Los amigos tienen similitudes en sus genes

El 20 de julio se celebra en Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y España el Día del Amigo. Tal vez te sorprenda descubrir que vos y tus amigos tienen algo más en común: el ADN.

Gen de la amistad
"Los resultados demuestran que la amistad al igual que el amor, son procesos mucho más complejo de lo que creemos”, afirma el investigador Fowler.

James H. Fowler, es un científico social estadounidense, profesor de genética médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego, revela que los genes pueden explicar por qué de forma instintiva nos agradan o desagradan ciertas personas que conocemos. Esa sensación que tenemos muchas veces de que alguien nos va a caer bien o mal, y no sabemos de dónde surge, es lo que está en proceso de estudio desde hace décadas. “Creemos que comprendiendo completamente los genotipos que subyacen a la amistad, nos ayudará a entender más sobre ese proceso”, afirma el científico a la BBC.

Al estudiar las relaciones de amistad, los científicos han descubierto que compartimos más genes con amigos que con desconocidos.

Fowler planea realizar más estudios, para identificar en profundidad cómo es posible que el ser humano logre identificar genotipos similares al suyo en otras personas. El investigador cree que el secreto se basa en el reconocimiento de las manifestaciones físicas de ciertos genes. “Son las características físicas que subyacen a los genes las que podemos detectar consciente o inconscientemente", afirma.

El secreto está en el ADN

Lo primero que se debe tener en cuenta es que los seres humanos presentan el 99% de similitud en el genoma (cada persona tiene aproximadamente 28 mil genes). Científicos de la Universidad de Yale y San Diego de los EE.UU., han demostrado con sus trabajos de investigación, que los amigos tienen similitudes en su ADN.

El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), analizó los registros del Estudio Framingham del Corazón y el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente. Ambos estudios, contienen tanto datos genéticos como información sobre los amigos de los participantes.

El ADN de la amistad
Los investigadores creen que el mecanismo de tener amigos con patrones genéticos similares podría ser beneficioso en términos evolutivos.

Hace algunos años los investigadores estudiaron en casi dos mil personas a más de un millón y medio de variantes genéticas, como resultado obtuvieron que quienes mantenían una relación de amistad comparten el 1% de sus marcadores genéticos. Este valor parece insignificante, pero a nivel genético (como ya comentamos), ese número es verdaderamente importante.

Ese porcentaje es el mismo que tienen los primos en cuarto grado, según el coautor de la investigación, Nicholas Christakis, profesor de sociología, biología, evolución y medicina en la Universidad de Yale.

Cuestión de olfato

Esas similitudes en el ADN se observaron en algunos genes que participaron en la evolución del ser humano, y otros que forman parte del sistema olfativo. Con respecto a la primera relación encontrada en el trabajo científico, tiene sentido entonces pensar que la amistad jugó un papel muy importante en la evolución de la especie humana. "Somos una de las pocas especies que forman relaciones 'no reproductivas' a largo plazo con otros miembros de la misma especie. Este papel -que juega en la amistad- es muy importante, determina el éxito de nuestra especie", afirmó Fowler.

Enfocándonos en el descubrimiento sobre el nexo con los genes del sistema olfativo, según la investigación los amigos “tenderían a olerla de una forma similar”. Los ganadores del premio Nobel en Medicina (2004), Linda B. Buck y Richard Axel, descubrieron que el sistema olfativo está compuesto por mil genes, y con esos receptores se pueden reconocer y recordar aproximadamente unos 10 mil olores diferentes.

Ciencia y amistad

Un grupo de la Universidad de Virginia, EE.UU., estudió los escáneres cerebrales de 22 personas bajo la amenaza de recibir un pequeño dolor, o de que lo recibiera un amigo y un extraño. Los científicos descubrieron que la actividad cerebral de una persona cuando está en peligro, es prácticamente idéntica a la que despliega cuando su amigo lo está.

James Coan, psicólogo y director del estudio, explica que los seres humanos nos asociamos para prosperar, esto se relaciona con una cuestión de supervivencia y similitud cuando pasas tiempo con alguien. “Nuestros objetivos y recursos son comunes. Si algo amenaza a un amigo, amenaza nuestros recursos y objetivos”, afirma.

Nuestro sentido del 'yo' incluye a las personas cercanas, el investigador afirma que "nuestros allegados se convierten en parte de nosotros, no en sentido poético o metafórico, sino real. Literalmente, nos sentimos amenazados cuando nuestros amigos están amenazados".

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