades más verdes y frescas, transporte limpio y vivienda eficiente reducen la exposición al calor y los contaminantes. La salud planetaria es sinónimo de salud cardiovascular.
Es una muy buena medida preventiva seguir los pronósticos de días de calor y calidad de aire, priorizar siempre espacios frescos y sombreados, hidratarse, evitar picos de esfuerzo en horas críticas, usar filtros HEPA en interiores y barbijos bien ajustados en situaciones con humo (o incluso polvo levantado por el viento). Se recomienda siempre mantener el seguimiento con un profesional de la salud, sobre todo con un cardiólogo, respetar la medicación y mantener los controles al día.
Referencias de la noticia
Ruijun Xu, et al. "Extreme Temperature Events, Fine Particulate Matter, and Myocardial Infarction Mortality". Aha Journals. (2023).
Jingwen Liu, et al. "Heat exposure and cardiovascular health outcomes: a systematic review and meta-analysis". The Lancet, Planetary Health. (2022).
Marina Romanello, et al. "The 2021 report of the Lancet Countdown on health and climate change: code red for a healthy future". The Lancet. (2021).
Li Zou, et al. "Long-Term Exposure to Ambient Air Pollution and Myocardial Infarction: A Systematic Review and Meta-Analysis". PMC, Pub Med Central. (2021).
Sebastian T. Rowland, et al. "Can ultra short-term changes in ambient temperature trigger myocardial infarction?" Science Direct. (2020).