El enigma lunar: ¿por qué la Luna a veces se ve enorme y otras veces diminuta?

La Luna, nuestro fiel satélite, siempre cautivó a la humanidad con su belleza y misterio. En ocasiones, podemos observarla en el firmamento luciendo más grande y brillante de lo habitual, mientras que otras veces parece reducirse en tamaño. ¿Por qué sucede?

luna llena
La verdadera explicación de los cambios en el tamaño de la Luna todavía es un misterio.

Hace unos días, mientras observaba por la ventana, presencié un fascinante fenómeno lunar. La Luna apareció en el horizonte, redonda y radiante en un tono naranja, asomándose entre los edificios y aparentando tener un tamaño gigantesco. Sin embargo, a medida que pasaban los minutos y el satélite se elevaba en el cielo, su tamaño comenzó a disminuir gradualmente hasta que volvió a su tamaño habitual.

Este fenómeno de magnificación o reducción de la Luna no está relacionado con un cambio real en el tamaño del cuerpo celeste, sino que se debe a un efecto óptico conocido como "la ilusión lunar". No vamos a discutir en este artículo la falta de originalidad de su nombre.

Comparar ilusiona

Nuestro cerebro es el primer culpable en contribuir a la percepción engañosa de la variación de tamaño de nuestro satélite. La ilusión proviene del hecho de que la Luna está tan lejos que no importa dónde estés en la Tierra, siempre tendrá el mismo tamaño, pero inconscientemente nuestro cerebro la compara con objetos terrestres conocidos, como edificios, árboles o montañas que están a lo lejos. Y en nuestra mente, esos objetos son grandes, así que si la Luna se ve de mayor tamaño a lo lejos, a nuestra percepción le parecerá enorme.

A pesar de que la Luna siempre mantiene el mismo tamaño independientemente de nuestra ubicación en la Tierra, nuestro cerebro la compara de manera inconsciente con objetos terrestres familiares, como edificios, árboles o montañas que se encuentran a lo lejos. Dado que estos objetos nos parecen grandes, cuando la Luna se ve rodeada por ellos en el horizonte, nuestra percepción la interpreta como enormemente ampliada.

Este efecto que altera la percepción de las dimensiones, también conocido como Ilusión de Ebbinghaus, es muy popular entre los estudiantes de fotografía o diseño. Para explicarla se usa una ilustración típica que muestra dos círculos iguales: el primero rodeado de grandes círculos y el segundo rodeado de pequeños círculos. La primera nos parece más pequeña, a pesar de que los círculos son de igual tamaño. En cuanto a la Luna, puede parecer más grande cuando los objetos la rodean que cuando solo vemos las enormes extensiones del cielo a su alrededor.

Es importante destacar que esta teoría es una de las más aceptadas para explicar el fenómeno del tamaño aparente de la Luna, aunque existen otras explicaciones. Sin embargo, continúa siendo un misterio por qué pilotos y astronautas también experimentan este efecto incluso cuando no tienen objetos de referencia. El enigma de la ilusión lunar aún permanece sin resolver, desafiándonos a seguir explorando y desentrañando sus causas. ¡El misterio sigue abierto!

Desafiando al cerebro

Hay muchas maneras de probar que la Luna gigante es solo una ilusión, y algunas de estos experimentos son muy divertidos. La próxima vez que veas que la Luna se ve enorme y más cerquita de lo normal, hacé lo siguiente: estirá el brazo bien derecho y cerrá un ojo. Después, fijate qué punta de alguno de tus dedos tapa la Luna mejor, justo en los bordes. En mi caso, suele ser el dedo gordo. Esperá un ratito hasta que la Luna suba más alto en el cielo y volvé a hacer el experimento. Aunque te parezca que la Luna se achicó, ¡el mismo dedo la va a tapar de la misma manera!

Si todavía no te convenciste de la ilusión, podés probar sacando dos fotos: una cuando la Luna termina de salir por el horizonte y otra cuando está más arriba. Asegurate de no cambiar absolutamente nada de la configuración de la cámara. Luego, compara ambas imágenes y verás que el área que ocupa la Luna es siempre igual.

Y por último, el experimento más divertido, y mi favorito para probar la ilusión lunar. Colocate de espalda a la Luna, agachate un poquito y mirala por el espacio entre tus piernas. Tu cerebro no está acostumbrado a ver las cosas en esa posición, así que el entorno no le va a resultar conocido y no se va a dejar engañar por la ilusión.

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