La desalinización de agua de mar como alternativa para el abastecimiento global

La desalinización del agua de mar se destaca como una solución a la escasez mundial de agua, combinando innovación tecnológica y sostenibilidad, pero aún enfrenta altos costos e impactos ambientales.

Desalinización
La desalinización es el proceso de eliminación de sales y minerales disueltos en el agua, transformando el agua salobre o salada en agua potable para consumo humano, agrícola o industrial.

La escasez de agua potable es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Se estima que más de dos mil millones de personas viven en regiones con grave escasez de agua, una cifra que se prevé que aumente debido al crecimiento demográfico, la urbanización y el cambio climático.

En este contexto, la desalinización de agua de mar ha cobrado relevancia como solución tecnológica capaz de satisfacer parte de las necesidades hídricas en regiones áridas y semiáridas. A países tradicionalmente dependientes de la desalinización, como los del Golfo Pérsico, se han sumado otras naciones, como Marruecos, India y Chile, que se enfrentan a sequías prolongadas y a la disminución de sus reservas de agua subterránea.

Tecnologías de desalinización

Existen varios métodos de desalinización, pero los dos más utilizados son la destilación térmica y la ósmosis inversa.

La destilación térmica consiste en calentar agua salada hasta su evaporación y luego condensar el vapor para producir agua dulce. Es eficiente, pero consume mucha energía.

La ósmosis inversa utiliza membranas semipermeables que separan el agua de la sal bajo presión. Actualmente, es la técnica más extendida, representando aproximadamente el 70 % de las instalaciones a nivel mundial, debido a su menor consumo energético en comparación con la destilación.

En los últimos años, los avances en materiales de membrana, como el grafeno y los polímeros nanoestructurados, han permitido aumentar la eficiencia y reducir los costos. Además, los proyectos de desalinización alimentados por fuentes renovables, como la energía solar y eólica, se perfilan como alternativas más sostenibles.

Costos y accesibilidad

A pesar de los avances, la desalinización sigue siendo un proceso costoso. El costo promedio del agua desalinizada oscila entre $0.50 y $1.50 por metro cúbico. Además de la construcción de plantas industriales, la operación requiere infraestructura de bombeo y transporte, lo que incrementa aún más los costos en zonas remotas.

Por lo tanto, la adopción de esta tecnología en los países más pobres a menudo depende de subsidios gubernamentales, asociaciones internacionales o inversión privada.

Impactos ambientales

La desalinización no está exenta de efectos ambientales. El principal subproducto del proceso es la salmuera concentrada (salmuera), que contiene no solo sal, sino también sustancias químicas utilizadas en el pretratamiento del agua.

Al desecharse directamente en el océano, puede provocar desequilibrios ecológicos, como la reducción del oxígeno disuelto y un impacto negativo sobre los organismos marinos.

Agua
Aunque es más cara y consume más energía que otras fuentes de agua, la desalinización es crucial para las zonas con escasez de agua dulce y puede complementarse con el uso de energías renovables para reducir los costes y el impacto medioambiental.

Las estrategias de mitigación incluyen diluir la salmuera con efluentes tratados o utilizarla en industrias químicas, reduciendo así las descargas al medio ambiente.

Otro punto crítico es el consumo energético. En países que dependen de combustibles fósiles para generar electricidad, la expansión de la desalinización podría incrementar significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por este motivo, la integración con energías renovables se considera fundamental para que la tecnología sea ambientalmente viable a largo plazo.

Perspectivas futuras

El futuro de la desalinización dependerá de la capacidad de hacerla más accesible, sostenible e integrada con otras estrategias de gestión del agua. Las tendencias de investigación incluyen:

  • Desalinización con energías renovables, especialmente solar fotovoltaica y eólica, aprovechando los abundantes recursos de las regiones áridas;
          • La reutilización de aguas residuales, complementando la desalinización para reducir la presión sobre las fuentes naturales;

          • La economía circular de la salmuera, que explora la extracción de minerales valiosos como el magnesio y el litio antes de su eliminación;

          • La miniaturización de sistemas, es decir, el desarrollo de plantas de pequeña escala para comunidades aisladas, reduciendo la dependencia de grandes infraestructuras.

          Por lo tanto, la desalinización de agua de mar representa una solución tecnológica prometedora para abordar la crisis hídrica mundial, especialmente en las regiones costeras áridas. Sin embargo, los desafíos relacionados con el costo, el consumo de energía y el impacto ambiental aún limitan su adopción generalizada.

          El avance científico y tecnológico, combinado con políticas públicas eficaces e inversión en energía renovable, serán cruciales para que la desalinización se convierta en un pilar del suministro sostenible en el futuro.