Investigadores de CONICET descubren que la lepra ya estaba en Argentina desde antes de que llegaran los europeos

Durante siglos se sostuvo la misma hipótesis: que la lepra, esa enfermedad de la que se hablaba con temor y distancia, había llegado a América de la mano de los conquistadores. Pero dos nuevas investigaciones científicas acaban de dejar sin valor a esas teorías.

lepra, conicet
Hasta hora se creía que la lepra fue inportada por los europeos

Con la participación clave de investigadores del CONICET, se confirmó por primera vez la presencia de lepra en restos humanos que datan de hace 4.000 años en Chile y 1.000 años en Argentina y Canadá. Sí, antes de que ningún europeo pusiera un pie en el continente.

Los resultados, publicados en las prestigiosas revistas Science y Nature Ecology & Evolution, marcan un antes y un después en la historia de la enfermedad en América. Y también obliga a repensar cómo se mueven, evolucionan y se adaptan los patógenos en el tiempo.

Dos estudios, una misma sorpresa

La enfermedad de Hansen -el nombre menos estigmatizante de la lepra- es causada por dos bacterias: Mycobacterium leprae (la más conocida) y Mycobacterium lepromatosis, identificada recién en 2008. Hasta ahora, las huellas de M. lepromatosis en la historia antigua eran prácticamente invisibles.

La lepra puede estar causada por dos bacterias distintas: Mycobacterium leprae, la más común, y Mycobacterium lepromatosis, identificada recién en 2008 y mucho menos estudiada. Hasta ahora, casi todo lo que se sabía sobre esta enfermedad en tiempos antiguos venía del análisis genético de restos hallados en Europa y Asia. Pero nuevas investigaciones acaban de cambiar ese mapa: por primera vez se detectó M. lepromatosis en restos humanos prehispánicos de América.

Pero un equipo internacional liderado por científicos del IDACOR (CONICET-UNC), junto a colegas de Alemania, Chile, Francia y EE. UU., logró lo que parecía improbable: detectar ADN antiguo de M. lepromatosis en restos óseos precolombinos.

En el norte de Chile, aparecieron dos casos en sitios arqueológicos de 4 mil años de antigüedad. En Canadá y Argentina, se detectaron otros tres casos de hace un milenio. Son pocos, sí, pero decisivos.

“La idea de que la lepra fue traída por los europeos era una verdad aceptada sin mucha discusión”, explica Darío Ramírez, becario del CONICET y primer autor del estudio en Nature Ecology & Evolution. “Pero ahora tenemos pruebas genéticas que demuestran lo contrario”.

Lo más interesante es que las cepas encontradas en el norte y el sur del continente son genéticamente muy cercanas, lo que sugiere que esta bacteria logró expandirse de manera rápida y posiblemente ya era endémica mucho antes de que llegaran los barcos desde Europa.

“Hasta ahora, M. lepromatosis solo se había detectado en pacientes actuales de México y el Caribe”, señala Rodrigo Nores, investigador del CONICET. “Nuestro hallazgo indica que estos dos patógenos causantes de la misma enfermedad evolucionaron de forma separada en lados opuestos del mundo durante miles de años”.

ADN antiguo y ciencia colaborativa

Los hallazgos fueron posibles gracias a las técnicas de análisis de ADN antiguo, que permiten recuperar información genética de restos arqueológicos. En el caso de Chile, se analizaron huesos y dientes con signos de infección; en Canadá y Argentina, casi 400 muestras de ancestros indígenas.

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Los síntomas de la lepra pueden tardar 20 años en aparecer.

Además, ambos proyectos se realizaron con el consentimiento y la participación activa de comunidades originarias, que aportaron no solo acceso a las muestras, sino también una perspectiva clave para interpretar los resultados.

“Respetar los tiempos y las voces de los pueblos originarios puede demorar la publicación, pero enriquece enormemente el conocimiento que se genera”, afirma Pierre Luisi, otro de los autores e investigador del CONICET.

Una historia que sigue escribiéndose

Hoy, la lepra sigue presente en más de 100 países. Aunque tiene tratamiento, la enfermedad no ha desaparecido. En 2022 se reportaron más de 170.000 nuevos casos en el mundo. La forma de contagio -por contacto estrecho y prolongado- y su largo período de incubación hacen que el diagnóstico siga siendo difícil.

Además, algunas especies de animales como armadillos en América y roedores salvajes en Europa podrían funcionar como reservorios zoonóticos, algo que aún se está estudiando.

Pero estos nuevos descubrimientos paleogenómicos ofrecen algo más que datos médicos. Transforman nuestra mirada sobre el pasado, abren nuevas preguntas sobre cómo viajaban las enfermedades mucho antes de los aviones… y derriban con evidencia una creencia que parecía inamovible.

Referencias de la noticia:

Ramirez, D. A., Sitter, L. T., Översti, S., Herrera-Soto, M. J., Pastor, N., Fontana Silva, O. E., Kirkpatrick, C. L., Castelleti Dellepiane, J., Nores, R. & Bos, K. 4000-year-old Mycobacterium lepromatosis genomes from Chile reveal long-establishment of Hansen’s Disease in the Americas. Nature Ecology & Evolution (2025)

Lopopolo, M., Avanzi, C., Duchene, S., Luisi, P., de Flamingh, A., Ponce-Soto, G., Tressieres, G., Neumeyer, S., Lemoine, F., Nelson, E., Iraeta-Orbegozo, M., Cybulski, J., Mitchell, J., Marks, V., Adams, L., Lindo, J., DeGiorgio, M., Ortiz, N., Wiens, C.,… Rascovan, N. (2025). Pre-European contact leprosy in the Americas and its enduring persistence. Science.