Las viudas negras atraen a sus "víctimas" con olor a patas

Estamos hablando de arácnidos, y en el mundo de las arañas viuda negra, el amor huele a pies con medias viejas, según un estudio que revela cómo las hembras usan feromonas persistentes en su tela para seducir machos.

Viuda Negra
Una de las arañas más famosas por su peligrosidad es la viuda negra. Caracterizada por el "reloj de arena" rojo en su abdomen, se las llama así porque, en muchos casos, la hembra se come al macho después de que se aparean, un comportamiento llamado "canibalismo sexual".

En la mitología griega, Afrodita —diosa griega del amor, la belleza, el deseo y todos los aspectos de la sexualidad— tejía redes invisibles de deseo para enredar corazones mortales.

Si miramos al reino animal, las verdaderas maestras del engaño aromático son las arañas viudas negras, que han fascinado a la humanidad desde que los primeros exploradores las describieron en América del Norte como guardianas letales de rincones oscuros.

¿Y si les dijera que su arma secreta no es solo su veneno, sino un perfume que para nosotros huele a pies después de un día largo con botas?

Un estudio recientemente publicado, de la Universidad de Greifswald en Alemania, destapa este secreto: las hembras liberan feromonas que se descomponen en su tela, creando un olor irresistible para los machos, pero que a los humanos nos recuerda a medias usadas fermentadas. Es como si la viuda negra enviara una invitación olfativa que dice "vení, pero no te quejés del aroma".

Este hallazgo no solo ilumina el mundo oculto de la comunicación química en los arácnidos, sino que nos recuerda que el amor, incluso en el reino de las ocho patas, es un juego de señales sutiles y riesgos calculados.

El irresistible perfume de las Viudas Negras

¿Qué es lo que hace que los machos recorran distancias impresionantes —hasta 60 metros— guiados por este rastro invisible? Y no es sólo eso: las hembras ajustan su "perfume" según la temporada, como una experta en marketing que sabe cuándo lanzar su campaña.

A través de experimentos en laboratorios y de campo, científicos como el Dr. Andreas Fischer han revelado cómo esta estrategia multi-etapa aumenta las chances de apareamiento exitoso, desafiando nuestra idea de que las viudas son solo depredadoras solitarias.

Las feromonas son como cartas de amor químicas que un animal envía al aire o a superficies, y en las viudas negras occidentales (Latrodectus hesperus), estas mensajeras se adhieren a la seda de su tela de araña, convirtiéndola en una trampa romántica duradera.

A diferencia de muchas polillas o mariposas que liberan sus señales solo en momentos puntuales, las hembras de viuda negra mantienen un "anuncio clasificado" constante: la feromona principal, un compuesto llamado N-3-metilbutanoil-O-metilpropanoil-L-serina metil éster (o simplemente "componente 1"), se descompone lentamente, liberando subproductos volátiles como el ácido isobutírico.

Para los machos, esto es como seguir un hilo olfativo que los guía directo a la hembra, activando comportamientos de cortejo al primer contacto. Como si fuese un GPS natural: el macho "huele" el rastro desde lejos y, al tocar la tela, entra en modo galán, vibrando sus patas para anunciar su llegada.

Lo que hace este sistema tan ingenioso es su doble función, similar a un imán que atrae y luego engancha. Los científicos identificaron otro compuesto clave, el "componente 7" (N-3-metilbutanoil-O-metilpropanoil-L-serina), que potencia el efecto.

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En experimentos de comportamiento, machos expuestos a estas sustancias en aparatos especiales respondieron con entusiasmo, probando que no es casualidad: es evolución pura. Y aquí viene el toque gracioso con doble sentido: para nosotros, ese ácido isobutírico evoca el aroma de pies quesosos después de un maratón, un olor que haría huir a cualquier cita humana.

Pero para el macho viuda, es afrodisíaco puro, un recordatorio de que la belleza —o el olor— está en el olfato del observador. Este contraste resalta cómo la naturaleza recicla moléculas comunes en estrategias únicas, convirtiendo lo repulsivo en irresistible.

La que sabe, sabe

Las viudas negras no son impulsivas en su coqueteo; ajustan la intensidad de sus feromonas según el calendario natural, como un DJ que sabe cuándo poner un tema para que todos llenen la pista. El estudio de Greifswald monitoreó telas durante un año entero y encontró que las hembras producen más del componente 1 y 7 en los meses de verano, cuando los días son largos y los machos maduros abundan en busca de pareja.

Esto se debe a que la longitud del día actúa como un reloj interno, señalando a las hembras que es tiempo de "encender las luces" químicas. En primavera y otoño, el aroma se atenúa, conservando energía para cuando la competencia es menor. Es una analogía perfecta con las campañas publicitarias: ¿por qué gastar en vallas cuando el público objetivo está de vacaciones, verdad?

Las hembras, que pueden vivir varios años y aparearse múltiples veces, sobreviven al ritual —a diferencia de muchos machos, que mueren tras la temporada—, lo que les permite refinar su táctica año tras año. Este control fino, influido por factores ambientales como la luz solar, muestra una sofisticación que va más allá de la mera supervivencia: es una optimización para el éxito reproductivo, donde el olor se convierte en calendario vivo.

cuidarse de la viuda negra
Se estima que el veneno de la Viuda Negra es 15 veces más potente que el de la serpiente de cascabel.

Este estudio subraya la astucia evolutiva de las arañas. Nos enseña que en la naturaleza, las señales sensoriales como el olfato gobiernan dramas de apareamiento tan complejos como los nuestros, pero adaptados a ocho patas y telarañas. Para la ciencia, abre puertas a entender cómo otros insectos usan olores para navegar el amor y la supervivencia, recordándonos que incluso lo más pequeño guarda lecciones grandes sobre conexión y astucia.

Referencia de la noticia

Fischer, A., Fischer, A.J., Gries, R. et al. Identification and Seasonal Abundance of Web- and Air-Borne Sex Pheromone Components of Western Black Widow Spiders, Latrodectus hesperus. J Chem Ecol 51, 36 (2025)