¿Por qué es tan difícil resistirse a la comida basura? Un nuevo estudio descubre el hambre impulsado por la memoria

No solo comemos por necesidad, también comemos por placer. Pero un reciente estudio ha encontrado otra forma de hambre: por memoria. Esta investigación puede ayudar a evitar la obesidad.

comida placer
Una nueva investigación ha hallado como ciertos alimentos generan recuerdos en nuestra memoria que nos hacen comerlos inclusive aunque no tengamos hambre.

La supervivencia de todos los seres vivos depende de la adquisición de alimentos suficientes para satisfacer las demandas metabólicas. En las plantas, el metabolismo primario abarca los procesos químicos que intervienen de forma directa en la supervivencia, crecimiento y reproducción de las plantas, entre ellos fotosíntesis, la respiración, y la síntesis de biomoléculas básicas como proteínas, lípidos y carbohidratos. El metabolismo animal es el conjunto de procesos químicos y físicos que ocurren en el cuerpo para transformar los alimentos y bebidas en energía, y que son necesarios para realizar funciones vitales como respirar, digerir, moverse y pensar. Es un proceso continuo que ocurre en cada célula del cuerpo.

Todos los animales requieren de alimentos, y especialmente en el caso de los humanos, realizamos campañas contra el hambre para ayudarnos con nuestra supervivencia. Inclusive, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, conocido como "Hambre Cero", busca erradicar el hambre y garantizar que todas las personas, especialmente las más vulnerables, tengan acceso a alimentos suficientes y nutritivos durante todo el año. Este ODS se enfoca en asegurar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible.

Diferentes tipos de hambre

Todos hemos padecido hambre alguna vez, y también podemos reconocer que el hambre que sentimos en ocasiones no es el mismo. Y tenemos razón, ya que la medicina suele distinguir dos tipos de hambre: el hambre metabólico, basado en la necesidad de energía del cuerpo; y el hambre hedónico - que al igual que la doctrina filosófica que considera el placer como el fin último y el fundamento de la vida – aparece cuando la comida “nos entra por los ojos”, es decir que huele o aparenta ser tentadora y por ello nos dará placer, aunque no tengamos hambre “metabólico”.

hambre de memoria
Nuestro cerebro almacena recuerdos de alimentos ricos en grasa y azúcar, que pueden moldear de manera inconsciente nuestro comportamiento alimentario

Un reciente estudio publicado en Nature Metabolism, sugiere que ciertas neuronas específicas del hipocampo (estructura cerebral clave ubicada en el lóbulo temporal, fundamental para la memoria y el aprendizaje) registran los detalles sensoriales y emocionales de los alimentos ricos en calorías. De acuerdo con la investigación en ratones, estas neuronas provocaban antojos que les hacían comer en exceso, incluso cuando los animales no tenían hambre. Cuando los investigadores silenciaron esas neuronas, los roedores redujeron su ingesta de azúcar y evitaron la obesidad inducida por la dieta.

En síntesis, el hallazgo de este estudio es un tercer tipo de hambre: el apetito impulsado por la memoria.

Si bien esta investigación se llevó a cabo en animales de laboratorio, está en línea con un creciente conjunto de evidencia de que los recuerdos de grasa y azúcar pueden moldear silenciosamente nuestro comportamiento alimentario, a menudo sin ser conscientes de ello. Y en un mundo donde hay alimentos ricos en calorías por todas partes, esos patrones neuronales pueden ayudar a explicar por qué algunos antojos parecen imposibles de resistir.

En humanos, en estudios de resonancia magnética se ha detectado que la actividad del Hipocampo aumenta en respuesta a imágenes de alimentos y sabores, demostrándose que promueve la excitación y la motivación para comer, siendo estos efectos más fuertes en personas con obesidad.

Nuestro cerebro se deja vencer por la comida chatarra

Desde los albores de la humanidad, cuando las calorías eran escasas, los humanos primitivos aprendieron a utilizar señales sensoriales como colores y olores, para diferenciar los alimentos ricos en energía de aquellos pobres en calorías o que saben mal. Después de comer, el cerebro va creando una base de datos mental de sabores y los efectos relacionados, es decir que mientras comemos vamos asimilando de manera subliminal el mundo externo (alimentos) con el interno (los efectos de esos alimentos en nuestro cuerpo), forjando nuestra memoria.

Rica hamburguesa
Investigaciones muestran que algunos alimentos, en particular los que tienen un alto contenido de grasa y azúcar, estimulan una mayor sensación de recompensa en el cerebro que otros.

Esa motivación, se basa en señales influyen en la liberación de dopamina en las vías de recompensa del cerebro. Luego, el cerebro actualiza el valor de un alimento basándose en esta información y utiliza esos datos cuando reencuentras el sabor. Este estudio halló que los recuerdos de la grasa y el azúcar se almacenan a través de vías separadas, lo que conduce a la dopamina. Las investigaciones muestran que algunos alimentos, en particular los que tienen un alto contenido de grasa y azúcar (como muchos alimentos ultraprocesados), estimulan una sensación de recompensa amplificada, lo que explica que estos alimentos sean difíciles de resistir.

Es que, durante la mayor parte de la evolución, la comida era escasa, por lo que necesitábamos esa motivación para sobrevivir.

Entonces, la próxima vez que veas una comida que te atrae, esa memoria o registro interno se activará y te provocará un anhelo. No es que tengas hambre, es que tenés memoria.

Referencia de la noticia:

Yang, M., Singh, A., de Araujo, A. et al. Separate orexigenic hippocampal ensembles shape dietary choice by enhancing contextual memory and motivation. Nat Metab 7, 276–296 (2025).